El embargo estadounidense contra Cuba

Uno de los temas más debatidos en la situación actual de Cuba es el siempre presente embargo comercial estadounidense o “bloqueo” como prefieren denominarlo los comunistas.

Ajustémonos a la realidad histórica. El origen del embargo no se debe a diferencias ideológicas entre Estados Unidos y el Partido Comunista de Cuba. Es la acción emprendida por el gobierno estadounidense debido a que el gobierno marxista cubano confiscó entre 1959 y 1961 varias propiedades de empresas y ciudadanos estadounidenses sin ofrecer compensación alguna.

A partir de 1959, el régimen comunista nacionalizó todos los servicios públicos y la industria de Cuba y confiscó sistemáticamente tierras privadas para redistribuirlas –bajo control estatal– entre la población cubana.

La U.S. Foreign Claims Settlement Commission ha certificado más de 6.000 reclamos de ciudadanos y empresas estadounidenses por un valor total de 1.900 millones de dólares. En la actualidad, con intereses y en dólares constantes, esa cantidad se aproxima a los 6.000 millones de dólares.

El 26 de Julio de 1972, varios años después de la imposición del embargo, la dirección del gobierno comunista cubano declaró públicamente en un mitin:

“Nuestras estrechas relaciones de amistad y cooperación con el campo socialista, y especialmente con la Unión Soviética (APLAUSOS), nos permiten decir a los imperialistas: no queremos nada de ustedes, señores”

“No lo queríamos cuando no teníamos seguridad, mucho menos lo podemos querer ahora que tenemos más seguridad, y estamos más consolados…”.

“Ahora, con mucha más razón y con mucha más tranquilidad, ¡estamos dispuestos a pasar cinco, diez, quince, veinte, treinta años sin relaciones con Estados Unidos!” (APLAUSOS)

En junio de 2021, la Asamblea General de la ONU volvió a aprobar la tradicional resolución socialista de condena del embargo estadounidense contra Cuba. Un total de 184 de los 192 países miembros del gran foro mundial votaron en contra de algo que no saben a ciencia cierta en qué consiste. Una mayoría de más del 98% de los votos en dicha asamblea suele reservarse para cuestiones cruciales para la humanidad. Muy pocos de esos países levantan la voz para condenar la inexistencia de derechos humanos o para insistir en la vigencia del Estado de Derecho en Cuba.

Todo este clima anti-embargo evidencia el mayor éxito propagandístico que aún disfruta el Partido Comunista de Cuba al sostener el mito de que Cuba es víctima de un cruel bloqueo comercial y financiero por parte de Estados Unidos que impide a la “revolución cubana” alcanzar sus “objetivos revolucionarios” económicos y sociales.

El 26 de julio de 2021, fecha en que el Partido Comunista debería estar celebrando un nuevo aniversario del inicio de su movimiento revolucionario y de sus logros durante los últimos 63 años de gobierno de partido único, tiene que anunciar la llegada de ayuda material desde Rusia en forma de 90 toneladas de alimentos y otros artículos enviados urgentemente por transporte aéreo justificado en parte por el efecto de la pandemia del virus chino.

Como parte de la habitual línea propagandística de información, la secretaria de Comercio cubana Betsy Díaz y el embajador ruso en Cuba Andrei Guskov declararon que esta ayuda era para aliviar también el eterno impacto del bloqueo norteamericano sobre la Isla.

El “anuncio oficial cubano” de esta ayuda material contiene dos elementos clave a destacar: la sustitución de la palabra embargo por bloqueo, un  término militar impresionante, y el ocultamiento del verdadero bloqueo que la dictadura impone internamente contra el pueblo.

Seamos realistas y reconozcamos que no existe ningún bloqueo en contra de Cuba. Es un embargo comercial y financiero bilateral contra el régimen comunista gobernante. No es total sino parcial, lleno de excepciones y concesiones. Es un embargo muy poroso por diversas razones.

La Ley Helms-Burton -oficialmente, Ley de Libertad Cubana y Solidaridad Democrática- permite a los estadounidenses que fueron despojados de sus bienes tras la Revolución presentar demandas ante los tribunales de Estados Unidos. También prohíbe el tráfico de bienes robados a ciudadanos estadounidenses. Esta Ley nunca ha sido aplicada en su totalidad hasta la llegada de la anterior administración del presidente Trump y actualmente podría ser revisada e implementada en toda su letra.

El embargo no es de Estados Unidos contra el pueblo cubano. Es contra el Partido Comunista. Cualquier persona en los Estados Unidos puede enviar alimentos, medicinas y dinero (remesas) a cualquier ciudadano en Cuba. De hecho, Cuba es hoy el mayor importador de alimentos para pollos de Estados Unidos. El embargo real y efectivo es del Partido Comunista contra los derechos humanos en la Isla desde su llegada al poder en 1959.

Tras la caída de la URSS y el declive del imperio soviético en Europa Oriental, la dirigencia cubana se vio obligada a aceptar y legalizar la circulación de la moneda de EE.UU. y propició la entrada de esa divisa a la Isla a través de diferentes medios como el envío de remesas y visitas de los que habían salido al exilio. Empresas extranjeras europeas hicieron su aparición en la Isla y se establecieron relaciones diplomáticas con EE UU.

En las primeras décadas de la Revolución, el Partido Comunista considero que Cuba y su población había sido explotada por compañías norteamericanas con anterioridad a 1959. Pero después de 1989, en un cambio de 180 grados, si bien todavía denunciaba al embargo al mismo tiempo legalizaba la circulación y tenencia del dólar y permitía la presencia de trabajadores y empresas extranjeras las que todavía operan en la Isla. Un giro típico del socialismo.

De no existir el embargo, posiblemente aún bajo el sistema comunista hubiera habido un ingreso mucho mayor de inversiones extranjeras lo que habría llevado a Cuba una vez más a la tan criticada explotación capitalista. En otra palabra, de una manera sutil el régimen pide desesperadamente la restitución de la explotación que tanto crítico y utilizó como excusa para implantar el comunismo.

Es hora de que la comunidad internacional se percate de que los cubanos sufren hoy miseria y opresión no por una medida arbitraria de un gobierno extranjero, sino por la omnipotencia del Partido Comunista que ha gobernado la Isla y mantiene un bloqueo interno que estrangula económica y socialmente a la población y enriquece a sus dirigentes.