¿Por qué no tienen más hijos?
Hace 18 años, la economista argentino-
También nos advirtió sobre los cambiantes patrones de fertilidad en Guatemala. Nos costó creerle, pues insistentemente se afirma que Guatemala es un país de jóvenes y que los guatemaltecos tenemos muchos (¿demasiados?) hijos. Sin embargo, en poco tiempo hemos visto caer la tasa de fertilidad del país, de 4.58 hijos por mujer en el año 2000 a 2.26 en 2025 (Worldometer).
Cabe preguntarse: ¿por qué las mujeres guatemaltecas, al igual que las de otras nacionalidades, optan por tener menos hijos? Un factor importante es la reducción de la tasa de mortalidad infantil: las parejas conciben menos niños cuando saben que estos sobrevivirán y vivirán sanamente durante más años. Otras causas asociadas con la disminución del número de hijos por mujer son: 1. las mejoras en el nivel de vida, 2. los patrones de urbanización, 3. los avances tecnológicos acelerados, 4. el nivel educativo de la mujer, 5. su incorporación a la fuerza laboral, y 6. la decisión de contraer matrimonio a edades cada vez mayores.
Por otra parte, algunas ideas que prevalecieron en los años sesenta y setenta promovieron actitudes antinatalistas, a las cuales san Juan Pablo II acertadamente denominó “la cultura de la muerte”. La revolución sexual cambió radicalmente los patrones de conducta, especialmente tras la introducción de métodos anticonceptivos modernos. La cultura contemporánea es más tolerante hacia las relaciones extramaritales, las infidelidades, el divorcio y la viudez. La tasa de divorcios aumentó significativamente durante el siglo XX; en países como España, Rusia y Ucrania, por ejemplo, más del 60 % de los matrimonios terminan en divorcio.
Durante años fuimos exhortados a tener no más de dos hijos por temor a la sobrepoblación y en nombre de la protección del medio ambiente. La bomba P (1968) fue un bestseller del entomólogo neomaltusiano Paul Ehrlich, quien pronosticaba hambrunas que arrasarían con la humanidad antes de la década de 1980. La humanidad desbordada —advertían— agotaría los recursos naturales. Entre los ambientalistas radicales surgió incluso un movimiento cuyos miembros juraban no reproducirse, para lograr la extinción de la raza humana y liberar a la Tierra de su peor enemigo.
Dado que la decisión de tener o no tener bebés obedece más a motivos culturales, psicológicos y religiosos que a razones económicas, resulta difícil revertir la tendencia mundial hacia tasas de fertilidad inferiores a la tasa de reemplazo poblacional (2.1 hijos por mujer). ¿Cómo se cambia una cultura? Algunos gobiernos ofrecen préstamos y subsidios a familias numerosas, licencias de maternidad prolongadas, becas escolares y otros incentivos. El gobierno de Hungría, por ejemplo, adoptó el eslogan “Cada niño es un tesoro” y declaró que la familia es el fundamento de la nación. El efecto de tales políticas sobre el tamaño de las familias está por verse.
A nivel privado, ¿no deberíamos acaso producir bestsellers, películas como Demographic Winter y promover movimientos profamilia capaces de contrarrestar el daño causado por los neomaltusianos?
La autora estudió Ciencias políticas y Economía en Dartmouth College, en New Hampshire y Obtuvo una maestría en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Georgetown, en Washington, D.C. EE. UU.. Es profesora universitaria de análisis económico de la política, desarrollo económico e historia; miembro del Consejo Directivo del Centro de Estudios Económico-Sociales(CEES) y de la Asociación Familia, Desarrollo y Población (FADEP); y de la Sociedad Mont Pelerin.
- 27 de octubre, 2025
- 25 de octubre, 2025
- 27 de octubre, 2025
- 26 de octubre, 2025
Artículo de blog relacionados
El Diario de Hoy Un subsidio es una contribución financiera efectuada por un...
10 de julio, 2012El Universal La educación venezolana se ha caracterizado por ser una educación "camburera",...
19 de abril, 2010Desde mi Trinchera Desde inicio de la República, el empresario ecuatoriano, guayaquileño en...
15 de octubre, 2010Por Alejandro A. Tagliavini El Tiempo, Bogotá Fuente de guerras y de todo...
12 de abril, 2018












