Ambos candidatos en las elecciones presidenciales estadounidenses han planteado el cuestionable argumento de que la guerra en Afganistán precisa ser salvada para que la “Guerra contra el Terror” tenga éxito. Por encima de eso, para lograr este rescate, ambos han reclamado un incremento de tropas en Afganistán similar al que tuvo lugar en Irak, más allá de los 8.000 efectivos adicionales que el Presidente Bush está planeando inyectar en ese país el año próximo. McCain va incluso más lejos y afirma, “El Senador Obama pide más tropas, pero no entiende que tiene que haber una nueva estrategia, la misma estrategia que él condenó en Irak, es la que tiene que ser empleada en Afganistán”.

Por supuesto, Obama jamás ha condenado la estrategia de los EE.UU. en Irak, sino que meramente ha señalado con acierto que el incremento de tropas fue solamente uno de los muchos factores que disminuyeron la violencia allí. En verdad, durante 2005 los EE.UU. tenían tantos efectivos en Irak como los que tenían con el aumento de los años 2007/2008 y no obstante la violencia aumentó en aquellos años. Por lo tanto, incluso Obama podría estar dándole demasiado crédito a niveles de efectivos estadounidenses más altos.

La realidad es que en Irak la violencia fue principalmente reducida por la separación de los grupos etno-sectarios en pugna debida a la limpieza étnica previa y a la negociación de los EE.UU. con sus enemigos, a quienes les pagó para que no combatiesen. Si esta última, algo vergonzante, es la estrategia que McCain tiene en mente para Afganistán, puede que no sea eficaz allí. En Irak, los EE.UU. les pagaron a las guerrillas seculares sunnitas, que estaban combatiendo básicamente porque el ocupante estadounidense había desbandado a las fuerzas armadas de Irak y los dejó sin empleo. En Afganistán, el Taliban y sus camaradas islamistas viajeros son fanáticos religiosos que no serán sobornados tan fácilmente. Después de todo en Irak, los EE.UU. no intentaron cooptar a los similarmente fanáticos miembros de al Qaeda en Irak pagando sobornos.

Afganistán es también una nuez más dura de partir que Irak por otras razones. Para triunfar, los guerrilleros necesitan un santuario y apoyo material y financiero del exterior. A pesar de que los iraníes estuvieron brindándole apoyo a los milicianos chiítas en Irak, los Estados Unidos presionaron a sus vecinos sunnitas de Irak para que interrumpan el suministro de apoyo y santuario para los insurgentes sunnitas de Irak—para la gran mayoría, el principal adversario de los Estados Unidos. En Afganistán, el ahora bien equipado Taliban es probable que esté siendo apoyado por el servicio de inteligencia paquistaní (ISI), un antiguo aliado del grupo a pesar de los miles de millones de asistencia estadounidense otorgados al gobierno paquistaní. Además, las indómitas áreas tribales paquistaníes ofrecen un santuario para el Taliban de modo tal que los combatientes de dicho grupo pueden cruzar a Afganistán, atacar y luego retirarse al santuario. Los ataques aéreos estadounidenses y las ocasionales incursiones en el terreno en paquistaní para localizar estos santuarios talibanes han sido limitados debido a su impopularidad con la población paquistaní, la cual pone presión sobre el gobierno paquistaní para que se queje ruidosamente ante los EE.UU..

El Taliban y otros combatientes islamistas poseen también mejores santuarios dentro de Afganistán que dentro de Irak. El escabroso terreno de Afganistán ha refugiado a muchos movimientos guerrilleros a través de los años. En contraste, Irak es mayormente plano, no obstante que los guerrilleros consiguen alguna cobertura al entremezclarse en las áreas urbanas.

Finalmente, la fallida guerra contra las drogas de los EE.UU. en su país no perjudica al esfuerzo bélico en Irak del mismo modo que lo hace en Afganistán. La materia prima para el 90 por ciento de la heroína del mundo proviene de Afganistán, y el gobierno estadounidense siente, en cuanto al consumo doméstico, que precisa hacer algo al respecto. Desafortunadamente, para los agricultores afganos el dinero que los EE.UU. les ofrecen para abandonar sus cultivos y sustituirlos por otros es muy inferior al que obtienen con la droga. Peor aún, los programas de erradicación de drogas han puesto a estos agricultores en manos del Taliban.

El esfuerzo estadounidense en Afganistán ha experimentado un cambio en el carácter de la misión, la que pasó de atrapar a Osama bin Laden y otros líderes de al Qaeda a la edificación de una nación y a la interdicción de las drogas. No obstante, bin Laden jamás estuvo en Irak y probablemente ya no se encuentre en Afganistán. Es factible que esté en Pakistán. Por lo tanto, ¿por qué están los EE.UU involucrados en fútiles y contraproducentes operaciones de edificación de naciones en Irak y Afganistán? El Taliban está resurgiendo en Afganistán y Pakistán precisamente debido a que las poblaciones musulmanas detestan la ocupación no musulmana de tierras musulmanas.

Pagarle al Taliban para que no luche probablemente no funcionará, y la guerra afgana es probable que no pueda ser salvada. Los Estados Unidos deberían retirar sus fuerzas de Afganistán y concentrarse en presionar al gobierno paquistaní para que encuentre y entregue a bin Laden.

Traducido por Gabriel Gasave


Ivan Eland es Asociado Senior en el Independent Institute y Director del Centro Para la Paz y la Libertad del Instituto.