En la batalla por conseguir apoyos en la campaña presidencial, Barack Obama obtuvo el fuerte respaldo del ex Secretario de Estado Colin Powell y John McCain recibió una recomendación igualmente fuerte de al-Qaeda.

¿Al-Qaeda? Si, escuchó bien, ¡al-Qaeda! Este apoyo indica lo que se ha sabido desde hace mucho: al-Qaeda es bastante sofisticada políticamente. Y esto no significa que sea el candidato más competente—en verdad, aparentemente el grupo considera que es el más ingenuo de los dos hombres.

Categóricamente, al-Qaeda sostiene que desea que gane McCain debido a que esencialmente considera que es más probable que continúe con la guerra contra el terror de Bush a lo macho y como un “toro en el bazar”. Ha habido mucho ya de un toro en un bazar y al-Qaeda desea asegurarse que ello continúe.

Según el website de al-Hesbah, que posee lazos cercanos con la agrupación, “Al-Qaeda tendría que apoyar a McCain en la próxima elección”. El website estaba confiado de que McCain continuará la “fallida marcha de su predecesor”. El sitio sostenía que un ataque terrorista podría empujar los comicios hacia al columna de McCain, y de ese modo conducir a una expansión de los compromisos de las fuerzas armadas estadounidenses en el mundo islámico en un intento por vengarse de al-Qaeda. El website ya se jacta de haber hecho caer a la administración Bush y a los EE.UU. en una trampa que ha “agotado sus recursos y quebrado su economía” y espera que eso se acelere si el aún más beligerante McCain resulta electo.

La mayor parte de los analistas en terrorismo estarían de acuerdo en que al-Qaeda ha embaucado exitosamente a la administración Bush. Si McCain, de ser elegido, caerá en una trampa similar es algo que no puede saberse antes de los comicios. En ocasiones, los políticos viran 180 grados de su retórica de campaña después de ser elegidos—después de todo, durante la campaña de 2000, George W. Bush prometió darnos una “política exterior más humilde” comparada con la de los años de Clinton de libertinas intervenciones militares a pequeña escala en el mundo subdesarrollado. Durante la campaña de 2008, McCain ha sido un halcón incluso más grande que el presidente respecto de Irak, pero supongo que es al menos posible que pudiese volver a sus cabales tras asumir el cargo.

Tanto Bush como McCain tienen tendencias machistas y eso es lo que al-Qaeda brutalmente explota. Es una practica estándar para los actores débiles, tales como los grupos terroristas y las guerrillas, molestar a la parte más fuerte atacando y esperando luego por una retaliación excesiva. Dicha sobrereacción les facilita a dichos grupos obtener más dinero y reclutas para sus causas y también sobreexigir al gigante. En vez de procurar ir tras la conducción de al-Qaeda empleando la inteligencia, la aplicación de la ley y los ataques en las sombras de las quirúrgicas Fuerzas Especiales, Bush lanzó una invasión y ocupación de alto perfil de la tierra musulmana de Afganistán—lo que impulsó a los islamistas radicales a convertirse en terroristas. Luego complicó el error al innecesariamente involucrarse en una segunda invasión y ocupación de una tierra musulmana—Irak—que no tenía nada que ver con la neutralización de los atacantes del 11 de septiembre de 2001. Al-Qaeda está apostando a que McCain es un cowboy aún más torpe que Bush.

Pero al-Qaeda también puede haber perdido de vista su objetivo original. Originalmente, la meta principal de sus ataques contra los Estados Unidos era sacar a los “infieles” de las tierras islámicas. En la actualidad, al-Qaeda parecería estar esperando provocar a los Estados Unidos para que invada y ocupe incluso más tierras musulmanas—a fin de dejar exhaustos a los EE.UU. más allá de estar siendo enlodados en sus dos atolladeros existentes y obtener aún más reclutas y dinero para su causa. Tal como ocurre con la mayor parte de las organizaciones que envejecen, la supervivencia organizacional y la expansión se vuelven metas en sí mismas.

La campaña de Obama, aparentemente mucho más sofisticada que el esfuerzo de McCain, debe estar sonriendo mientras se muerde la lengua acerca del apoyo a su rival dado por el que probablemente sea el grupo terrorista más famoso de la historia, especialmente después de McCain ha atacado a diestra y siniestra la asociación de Obama con Bill Ayers, un fracasado terrorista local devenido en activista comunitario, que no ha cometido actos de terrorismo en décadas. Pero la campaña de Obama probablemente solo desea dejar que el apoyo de al-Qaeda hable por sí mismo. Irónicamente, a pesar de recibir el apoyo del más atroz grupo terrorista en la historia mundial, McCain probablemente tratará de seguir golpeando a Obama con el tema de Bill Ayers—en gran medida como un Bush que evadió el servicio militar cuestionaba el heroísmo de guerra de John Kerry durante la campaña de 2004 .

Sin embargo, si Bush cayó en la trampa de al-Qaeda desde la derecha, Obama, si es elegido, podría muy bien caer en ella desde la izquierda. Los musculares liberales a menudo piensan que su política exterior es muy distinta a la neoconservadora de Bush, pero por lo general nos pone en el mismo lugar—en la mira de al-Qaeda. Dichos liberales tienden a emplear el poder militar por razones “humanitarias”. Incluso cuando tales intervenciones no tienen motivos ulteriores—que, como las de Bosnia, Kosovo y Haití, casi siempre los tienen—a menudo enfurecen mucho a alguien. Por ejemplo, en los territorios musulmanes de Somalia durante la administración Clinton, bin Laden ayudó a los somalíes con el ataque que mató a 18 efectivos estadounidenses y provocó que los EE.UU. retirasen sus fuerzas de ese país. También, Obama ha hablado acerca de involucrarse más en la región de Darfur en Sudan, habitada por musulmanes.

Con rumores de ataques terroristas cerca de las elecciones, es posible que al-Qaeda pudiese estar una vez más tratando de influir en el resultado. A fines de octubre de 2004, bin Laden divulgó un video varios días antes de los comicios presidenciales estadounidenses en el que advertía de un ataque, el cual la campaña de John Ferry consideró que alteró la balanza electoral contra ellos. Según Richard Clarke, el consejero en jefe de contraterrorismo en la Casa Blanca de Clinton y Bush, los analistas de la inteligencia de los EE.UU. creen que eso es exactamente lo que bin Laden deseaba hacer. De manera similar, en marzo de 2004, al-Qaeda atentó con bombas a un tren en España en un probable intento por perjudicar en las elecciones al entonces Primer Ministro José Maria Aznar, quien había sido uno de los pocos aliados importantes de los Estados Unidos que envió tropas para colaborar en Irak. Funcionó, Aznar perdió, y los efectivos españoles fueron retirados de Irak.

Esperemos que la retórica del website de al-Qaeda sea tan solo una fanfarronada, como en octubre de 2004, en vez de convertirse en un ataque, como lo hizo en España en marzo de 2004. Deseamos unos comicios justos sin ninguna interferencia externa de malhechores.

Traducido por Gabriel Gasave


Ivan Eland es Asociado Senior en el Independent Institute y Director del Centro Para la Paz y la Libertad del Instituto.