El “Guantánamo italiano”
Eran la gran apuesta de Giorgia Meloni, que prometió frenar la “invasión” de inmigrantes clandestinos a Italia a través de un novedoso modelo de manejo de los flujos de desesperados. Pero los centros para identificación y repatriación de migrantes que la primera ministra italiana construyó en Albania, inaugurados en octubre pasado en medio de polémicas por los inmensos costos y cuestionamientos de tipo jurídico y de derechos humanos, se están convirtiendo en un bumerán. O en un “flop”, un fracaso, como denuncia la oposición de centroizquierda.
De hecho, estos centros, construidas en el puerto de Shengjin y en la localidad de Gjader, pero bajo jurisdicción italiana, están vacíos. Desde su inauguración, sólo dos grupos de desesperados rescatados en el mar de Mediterráneo cerca de las costas de la península fueron llevados allí. Pero sólo se quedaron pocas horas porque, casi enseguida, por orden judicial debieron ser llevados nuevamente a Italia: magistrados de un tribunal de Roma bloquearon su estadía en los centros de Albania hasta que se expida al respecto la Corte de Justicia europea.
Al estar vacíos y luego de notas periodísticas que mostraban que el personal de la policía y demás operadores enviados vivía en hoteles de lujo frente al mar, el gobierno de derecha de Meloni comenzó reducir drásticamente el número de empleados allí. Este fin de semana, a este éxodo se sumó el personal de ‘Medihospes’, el ente que gestiona los centros a través de operadores sociales.
Fuentes del Ministerio del Interior aclararon que los centros en cuestión -que la oposición había bautizado los “Guantánamo italianos”-, de todos modos, seguirán activos. Mantendrán allí un contingente mínimo que se irá rotando para los turnos de vigilancia, pese a que, los llamados “CPR” (por centro de permanencia y repatriación) estén vacíos.
Como era de esperar, la noticia del regreso de la gran mayoría del personal enviado a trabajar allí hizo mucho ruido y le sirvió a la oposición para insistir en que se trata de un “flop”, fracaso, del gobierno.
“Los operadores de Albania están regresando, los centros siguen vacíos. La campaña electoral ha terminado y ya no son necesarios. Hablaremos de ello la próxima vez”, acusó Elisabetta Piccolotti, del partido Alianza Verdes Izquierda. “El gobierno Meloni actuó conscientemente para distraer a la opinión pública de los problemas concretos de la mayoría de la gente. Fracasaron sabiendo que fracasarían con el único objetivo de crear un choque con el poder judicial útil para la propaganda. Gastaron una montaña de dinero y jugaron con los derechos de las personas y sigue siendo una página innoble para nuestro país”, agregó la parlamentaria.
Riccardo Magi, de +Europa, también denunció “un fracaso trascendental” en relación con el también llamado “modelo” de Albania. “Primero el enorme despilfarro de fondos públicos, luego las sentencias judiciales y los centros vaciados, seguido del regreso de parte del personal policial, ahora el regreso de los operadores. Es un fracaso inmenso”, dijo.
Magi destacó que desde la apertura de los centros en Albania hasta la fecha, 6000 inmigrantes han desembarcado en Italia. “Si los jueces no hubieran aplicado la ley, hoy en Albania habría sólo 18 migrantes. Giorgia Meloni no sólo se burla de los italianos, sino que nos hace pagar a cada uno de nosotros el precio de su actuación”, acusó. “Mucha propaganda: mil millones de euros mientras se olvidan de los jóvenes, dan propinas de 7 euros a las enfermeras y no hacen nada con las listas de espera”, agregó, al aludir al costo exorbitante de los centros en Albania y de los recortes que hubo en la sanidad pública. “Que la primera ministra detenga esta pantomima, respete las leyes y los derechos y pida disculpas a todos los italianos”, reclamó, indignado.
En medio de la pulseada del gobierno con el poder judicial por este tema de lo más complejo, no sólo se espera que se pronuncie la Corte europea de Justicia, sino también, el 4 de diciembre próximo, la Corte de Casación.
Recientemente se entrometió en este tira y afloje incluso el multimillonario Elon Musk, amigo de Meloni, que escribió en X, su red social, que los jueces italianos tenían “que irse” y que incluso se preguntó si la gente en Italia vivía en una democracia o en una “autocracia no electa” que toma decisiones, refiriéndose a la magistratura. Semejante injerencia causó indignación y la inédita reacción del presidente de Italia, Sergio Mattarella, que paró en seco al multimillonario sudafricano y brazo derecho de Donald Trump.
“Italia es un gran país democrático y tengo que reiterar, con palabras utilizadas en otra ocasión, el 7 de octubre de 2022, que ‘sabe cuidarse a sí misma en el respeto de su Constitución’. Cualquiera, especialmente si, como se ha anunciado, está por asumir un importante rol de gobierno en un país amigo y aliado, debe respetar la soberanía y no puede atribuirse el rol de impartirle órdenes”, le recordó el mandatario, dejando incómoda a Meloni, que se había quedado callada.
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