Actualmente, todos aquellos que conducen vehículos han oído acerca de que existe un problema con algunos neumáticos instalados en ciertos vehículos deportivos utilitarios (o SUV como se los conoce en inglés.) La mayoría de las cubiertas pertenecen a la marca Firestone (una unidad de la firma Bridgestone de Japón), y la mayor parte de los vehículos son Ford modelo Explorer. El grueso de los problemas consiste en estallidos causados por la separación de las bandas de rodadura de las cubiertas traseras, lo que provoca vuelcos. Al parecer, casi 100 personas han perdido sus vidas en tales accidentes.
El problema fue enteramente descubierto empresas privadas (en su gran mayoría analistas en Ford y en la compañía de seguros State Farm Insurance.) Pero el gobierno está interviniendo. Los congresistas están furiosos. Millones de neumáticos han sido retirados del mercado y cientos de motoristas se encuentran en situación de pánico. Y en un temerario triunfo, la NHTSA (siglas en inglés para la National Highway Traffic Safety Administration), que fuera atrapada durmiendo alegremente la siesta, sostiene que si tan solo tuviese mucho más dinero y facultades esto nunca volvería a ocurrir.
(Los lectores astutos se habrán percatado que aquí se presenta un patrón. Si una agencia federal detecta un problema, esto significa que la misma precisa de más recursos y de facultades reglamentarias para recompensar su buen comportamiento y mejorar su pericia de manera adicional. Si la grosera incompetencia de la agencia queda en evidencia, sin embargo, eso significa que la misma necesita más recursos y facultades reglamentarias a fin de remediar la situación.)
Detalladas investigaciones se encuentran por su puesto en curso. Pero suficiente polvo se ha removido como para que parezca posible ofrecer respuestas desprejuiciadas y al menos tentativas a los siguientes interrogantes: ¿Qué ocurrió? ¿Quién es el culpable? ¿Cómo lidian las leyes actuales con la situación? ¿Precisamos de más leyes? En particular: ¿Precisa la NHTSA más facultades para combatir tales problemas?
1. ¿Qué ocurrió? En el mejor de los casos podemos decir, que las dos correas de acero pegadas a la goma en ciertos modelos de neumáticos Firestone se separan a altas temperaturas y a relativamente altas velocidades. Esto se debe casi con seguridad a fallas de fabricación en estas cubiertas. Las cubiertas debilitadas, tras un uso severo y si son incorrectamente infladas por debajo de su nivel (los estadounidenses nos destacamos por ignorar la presión de los neumáticos), evidentemente presentan un riesgo significativo de separación de las bandas. Firestone virtualmente ha admitido lo mismo. Millones de cubiertas ofrecidas por Goodyear de los mismos tamaños, con el mismo nivel de presión de inflado recomendado, y durante los mismos años, no han sufrido números de fallas que resulten sospechosos.
2. ¿A quién debe culparse? Las fuerzas que se oponen a los SUV han, como era de esperar, atacaron a Ford debido a los vuelcos. Y por supuesto los SUV, con su centro de gravedad más alto, son más propensos a los vuelcos en caso de que falle una cubierta trasera de lo que lo son los automóviles de pasajeros.
Pero el índice de accidentes mortales en los vuelcos de los Explorers se encuentra en más de un 40 por ciento por debajo del de los Chevrolet Blazers, aún cuando el Blazer no ha sido victimizado por los problemas en las cubiertas. Y la tasa de mortalidad general en los Explorers es más baja que la del promedio de todos los vehículos a motor—el peso y la altura pueden incrementar algunos riesgos en las autopistas, pero los mismos obviamente disminuyen algunos otros. En suma, parece que una combinación de débiles cubiertas defectuosas y pobres hábitos de mantenimiento es los que mejor explica estos accidentes.
3. ¿Cómo lidian las leyes actuales con estas tragedias? Las cubiertas Firestone eran probablemente “defectuosas y peligrosas de un modo no razonable.” Claramente Firestone (es decir, Bridgestone) es responsable por los perjuicios causados por estos defectos. Ford es también responsable si los neumáticos involucrados en un accidente eran parte del equipamiento original.
Esta responsabilidad es independiente de la garantía del automóvil—la garantía de un vehículo nuevo, no cubre típicamente a las cubiertas, pero el fabricante del auto no es menos responsable por defectos peligrosos de los neumáticos bajo las leyes de responsabilidad de productos.
Además de tener que compensar a las víctimas, Firestone estará sujeta a daños punitivos y a una acusación penal si resulta que la empresa era, o debería haberlo sido, claramente consciente de los defectos y falló en notificar a Ford y a los propietarios individuales de automóviles. Los fiscales generales estaduales se encuentra actualmente investigando a esta cuestión, y existen muchas razones para creer que su investigación será exhaustiva.
Debería destacarse que hay poca evidencia en este punto de que Ford HID alguna información relevante—en verdad, la oferta de Ford de reemplazar a las cubiertas existentes y de instalar 34 marcas competidoras va por encima y más allá de las obligaciones que establece la garantía.
4. ¿Precisamos de más leyes federales? Tal vez es una esperanza irrealista esperar que el Congreso, en este año electoral, resistirá la tentación de añadirlas al ya ridículo numero de ordenanzas reglamentarias federales. La ley estadual sobre la responsabilidad por los productos y las sanciones penales estaduales son perfectamente adecuadas para tratar con le problema de Firestone/Ford.
Y el mercado puede ser devastadoramente eficaz: la marca Firestone yace muerta en el agua, los accionistas de Bridgestone han perdido la mitad de sus inversiones y actualmente están bramando por las cabezas de los administradores de su compañía; Michelin y Goodyear están abarrotando los periódicos con avisos publicitarios que demuestran la seguridad de sus productos. Las reglamentaciones federales son costosas y parte de su costo es por lo general medido en consecuencias perversas. Recuérdese, que los neumáticos de los SUV tienen un diseño de “bandas profundas,” y esto ha llevado erróneamente a que muchas personas los manejaran durante muchos años, incluso después de que los mismos se han debilitado. Nuevas ordenanzas federales incrementarán adicionalmente el precio de los neumáticos; esto de conducirá inevitablemente a que aún más individuos demoren el reemplazo de sus viejas cubiertas, provocándose en consecuencia aún más muertes.
La NHTSA, la agencia responsable de establecer los estándares mínimos para la economía de combustible (lo que fuera señalado por un tribunal como habiéndose cobrado probablemente varias vidas al obligar a los fabricantes a producir automóviles livianos y peligrosos) y de disponer que sea ilegal desactivar a las bolsas de aire o airbags, las que matan a los bebes, no merece ser premiada por su adormecida aproximación al problema de los neumáticos.
Traducido Gabriel Gasave
El ojo de los federales sobre Firestone
Actualmente, todos aquellos que conducen vehículos han oído acerca de que existe un problema con algunos neumáticos instalados en ciertos vehículos deportivos utilitarios (o SUV como se los conoce en inglés.) La mayoría de las cubiertas pertenecen a la marca Firestone (una unidad de la firma Bridgestone de Japón), y la mayor parte de los vehículos son Ford modelo Explorer. El grueso de los problemas consiste en estallidos causados por la separación de las bandas de rodadura de las cubiertas traseras, lo que provoca vuelcos. Al parecer, casi 100 personas han perdido sus vidas en tales accidentes.
El problema fue enteramente descubierto empresas privadas (en su gran mayoría analistas en Ford y en la compañía de seguros State Farm Insurance.) Pero el gobierno está interviniendo. Los congresistas están furiosos. Millones de neumáticos han sido retirados del mercado y cientos de motoristas se encuentran en situación de pánico. Y en un temerario triunfo, la NHTSA (siglas en inglés para la National Highway Traffic Safety Administration), que fuera atrapada durmiendo alegremente la siesta, sostiene que si tan solo tuviese mucho más dinero y facultades esto nunca volvería a ocurrir.
(Los lectores astutos se habrán percatado que aquí se presenta un patrón. Si una agencia federal detecta un problema, esto significa que la misma precisa de más recursos y de facultades reglamentarias para recompensar su buen comportamiento y mejorar su pericia de manera adicional. Si la grosera incompetencia de la agencia queda en evidencia, sin embargo, eso significa que la misma necesita más recursos y facultades reglamentarias a fin de remediar la situación.)
Detalladas investigaciones se encuentran por su puesto en curso. Pero suficiente polvo se ha removido como para que parezca posible ofrecer respuestas desprejuiciadas y al menos tentativas a los siguientes interrogantes: ¿Qué ocurrió? ¿Quién es el culpable? ¿Cómo lidian las leyes actuales con la situación? ¿Precisamos de más leyes? En particular: ¿Precisa la NHTSA más facultades para combatir tales problemas?
1. ¿Qué ocurrió? En el mejor de los casos podemos decir, que las dos correas de acero pegadas a la goma en ciertos modelos de neumáticos Firestone se separan a altas temperaturas y a relativamente altas velocidades. Esto se debe casi con seguridad a fallas de fabricación en estas cubiertas. Las cubiertas debilitadas, tras un uso severo y si son incorrectamente infladas por debajo de su nivel (los estadounidenses nos destacamos por ignorar la presión de los neumáticos), evidentemente presentan un riesgo significativo de separación de las bandas. Firestone virtualmente ha admitido lo mismo. Millones de cubiertas ofrecidas por Goodyear de los mismos tamaños, con el mismo nivel de presión de inflado recomendado, y durante los mismos años, no han sufrido números de fallas que resulten sospechosos.
2. ¿A quién debe culparse? Las fuerzas que se oponen a los SUV han, como era de esperar, atacaron a Ford debido a los vuelcos. Y por supuesto los SUV, con su centro de gravedad más alto, son más propensos a los vuelcos en caso de que falle una cubierta trasera de lo que lo son los automóviles de pasajeros.
Pero el índice de accidentes mortales en los vuelcos de los Explorers se encuentra en más de un 40 por ciento por debajo del de los Chevrolet Blazers, aún cuando el Blazer no ha sido victimizado por los problemas en las cubiertas. Y la tasa de mortalidad general en los Explorers es más baja que la del promedio de todos los vehículos a motor—el peso y la altura pueden incrementar algunos riesgos en las autopistas, pero los mismos obviamente disminuyen algunos otros. En suma, parece que una combinación de débiles cubiertas defectuosas y pobres hábitos de mantenimiento es los que mejor explica estos accidentes.
3. ¿Cómo lidian las leyes actuales con estas tragedias? Las cubiertas Firestone eran probablemente “defectuosas y peligrosas de un modo no razonable.” Claramente Firestone (es decir, Bridgestone) es responsable por los perjuicios causados por estos defectos. Ford es también responsable si los neumáticos involucrados en un accidente eran parte del equipamiento original.
Esta responsabilidad es independiente de la garantía del automóvil—la garantía de un vehículo nuevo, no cubre típicamente a las cubiertas, pero el fabricante del auto no es menos responsable por defectos peligrosos de los neumáticos bajo las leyes de responsabilidad de productos.
Además de tener que compensar a las víctimas, Firestone estará sujeta a daños punitivos y a una acusación penal si resulta que la empresa era, o debería haberlo sido, claramente consciente de los defectos y falló en notificar a Ford y a los propietarios individuales de automóviles. Los fiscales generales estaduales se encuentra actualmente investigando a esta cuestión, y existen muchas razones para creer que su investigación será exhaustiva.
Debería destacarse que hay poca evidencia en este punto de que Ford HID alguna información relevante—en verdad, la oferta de Ford de reemplazar a las cubiertas existentes y de instalar 34 marcas competidoras va por encima y más allá de las obligaciones que establece la garantía.
4. ¿Precisamos de más leyes federales? Tal vez es una esperanza irrealista esperar que el Congreso, en este año electoral, resistirá la tentación de añadirlas al ya ridículo numero de ordenanzas reglamentarias federales. La ley estadual sobre la responsabilidad por los productos y las sanciones penales estaduales son perfectamente adecuadas para tratar con le problema de Firestone/Ford.
Y el mercado puede ser devastadoramente eficaz: la marca Firestone yace muerta en el agua, los accionistas de Bridgestone han perdido la mitad de sus inversiones y actualmente están bramando por las cabezas de los administradores de su compañía; Michelin y Goodyear están abarrotando los periódicos con avisos publicitarios que demuestran la seguridad de sus productos. Las reglamentaciones federales son costosas y parte de su costo es por lo general medido en consecuencias perversas. Recuérdese, que los neumáticos de los SUV tienen un diseño de “bandas profundas,” y esto ha llevado erróneamente a que muchas personas los manejaran durante muchos años, incluso después de que los mismos se han debilitado. Nuevas ordenanzas federales incrementarán adicionalmente el precio de los neumáticos; esto de conducirá inevitablemente a que aún más individuos demoren el reemplazo de sus viejas cubiertas, provocándose en consecuencia aún más muertes.
La NHTSA, la agencia responsable de establecer los estándares mínimos para la economía de combustible (lo que fuera señalado por un tribunal como habiéndose cobrado probablemente varias vidas al obligar a los fabricantes a producir automóviles livianos y peligrosos) y de disponer que sea ilegal desactivar a las bolsas de aire o airbags, las que matan a los bebes, no merece ser premiada por su adormecida aproximación al problema de los neumáticos.
Traducido Gabriel Gasave
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