Navidad 2025
Esta noche es Noche Buena y mañana es Navidad, tal cual le gustaba a decir a papá, y como comentaba hace un año, por estas mismas fechas, era una de sus frases favoritas. Ya no está con nosotros desde el 22 de Septiembre de este año. El 2025 es un año que me ha brindado cosas buenas, como viajes o experiencias enriquecedoras, pero también ha sido un año complicado. En la vida no todo es paz, amor y felicidad, ni tampoco todo son desastres, tribulaciones, y mala suerte. El desafío es mirar lo bueno aún cuando estamos pasando por situaciones difíciles, dar gracias a Dios, por las bendiciones recibidas e incluso por las tribulaciones que pasamos. Para quienes tenemos la gracia de creer en un orden superior, Dios y ser católicos, abrazamos con todo nuestro ser en esos momentos difíciles, la fe que recibimos de nuestras familias o que encontramos después de reflexionar intelectualmente. Nuestra fe nos dice que nos tiene que quedar una sensación de esperanza de que las cosas suceden por algo, que al final del día el futuro será mejor y guardamos la esperanza, y que eventualmente encontraremos sentido en lo que está pasando.
Mantener una actitud positiva en tiempos en los que han habido cambios que no podemos controlar o que no podemos evitar, es el desafío que todos enfrentamos. No solo a nivel personal, si no también en general, vivimos en una cultura en que es mucho más fácil enfocarnos en las noticias negativas, en lo mal que puede estar el mundo, en las desgracias que pareciera ocurren a diario y a toda hora, tiroteos, desastres naturales, dictadores, coartadas a la democracia y a nuestra vida republicana y de libertad, o simple y sencillamente, que cada vez que revisamos las redes sociales o las noticias, nada bueno sale de estas. Dan ganas de desconectarse de las redes, y las noticias, solo hay negatividad y malas noticias, tal vez haríamos bien en hacerlo y enfocarnos más en nuestro seres queridos que están junto a nosotros y que necesitan nuestra atención.
Reflexionando sobre esto, leía un comentario reciente de un colega, Clay Routledge para el Wall Street Journal, publicado el 23 de Diciembre, donde destaca la resiliencia que el optimismo de los Estados Unidos demuestra. La mayoría de los Americanos (de Estados Unidos), a pesar de que si uno pasa mucho tiempo en línea o viendo las noticias podría pensar que no es así, mantienen una visión optimista y aspiracional del país. Routledge nos comenta, que de acuerdo a una encuesta realizada por el Archbridge Institute, el 70% de los encuestados ha encontrado el sueño americano o están en camino a hacerlo. Lo más significativo son los factores que se consideran importantes para alcanzar este sueño americano. El 83% de los que respondieron atribuyeron esto a la libertad de elección, de como vivir y un 80% lo atribuyó a tener una buena vida familiar. Solo el 15% de los que respondieron, dijeron que ser rico era esencial para alcanzar dicho sueño. Más aún, solo el 23% de quienes respondieron dijeron creer que el sueño americano era más difícil de alcanzar que lo que sus padres tuvieron que hacer para lograrlo. Hay más conclusiones interesantes en el comentario de Routledge, pero lo importante es que a pesar de toda esa atmósfera negativa a la que tendemos a atribuirle a la supuesta decadencia del sueño americano, los datos no respaldan tales aseveraciones, pues sigue vivo en los americanos. Y es que no se trata de ignorar los problemas, que los hay y son muchísimos, pero si de ver lo positivo.
En Hispanoamérica, Archbridge Institute aún no tiene datos o encuestas similares para la región, pero hay cosas que podemos intuir solo viendo lo que pasa en la región. Gracias a las facilidades en tiempos modernos que tenemos para viajar y la popularidad de ciertos destinos, vemos que a pesar del subdesarrollo regional, hay lugares que atraen muchos turistas o gente que decide mudarse a la región, para vivir de manera más pausada, menos acelerada y más familiar. Sin embargo el indicador mas relevante para sus ciudadanos debería de ser, por qué tantos se ven obligados a emigrar. Está claro que en este frente la región, mientras siga teniendo una gran cantidad de su población, buscando vivir afuera, en otros países, va a ser un pobre reflejo de las sociedades que no brindan oportunidades a sus ciudadanos y que dejan sus países para ir a otros lados con más oportunidades.
A pesar de estas realidades migratorias, la región todavía atrae otros migrantes que buscan una mejor calidad de vida o simplemente vienen de regiones en peores condiciones. Los Venezolanos no solo emigran a Estados Unidos, si no también a otros países de la región como Ecuador, Colombia, Chile, o Argentina, que están en mejores condiciones que Venezuela. Los Cubanos la misma historia, históricamente si algo caracterizaba a los países comunistas, era que sus propios gobiernos no permitían o hacían sumamente complicado que sus ciudadanos emigraran. Ya no es el caso, toda vez que la pobreza en dichos países, es tan profunda que muchos gobernantes corruptos, traficantes de miseria y de sustancias, lo permiten y lo fomentan para recibir remesas de los migrantes, que terminan convertidos en esclavos de sus países de origen, forzados a seguir hundiendo dinero, en países que los obligaron a emigrar, para sostener a los seres queridos que quedan atrás, imposibilitados de salir por avanzada edad o sencillamente por que no les permiten salir.
Los gobiernos totalitarios, en tiempos modernos han convertido la emigración en una herramienta de presión a países desarrollados. Aquí es donde la migración la convierten en un arma de doble filo. La migración actúa como válvula de escape de presión política, donde los mejores ciudadanos de un país emigran y por lo tanto el país no solo se queda sin mano de obra calificada, si no también sin aquellos ciudadanos que podrían tener la capacidad política de presionar por un cambio. Quienes se quedan son los más vulnerables que no pueden migrar por falta de recursos, miedo, están muy mayores o son menores frágiles sin posibilidad de abandonar estos gulags. La solución no está en prohibir la emigración, si no más bien en buscar que estos regímenes enfrenten las consecuencias de sus acciones, que han empobrecido a sus países, y a los emigrantes que sigan luchando por la libertad de sus países de origen y de quienes quedaron atrás.
Muchos que se consideran de izquierda, reclaman por el intervencionismo extranjero, pero esto es una verdad a medias. Estos regímenes totalitarios son apoyados por otros regímenes iguales o peores, que prácticamente han colonizado esos países. Lo dijo bien claro la premio Nobel de la Paz, María Corina Machado, cuestionada por un periodista, por lo aparentemente contradictorio de su llamado a pedir ayuda en la liberación de su país, del régimen totalitario que ya sufre desde hace un cuarto de Siglo. “Venezuela ya está invadida, por agentes Sirios, Iraníes, Rusos, o grupos guerrilleros como Hezbolá, Hamas o la guerrilla colombiana”. Quienes se rasgan las vestiduras por la supuesta invasión de los Estados Unidos, deciden ignorar o mienten que el régimen solo se sostiene gracias a este apoyo de países que ni siquiera históricamente han tenido que ver con el país y que han robado recursos que no han servido más que para perpetuar en el poder al régimen.
Estoy convencido que el día que Venezuela sea libre, va a ser el ejemplo de la región, después de tanta opresión sufrida bajo el yugo totalitario que se impuso en 1999. Sus ciudadanos, guardo la esperanza, sabrán reconstruir ese país y llevarlo a alturas insospechadas, que serán una vez más un ejemplo de democracia y de oportunidades, como alguna vez lo fue en su momento en el Siglo XX. Guardo también la esperanza de que nuestra región Hispanoamérica, poco a poco vayan eliminando estos regímenes que solo han traído miseria y destrucción, bajo una equivocada idea sobre como aliviar la pobreza y han olvidado que mas importante es generar riqueza y libertad para todos.
Ojalá en esta Navidad, en este periodo de reflexión, descubramos las verdades universales que nos deja esta temporada desde hace 2025 años, de paz, unidad, amor, que no perdamos la esperanza, a pesar de las dificultades y tribulaciones que pasamos. Atesoremos el recuerdo de quienes ya no nos acompañan, cultivemos la esperanza de que un mundo mejor es posible y que no todo lo que vivimos es malo y negativo.
Feliz Navidad y que la fe y la esperanza anide en sus corazones.
PD. Leí con interés un comentario de un querido amigo que captura elementos históricos de Hispanoamérica y nuestra cultura occidental que ha influido y ha sido clave, no solo en esta región, sino también en Estados Unidos, y demuestra una vez más que no todo lo que sale de la región o de la época virreinal y por lo tanto nuestro pasado, es negativo. Espero que sea de su interés.
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