A pesar de la relativamente robusta expansión económica, el desempleo permanece entre las preocupaciones más altas de los estadounidenses. En algunas zonas del país, incluido nuestro estado más populoso, California, las tasas de desempleo son del 8% o más. En este ambiente, existe una crítica creciente acerca del impacto que la inmigración tiene sobre la estabilidad laboral de los estadounidenses. Algunos políticos, de manera notable el Gobernador de California Pete Wilson, han encontrado que su popularidad se acrecienta a medida que su retórica anti-inmigrantes se incrementa.

California vs. Florida

La actual ola de retórica de atacar a los inmigrantes recuerda las experiencias similares en los comienzos de la historia estadounidense. Por ejemplo, en la década previa a la Primera Guerra Mundial, cuando los flujos de inmigrantes se encontraban en su cumbre, los científicos sociales discutían amargamente respecto de si los inmigrantes eran tan industriosos como sus predecesores, quienes vinieron a mediados del siglo 19. La moderna investigación econométrica ha evidenciado que aquellos inmigrantes respondían poderosamente a los estímulos económicos, trasladándose a áreas de la nación donde la productividad del trabajo y los salarios eran los más altos. De manera similar, la evidencia estadística sugiere que los inmigrantes modernos se dirigen hacia donde las oportunidades económicas son mayores.

¿Desplazan los inmigrantes a los estadounidenses nativos de sus empleos? Los partidarios de las restricciones a la inmigración sostienen que los inmigrantes arribados recientemente ocupan empleos que de otra manera irían a los nativos. Los defensores de esta postura señalan que el estado con mayor presencia por lejos de inmigrantes, California, posee también el índice de desocupación más elevado de entre todos los estados de la nación. Omiten decirle a usted, sin embargo, que varios otros estados con poblaciones inmigratorias relativamente altas poseen relativamente bajas tasas de desempleo. Florida, por ejemplo, en febrero tenía una tasa de desocupación del 5, 7%, bien por debajo del promedio nacional que es del 6,5%, a pesar de tener la tercera población de inmigrantes más grande la nación (cerca del 13% de la población estadual en 1990).

Junto con Lowell Gallaway y Stephen Moore, he observado recientemente la evidencia histórica y contemporánea en un estudio para la Alexis de Tocqueville Institution. Empleando deferentes periodos y enfoques, no hallamos de manera consistente ninguna relación estadísticamente significativa entre la inmigración y el desempleo. No obstante, si existe algún correlato, el mismo resultaría ser negativo: una más alta inmigración está asociada con un desempleo más bajo. Por ejemplo, la inmigración alcanzó su nivel más alto (en relación a la población) en los primeros 25 años del siglo 20; la tasa anual de desempleo promedio de los EE.UU. fue del 5,.05%; en los siguientes 69 años de flujos inmigratorios relativamente pequeños, el índice de desocupación promedio fue del 7, 35%. En nuestro libro de 1993 “Out of Work: Unemployment and Government In Twentieth-America” (Holmes & Meler), el Sr. Gallaway y yo utilizamos un poderoso modelo de regresión para explicar el desempleo estadounidense el que enfatiza los costos laborales. En nuestro reciente estudio, no encontramos ninguna correlación estadísticamente confiable entre el porcentaje de la población nacida en el extranjero y la tasa de desempleo nacional durante el período 1900-89, ni tan solo para el periodo de la post guerra (1947-89).

Otro análisis cruzado, compara los 50 estados. Los Sres. Gallaway, Moore y yo tomamos a los 10 estados con el porcentaje promedio de población de inmigrante más elevado en el periodo 1960-90 y los comparamos con los 10 estados con la presencia relativa de inmigrantes más baja. En los estados con alto número de inmigrantes, la tasa promedio de desempleo en el periodo 1960-91 era de cerca del 5,9%, comparada con el 6, 6% en los 10 estados con baja cantidad de inmigrantes.

Clasificar a los estados de acuerdo con las tasas de desempleo y confinar nuestro análisis a los años 80 conduce a resultados aún más sorprendente, como lo demuestra la tabla que lo acompaña. Comparamos a los 10 estados con las tasas de desempleo promedio anual más bajas en los años 1980-90 con los 10 estados con las tasas de desempleo promedio anual más altas. La proporción media de la población que era extranjera era del 1, 56% en los estados con una desocupación alta, comparado con el 3,84% en los estrados con un bajo desempleo. Más inmigrantes, menor desocupación.

¿Por qué la inmigración no causa desempleo? Los inmigrantes expanden el producto total y la demanda por trabajo, compensando los efectos negativos que una mayor oferta de trabajo pudiese tener. Los inmigrantes tienden a ser altamente productivos y promueven la formación de capital a través de sus altas tasas de ahorro. Ellos llenan nichos vitales en los extremos del espectro de las habilidades, realizando tareas poco calificadas que los estadounidenses nativos rechazan (a los salarios prevalecientes) así como también trabajos que requieren altas y sofisticadas capacidades. De hecho, el deseo de los inmigrantes de trabajar duro probablemente explica por qué el ingreso per cápita de la población extranjera en el censo de 1990 realmente excedió ligeramente al de los nativos.

A la luz de toda esta evidencia, ¿por qué algunos estadounidenses culpan a los inmigrantes por la falta de trabajo? Primero, existe el problema de la visibilidad. Los estadounidenses literalmente pueden ver los trabajos que los inmigrantes han acaparado. En contraste, los empleos que son generados por la alta productividad de la inmigración, la formación de capital y la demanda de bienes son mucho menos visibles. Segundo, los políticos y los líderes sindicales a menudo precisan de un chivo expiatorio, de alguien que les quite la responsabilidad por sus acciones que elevan el costos labores y así el desempleo. Los emprendedores políticos han aprendido que pueden ganar votos atacando a los inmigrantes (muchos de los cuales no pueden votar), y así lo hacen—sin importar los hechos.

Lección Económica

La más importante lección económica de las pasadas generaciones es la de que las naciones que permiten que los recursos fluyan libremente de conformidad con las fuerzas del mercado tienden a florecer con relación a aquellas que controlan dicho movimiento de recursos mediante la planificación centralizada, las restricciones al comercio y a los derechos de propiedad, los impuestos elevados, o una reglamentación opresiva. La inmigración refleja el movimiento del más importante de todos los recursos económicos. Nuestra nación de inmigrantes ha prosperado en virtud del influjo de los recursos del nuevo capital humano desde el exterior. Los inmigrantes son parte de la solución de los penurias económicas de los Estados Unidos, no del problema.

Traducido por Gabriel Gasave


Richard K. Vedder es Asociado Senior en The Independent Institute en Oakland, California, Profesor Distinguido de Economía en la Ohio University, y coautor (con Lowell Gallaway) del galardonado libro del Instituto, Out of Work: Unemployment and Government in Twentieth-Century America.