Washington, DC—Hubiera sido más apropiado que Hugo Chávez agitara un ejemplar de la “Divina Comedia” de Dante durante su azufrosa presentación en la ONU la semana pasada antes que «Hegemony or Survival”, el libro de Chomsky. En la primera parte de la obra maestra italiana, el autor recorre los nueve círculos concéntricos del infierno, cada uno de los cuales representa un mal diferente. La descripción del Dante se lee como un guión de la Venezuela actual.
El primer circulo de Dante es para quienes carecen de fe. En el infierno de Chávez, el primer círculo está integrado por quienes carecen de alimentos. Cendas, un centro de investigación, sostiene que el 80 por ciento de los venezolanos no pueden cubrir el costo diario de una dieta básica. Según una estadística oficial que el gobierno hizo pública por descuido en el “sitio” del Instituto Nacional de Estadística en Internet, entre 1999, año en que Chávez asumió el cargo, y 2004, el índice de pobreza aumentó del 43 al 53 por ciento de la población. Las autoridades atribuyeron las cifras a una metodología obsoleta y sostienen que el índice de pobreza es actualmente 42 por ciento. Si fuera cierto, sería ya suficientemente bochornoso porque significaría que la pobreza ha permanecido en el mismo nivel durante ocho años.
El segundo círculo de Dante hospeda a quienes son incapaces de controlar la lujuria. El segundo círculo de Chávez es para quienes no pueden controlar los instintos homicidas. Su gobierno ha degradado tanto la coexistencia social que ha habido más homicidios durante sus siete años y medio de mandato en Venezuela que muertes acaecidas en todos los conflictos armados ocurridos en el mundo en años recientes. Entre 2001 y 2006, el número de homicidios en Venezuela ha sido tres veces superior al número de víctimas en Afganistán.
El tercer círculo de Dante es para los glotones que nos dejan sin comida. El tercero de Chávez está reservado para los funcionarios corruptos que dejan a los venezolanos sin riqueza. Las principales fuentes de corrupción han sido el Plan Bolívar 2000, la empresa petrolera estatal y los programas sociales conocidos como «misiones». Bajo el Plan Bolívar 2000, el ejército tomó el control de los programas de desarrollo manejados por los gobiernos locales. En el caso de PDVSA, el gigante energético, nadie excepto Chávez y sus compinches tiene acceso al detalle de las cuentas financieras. El presupuesto de los programas sociales, controlado personalmente por Chávez, no figura en ningún ministerio.
El cuarto círculo de Dante es para los avaros. En el infierno de Chávez, el cuarto círculo está compuesto de burócratas que afirman prestar servicios sociales pero desvían los fondos contratando manifestantes para que vitoreen al gobierno en sus manifestaciones callejeras o para que “rompan” los mítines de la oposición. Marino González, académico de la Universidad Simón Bolívar, sostiene que cada año el programa «Barrio Adentro» concebido para asistir a todas las mujeres embarazadas del país atiende apenas a 2 mil madres en espera de un total de medio millón. Ningún país se ha vuelto próspero practicando el socialismo, pero en el caso de un gobierno que afirma ser capaz de atender a los necesitados no poder cumplir siquiera el 1 por ciento del compromiso social constituye un pecado particularmente diabólico.
El quinto círculo de Dante es para quienes sucumben a la ira. El quinto de Chávez es para la persecución política. Las credenciales de Venezuela en materia de derechos humanos resultan atroces. Han quedado impunes dos incidentes violentos en los que estuvieron involucrados matones chavistas y que provocaron varias víctimas mortales, incluida la matanza, en abril de 2002, de doce personas que protestaban cerca del palacio gubernamental. Hay prisioneros políticos como Francisco Usón, ex ministro de finanzas del gobierno de Chávez, quien recibió una condena de seis años por opinar que un hecho que costó la vida a un grupo de soldados hace dos años en el fuerte Mara no fue un accidente. Henrique Capriles, alcalde de Baruta, fue encarcelado en 2004, acusado de organizar una protesta violenta contra la embajada cubana que en realidad había ayudado a dispersar.
El sexto círculo de Dante es para los herejes. El sexto círculo de Chávez es para los periodistas herejes que tratan de decir la verdad. En diciembre de 2004 fue impuesta una “ley mordaza” para facilitar la persecución judicial contra periodistas. El presidente continuamente amenaza con retirar las licencias de TV y radio, motivo por el cual no existen programas de opinión en las cadenas televisivas de señal abierta. Pandillas que el gobierno controla y denomina “Círculos Bolivarianos”, formadas con la ayuda del aparato de inteligencia cubano, hostigan a los periodistas.
El séptimo círculo de Dante es para los violentos. El séptimo círculo de Chávez es otro modo de decir imperialismo. Su gobierno ha comprado (o está comprando) 100.000 fusiles AK-47, 53 helicópteros de asalto Mi-35, aviones de combate, aeronaves de transporte, embarcaciones para patrullaje, lanchas rápidas y aviones Tucano de manos de Rusia, España y Brasil. Chávez es un viejo partidario de las FARC, la organización terrorista colombiana. Concedió la ciudadanía venezolana y otorgó protección a Rodrigo Granda, su «canciller», hasta que en 2005 el gobierno de Alvaro Uribe contrató a cazadores de recompensas para que lo llevaran a Colombia. El dirigente venezolano ha brindado apoyo financiero y político a toda clase de movimientos, desde México hasta Bolivia (su apoyo a Ollanta Humala en el Perú y a Andrés Manuel López Obrador en México fue un factor determinante en las recientes derrotas de ambos).
Chávez compra influencia con petróleo. Es una forma de chantaje: en la OPEP, Chávez aboga por provocar la subida de los precios, complicándoles la vida a los países pobres que importan petróleo, y luego ofrece a esas mismas naciones subsidios petroleros que no tienen más remedio que aceptar. Eso es lo que ha sucedido con los 14 países del Caribe que conforman el Caricom. También envía a Cuba cien mil barriles de petróleo diarios; y manda 200 mil barriles mensuales a Bolivia a cambio de soja, aves de corral y sumisión política. Y ha adquirido bonos argentinos por valor de $3 mil millones para asegurar la lealtad del Presidente Kirchner. Chávez niega a sus propios compatriotas la riqueza petrolera, que se ubica entre los $40 y $50 mil millones al año. Su presupuesto de «ayuda exterior» anual totaliza más de $2 mil millones. Patrocina a 30 países, incluidos algunos del África, a fin de comprar su voto para obtener un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU.
El octavo círculo de Dante es para quienes cometen fraude. El octavo de Chávez está conformado por su fraudulento anti-americanismo. Chávez exporta 1,5 millones de barriles de petróleo diarios a los Estados Unidos. Como el petróleo representa la mitad de los ingresos del gobierno y los EE.UU. son el principal destino del petróleo venezolano, el dirigente venezolano rinde un cotidiano homenaje al capitalismo estadounidense. Por si fuera poco, en 2005 Venezuela importó bienes y servicios de los Estados Unidos por valor de $18 mil millones. Podrá haber suscripto 20 acuerdos comerciales con el iraní Ahmadinejad, pero lo que en verdad adora es el capitalismo norteamericano. (Otro tipo de fraude tiene que ver con el sistema electoral. Chávez ha manipulado los padrones electorales, añadiendo dos millones de votantes fantasmas, incluidos 30 mil que tienen 100 años de edad y ciudadanos con el nombre de «Superman». Cuatro de cada cinco miembros en el Consejo Nacional Electoral son lacayos de Chávez).
El círculo final de Dante es para los traidores. El noveno de Chávez es también para los traidores—y el lugar se está congestionando. Los oficiales del ejército traicionan a Chávez a diario. El dirigente sindical Carlos Ortega escapó recientemente con tres oficiales de una prisión de alta seguridad controlada por el ejército. Evadieron los controles de seguridad gracias a la ayuda de militares.
Al final del Infierno de Dante está el centro de la tierra, donde Satanás yace cautivo en el lago congelado de Cocytus. En el infierno de Venezuela, Satanás yace congelado en el Lago Maracaibo, rico en petróleo; es una metáfora de la astronómica riqueza desperdiciada por el populismo tiránico.
El recorrido del infierno ha concluido.
Traducido por Gabriel Gasave
Chávez, en el infierno
Washington, DC—Hubiera sido más apropiado que Hugo Chávez agitara un ejemplar de la “Divina Comedia” de Dante durante su azufrosa presentación en la ONU la semana pasada antes que «Hegemony or Survival”, el libro de Chomsky. En la primera parte de la obra maestra italiana, el autor recorre los nueve círculos concéntricos del infierno, cada uno de los cuales representa un mal diferente. La descripción del Dante se lee como un guión de la Venezuela actual.
El primer circulo de Dante es para quienes carecen de fe. En el infierno de Chávez, el primer círculo está integrado por quienes carecen de alimentos. Cendas, un centro de investigación, sostiene que el 80 por ciento de los venezolanos no pueden cubrir el costo diario de una dieta básica. Según una estadística oficial que el gobierno hizo pública por descuido en el “sitio” del Instituto Nacional de Estadística en Internet, entre 1999, año en que Chávez asumió el cargo, y 2004, el índice de pobreza aumentó del 43 al 53 por ciento de la población. Las autoridades atribuyeron las cifras a una metodología obsoleta y sostienen que el índice de pobreza es actualmente 42 por ciento. Si fuera cierto, sería ya suficientemente bochornoso porque significaría que la pobreza ha permanecido en el mismo nivel durante ocho años.
El segundo círculo de Dante hospeda a quienes son incapaces de controlar la lujuria. El segundo círculo de Chávez es para quienes no pueden controlar los instintos homicidas. Su gobierno ha degradado tanto la coexistencia social que ha habido más homicidios durante sus siete años y medio de mandato en Venezuela que muertes acaecidas en todos los conflictos armados ocurridos en el mundo en años recientes. Entre 2001 y 2006, el número de homicidios en Venezuela ha sido tres veces superior al número de víctimas en Afganistán.
El tercer círculo de Dante es para los glotones que nos dejan sin comida. El tercero de Chávez está reservado para los funcionarios corruptos que dejan a los venezolanos sin riqueza. Las principales fuentes de corrupción han sido el Plan Bolívar 2000, la empresa petrolera estatal y los programas sociales conocidos como «misiones». Bajo el Plan Bolívar 2000, el ejército tomó el control de los programas de desarrollo manejados por los gobiernos locales. En el caso de PDVSA, el gigante energético, nadie excepto Chávez y sus compinches tiene acceso al detalle de las cuentas financieras. El presupuesto de los programas sociales, controlado personalmente por Chávez, no figura en ningún ministerio.
El cuarto círculo de Dante es para los avaros. En el infierno de Chávez, el cuarto círculo está compuesto de burócratas que afirman prestar servicios sociales pero desvían los fondos contratando manifestantes para que vitoreen al gobierno en sus manifestaciones callejeras o para que “rompan” los mítines de la oposición. Marino González, académico de la Universidad Simón Bolívar, sostiene que cada año el programa «Barrio Adentro» concebido para asistir a todas las mujeres embarazadas del país atiende apenas a 2 mil madres en espera de un total de medio millón. Ningún país se ha vuelto próspero practicando el socialismo, pero en el caso de un gobierno que afirma ser capaz de atender a los necesitados no poder cumplir siquiera el 1 por ciento del compromiso social constituye un pecado particularmente diabólico.
El quinto círculo de Dante es para quienes sucumben a la ira. El quinto de Chávez es para la persecución política. Las credenciales de Venezuela en materia de derechos humanos resultan atroces. Han quedado impunes dos incidentes violentos en los que estuvieron involucrados matones chavistas y que provocaron varias víctimas mortales, incluida la matanza, en abril de 2002, de doce personas que protestaban cerca del palacio gubernamental. Hay prisioneros políticos como Francisco Usón, ex ministro de finanzas del gobierno de Chávez, quien recibió una condena de seis años por opinar que un hecho que costó la vida a un grupo de soldados hace dos años en el fuerte Mara no fue un accidente. Henrique Capriles, alcalde de Baruta, fue encarcelado en 2004, acusado de organizar una protesta violenta contra la embajada cubana que en realidad había ayudado a dispersar.
El sexto círculo de Dante es para los herejes. El sexto círculo de Chávez es para los periodistas herejes que tratan de decir la verdad. En diciembre de 2004 fue impuesta una “ley mordaza” para facilitar la persecución judicial contra periodistas. El presidente continuamente amenaza con retirar las licencias de TV y radio, motivo por el cual no existen programas de opinión en las cadenas televisivas de señal abierta. Pandillas que el gobierno controla y denomina “Círculos Bolivarianos”, formadas con la ayuda del aparato de inteligencia cubano, hostigan a los periodistas.
El séptimo círculo de Dante es para los violentos. El séptimo círculo de Chávez es otro modo de decir imperialismo. Su gobierno ha comprado (o está comprando) 100.000 fusiles AK-47, 53 helicópteros de asalto Mi-35, aviones de combate, aeronaves de transporte, embarcaciones para patrullaje, lanchas rápidas y aviones Tucano de manos de Rusia, España y Brasil. Chávez es un viejo partidario de las FARC, la organización terrorista colombiana. Concedió la ciudadanía venezolana y otorgó protección a Rodrigo Granda, su «canciller», hasta que en 2005 el gobierno de Alvaro Uribe contrató a cazadores de recompensas para que lo llevaran a Colombia. El dirigente venezolano ha brindado apoyo financiero y político a toda clase de movimientos, desde México hasta Bolivia (su apoyo a Ollanta Humala en el Perú y a Andrés Manuel López Obrador en México fue un factor determinante en las recientes derrotas de ambos).
Chávez compra influencia con petróleo. Es una forma de chantaje: en la OPEP, Chávez aboga por provocar la subida de los precios, complicándoles la vida a los países pobres que importan petróleo, y luego ofrece a esas mismas naciones subsidios petroleros que no tienen más remedio que aceptar. Eso es lo que ha sucedido con los 14 países del Caribe que conforman el Caricom. También envía a Cuba cien mil barriles de petróleo diarios; y manda 200 mil barriles mensuales a Bolivia a cambio de soja, aves de corral y sumisión política. Y ha adquirido bonos argentinos por valor de $3 mil millones para asegurar la lealtad del Presidente Kirchner. Chávez niega a sus propios compatriotas la riqueza petrolera, que se ubica entre los $40 y $50 mil millones al año. Su presupuesto de «ayuda exterior» anual totaliza más de $2 mil millones. Patrocina a 30 países, incluidos algunos del África, a fin de comprar su voto para obtener un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU.
El octavo círculo de Dante es para quienes cometen fraude. El octavo de Chávez está conformado por su fraudulento anti-americanismo. Chávez exporta 1,5 millones de barriles de petróleo diarios a los Estados Unidos. Como el petróleo representa la mitad de los ingresos del gobierno y los EE.UU. son el principal destino del petróleo venezolano, el dirigente venezolano rinde un cotidiano homenaje al capitalismo estadounidense. Por si fuera poco, en 2005 Venezuela importó bienes y servicios de los Estados Unidos por valor de $18 mil millones. Podrá haber suscripto 20 acuerdos comerciales con el iraní Ahmadinejad, pero lo que en verdad adora es el capitalismo norteamericano. (Otro tipo de fraude tiene que ver con el sistema electoral. Chávez ha manipulado los padrones electorales, añadiendo dos millones de votantes fantasmas, incluidos 30 mil que tienen 100 años de edad y ciudadanos con el nombre de «Superman». Cuatro de cada cinco miembros en el Consejo Nacional Electoral son lacayos de Chávez).
El círculo final de Dante es para los traidores. El noveno de Chávez es también para los traidores—y el lugar se está congestionando. Los oficiales del ejército traicionan a Chávez a diario. El dirigente sindical Carlos Ortega escapó recientemente con tres oficiales de una prisión de alta seguridad controlada por el ejército. Evadieron los controles de seguridad gracias a la ayuda de militares.
Al final del Infierno de Dante está el centro de la tierra, donde Satanás yace cautivo en el lago congelado de Cocytus. En el infierno de Venezuela, Satanás yace congelado en el Lago Maracaibo, rico en petróleo; es una metáfora de la astronómica riqueza desperdiciada por el populismo tiránico.
El recorrido del infierno ha concluido.
Traducido por Gabriel Gasave
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