іLos Estados Unidos encaminados a experimentar un record de excedentes de capital! Suena genial, ¿no es cierto? Ahora consideremos esto: іlos Estados Unidos están rumbo a un déficit comercial record! No suena tan bueno, pero ambas expresiones significan en gran medida lo mismo. Cualquiera de ellas que usted escoja para expresarlo, ambas declaraciones deberían ser motivo de preocupación o celebración.

Los periódicos alrededor del país informaron recientemente los nuevos números comerciales del Departamento de Comercio de los EE.UU.. En julio, los Estados Unidos registraron un record de $68 mil millones en materia de déficit comercial, de modo tal que nos encaminamos a superar el déficit comercial total del año pasado de casi $717 mil millones. Las historias periodísticas atribuyeron el creciente déficit comercial a los precios más altos del petróleo importado y a otras importaciones, pero dejaron de formular las preguntas fundamentales respecto de qué significa verdaderamente un déficit comercial y si el mismo resulta necesariamente perjudicial.

El sistema contable del balance de pagos posee dos cuentas principales: la cuenta corriente y la cuenta de capital. La cuenta corriente mide básicamente el comercio de bienes y servicios. La cuenta de capital mide principalmente el comercio de activos. Un déficit comercial se refiere solamente al saldo de la cuenta corriente.

La contabilidad del balance de pagos es realizada con un sistema de doble entrada de débitos y créditos. Cada transacción involucra tanto a un débito como un crédito. Expresándolo de manera sencilla, si usted compra algo a un extranjero, debe pagarle–un débito es ingresado. Luego el extranjero debe de un modo u otro gastar o ahorrar su dinero–un crédito es ingresado. Cuando todos los créditos y débitos son sumados, la totalidad del sistema contable debe quedar equilibrada: El saldo de la cuenta corriente más el saldo de la cuenta de capital deben sumar cero. De esta manera, un déficit en la cuenta corriente (comercio) implica un superávit en la cuenta de capital.

Un déficit comercial refleja el hecho de que adquirimos más bienes y servicios del exterior de lo que vendemos a los extranjeros. Los extranjeros toman las ganancias que reciben a raíz de nuestro gasto (menos los bienes y servicios que adquieren de nosotros) e invierten ese importe en los Estados Unidos.

Los Estados Unidos poseen oportunidades de inversión en abundancia pero tenemos una baja tasa de ahorro interno, por lo tanto muchas de las inversiones en los EE.UU. no conseguirían financiamiento si los extranjeros no estuviesen deseosos de suministrarnos sus ahorros. Mientas nuestro país siga siendo un buen lugar para invertir y tengamos una baja tasa de ahorro, los extranjeros seguirán invirtiendo en los Estados Unidos como resultado neto más de lo que nosotros invertimos en el exterior. Eso generará un superávit en la cuenta de capital y el déficit comercial resultante. Esto es algo bueno.

Cuando la inversión incrementa nuestra capacidad productiva, nuestra economía puede crecer más rápido, permitiendo a los estadounidenses cancelar cualquiera de las deudas en las que incurrieron. ¿Qué ocurre con la deuda de los consumidores? ¿Qué sucede si pedimos prestado a los extranjeros para financiar nuestros gastos de consumo? ¿Es mala esta parte del déficit comercial?

No. Toda transacción resumida en el balance de pagos es el resultado de transacciones individuales en las cuales ambas partes que intercambian esperan beneficiarse. Cuando un ciudadano estadounidense financia la compra de un nuevo automóvil, lo hace porque valora más tener el auto ahora que el monto que deberá devolver más adelante. ¿Depende ese resultado de si adquirimos un Lincoln o un BMW? La compra de un Lincoln nacional no afectará nuestro déficit comercial, pero la adquisición de un BMW lo hará. Pero ya sea que el pago sea realizado a un extranjero o a un compatriota, la compra del cliente todavía indica que considera que se encuentra en una situación mejor tras haber realizado la transacción.

En ocasiones los “déficits mellizos”—presupuesto y comercio—se mueven en la misma dirección. Cuando un gobierno emite mucha deuda y no existen ahorristas internos suficientes para adquirirla, un déficit presupuestario contribuirá al déficit comercial. Eso se deben sencillamente a que la compra extranjera de bonos queda registrada en la cuenta de capital.

Después de que los gobiernos emiten demasiada deuda, a menudo perjudican a su economía inflando la oferta de dinero o elevando las alícuotas tributarias para intentar pagar sus deudas. Sin embargo, estos problemas derivan del déficit presupuestario y de la deuda acumulada—no de quienes financian la deuda. De este modo, un déficit comercial puede ser un síntoma de problemas fiscales, pero el déficit comercial no es el problema per se. El déficit presupuestario es el que constituye el problema.

Finalmente, la mayor parte del déficit comercial se origina en transacciones voluntarias en el mercado, en las que ambas partes se benefician de la venta de bienes y activos. La suma de todas las transacciones no elimina de golpe las ganancias derivadas del comercio tan solo porque lo ciudadanos estadounidenses compraron más bienes y servicios de los que vendieron.

Traducido por Gabriel Gasave


Benjamin Powell, es Asociado Senior en el Independent Institute y Director del Free Market Institute de la Texas Tech University.