Bolivia: adiós al populismo autoritario

3 de noviembre, 2025

Rodrigo Paz, senador del Partido Demócrata Cristiano de Bolivia, que propone un “capitalismo para todos” y una transición tras casi 20 años de populismo autoritario bajo el partido MAS, ganó recientemente la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Paz asumirá el cargo en noviembre. Derrotó a Jorge Quiroga, el candidato defensor del libre mercado que proponía una reforma aún más radical del sistema.

Durante las últimas dos décadas, Bolivia ha estado dominada por dos aliados de Venezuela y Cuba: Evo Morales y Luis Arce. Dada la crisis de Venezuela, las perspectivas de una derrota del candidato progubernamental de Honduras el próximo mes y la impopularidad de Gustavo Petro en Colombia, donde se celebrarán elecciones el año que viene, el resultado de Bolivia subraya el cansancio del hemisferio con el socialismo del siglo XXI.

Bolivia es un caso de estudio del fracaso populista. Tras el auge de las materias primas durante los primeros 15 años de este siglo, la producción de gas se redujo a la mitad. El déficit fiscal, resultado de los compromisos de gasto populistas contraídos cuando el dinero fluía a raudales, es ahora de casi el 11 % del PBI. Las reservas del banco central han pasado de 14 000 millones de dólares estadounidenses a 2000 millones, mientras que el gobierno ha procurado desesperadamente mantener la moneda vinculada al dólar. (No se consiguen dólares al tipo de cambio oficial; solo pueden ser adquiridos por el doble de ese precio en el mercado negro).

Revertir ese legado será una tarea titánica. El Gobierno de Bolivia gasta más de 2000 millones de dólares en subsidios para combustibles. Eliminarlos o reducirlos daría a Morales y Arce, que afirman que la harán la vida imposible al próximo Gobierno, una causa para movilizar a las tropas. Esto es así a pesar de que Morales se ha estado escondiendo en la región cocalera del Chapare para evadir su detención. Está acusado de abuso sexual de una menor de 15 años. Arce es enormemente impopular. La izquierda, incluidos el MAS y los herederos de Morales, solo tendrá 10 escaños en el nuevo Congreso, de un total de 166. La nueva administración de Paz debería ser capaz de construir una mayoría operativa con los distintos partidos anti-MAS, pero la izquierda radical aún puede causar el caos.

Morales y el MAS llegaron al poder en 2006. Heredaron importantes reservas de gas situadas junto a Argentina y Brasil, gasoductos de última generación para exportarlo a esos países y contratos a largo plazo con ellos. Gracias al auge de las materias primas, los precios del gas en Bolivia pasaron de poco más de 2 dólares estadounidenses por millón de BTU a principios de siglo a seis veces esa cifra. Durante unos 10 años, el gobierno populista fue capaz de mantener vivo el espejismo, robando y gastando dinero como si no hubiera un mañana. (El presupuesto se multiplicó por 11 en la primera década de la era del MAS).

No se realizaron inversiones para el futuro y las reservas del país no aumentaron. En 2014, la producción comenzó a disminuir. El Gobierno respondió retirando las reservas extranjeras del banco central. La producción de gas cayó drásticamente y, gradualmente, también lo hizo la cantidad de dólares disponibles para importar combustible y otros artículos clave.

Como suelen hacer los gobiernos populistas, las autoridades comenzaron a imprimir dinero. Han impreso cantidades astronómicas para un país con una economía relativamente pequeña: el equivalente a 26000 millones de dólares estadounidenses. ¿El resultado? La inflación se sitúa en torno al 23 % anual. Las inversiones han desaparecido hace tiempo, lo que explica por qué se prevé un crecimiento económico negativo para los próximos dos años.

Los recursos naturales de Bolivia son enormes. Posee el 15 % de las reservas mundiales de litio. Debería estar beneficiándose de los precios actuales de diversos recursos naturales, como el estaño (15 dólares estadounidenses por libra) y la plata (44 dólares estadounidenses por onza). Sin embargo, veinte años de demagogia han impedido a los bolivianos aprovechar su riqueza natural. Como suele decir Quiroga, Paraguay, un país que hace unos años recibía lecciones de Bolivia sobre cómo explotar su potencial agrícola, ahora exporta cuatro veces más soja que su vecino y diez veces más carne. No es de extrañar que la popularidad del otrora todopoderoso MAS se haya reducido a cenizas.

Paz se enfrentará a importantes obstáculos, pero si las fuerzas contrarias al MAS se mantienen unidas, tendrá la oportunidad de poner en orden las finanzas y la política monetaria, eliminar las barreras al comercio y la inversión, desregular el entorno jurídico y reconstruir la democracia liberal.           

Traducido por Gabriel Gasave 

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