Tierra, Tierra, Tierra
Así gritaba Rodrigo de Triana hace 532 años y dos días (cuando publico este artículo), después de navegar sin saber bien como es que se habían embarcado en aquella locura de llegar a las Indias en busca de la especería (de donde venían las especies, como el clavo o la pimienta), Cipango (Japón) y entregarle una carta de sus Majestades Católicas al Gran Khan (Mongolia?). Habían navegado creyendo que se podía hacerlo en menos de un mes siguiendo ciertas corrientes marinas, o lo que más tarde se denominó los vientos alisios saliendo primero desde Cádiz y repostando luego desde las Islas Canarias hacia el oriente desconocido, afirmando que la tierra era redonda, aunque muchos dudaban de eso. Para estos marineros terminaba esta odisea, pero para el mundo empezaba una de las más grandes aventuras de la humanidad y la primera globalización moderna.
En realidad, era un acto de locura lo que habían hecho. Cualquiera que ha estado en el mar en un ferry cruzando cortos tramos en buques diseñados para transportar gente y vehículos 10 o 100 veces más grandes, en un día con mal tiempo no puede dejarse de maravillar como es que estos hombres que venían con Cristobal Colón pudieron cometer semejante acto de imprudencia de lanzarse hacia lo desconocido con aquellas carabelas, la Pinta, la Niña y la Santa María, barcos que en comparación a buques como el Buquebus que cruza a diario entre Uruguay y Argentina o un crucero que se toma en Miami no serían más que un pequeño bote donde sus tripulantes viajan apretujados, en condiciones de hacinamiento, con apenas espacio para moverse y llevar carga. Hay que recordar que en aquella época no navegaban más que a vela y la mayoría de las embarcaciones que muchos usaban eran en realidad barcos remeros más comúnmente usados en el mediterráneo donde los españoles de la región catalana dominaban dicha tecnología que no dependía de la inclemencia y el azar del tiempo, aunque si de los esfuerzos de los esclavos y de los pobres desgraciados que caían víctimas de condenas por crímenes cometidos. Los portugueses a duras penas, poco más de 40 años antes se habían aventurado a navegar las costas del Africa, bajo las instancias de su rey Enrique el navegante, y siempre procurando tener línea de visión con la costa para no perderse en el amplio océano. La navegación usando las estrellas todavía no se desarrollaba del todo y solo 100 años más tarde los españoles lograron perfeccionar dicha técnica para saber a dónde se dirigían realmente y en qué dirección iban.
Las que más tarde se llamaron las Américas en honor al cartógrafo italiano Americo Vespucio, cuyo único mérito fue darse cuenta de que Colón había llegado no a las Indias si no a un nuevo continente salieron por fin de su aislamiento de siquiera 15,000 años que les tomó a otros seres humanos alcanzar de manera regular nuestro continente. Los anglosajones se esfuerzan por destacar las exploraciones vikingas de 1021 desde Islandia y Groenlandia para indicar que los nórdicos y los del norte de Europa llegaron antes que Colón y de los españoles y portugueses, pero lo cierto es que no dejaron rastros mayores de sus descubrimientos y más allá de ser un gran hito, este no tuvo mayor impacto o cambio en la historia global. Tambien hay escritores como Gavin Menzies, cuyas historias de la llegada de las grandes flotas asiáticas del Almirante Zhen He en 1421 y su libro “1421: El año en que China descubrió el mundo” son historias interesantes de leer y conocer, pero una vez más, no fueron los Chinos o los asiáticos que descubrieron las Américas o hicieron algo al respecto, ni tampoco dejaron evidencias de sus descubrimientos que perdurasen en el tiempo y más allá de ciertos documentos desperdigados y unas cuantas conjeturas, por demás entretenidas de leer, estos hallazgos, si es que se dieron, no dejan de ser elementos a conocer, pero de ninguna manera tuvieron el efecto que tuvo la hazaña de Colón con el apoyo de la corona de Castilla y España en General.
El descubrimiento de 1492 en nuestras épocas ha sido víctima de toda clase de esfuerzos por quitarle la importancia que se merece. Tal vez esto sea fruto de esta cultura de los últimos 20 años que nos corroe de posmodernidad y posverdad y de querer reescribir todo lo anterior y todo aquello que nuestros antepasados consideraban una de las historias épicas de nuestra civilización y que ahora lo traten de ignorar, borrar en incluso reescribir. Y no estoy hablando de una reinterpretación a la luz de nuevos hechos y descubrimientos del pasado que nos dan una visión más clara de lo que realmente ocurrió, si no de un acto deliberado por borrar la historia y quitarnos algo de lo que deberíamos de estar orgullosos los iberoamericanos de que pasara. Lejos queda lo que hace casi 100 años en Estados Unidos hizo que fuera un gran impulso de parte de sus inmigrantes italianos de realzar el rol de Colón, almirante que durante mucho tiempo se piensa que es de origen genovés. Se ubicaron estatuas de Colón y se realzó la historia épica del almirante. Tambien se fomentó asociaciones como la de los caballeros de Colón que apoyan a la iglesia católica en Estados Unidos y ayudan como ujieres en las misas pero que también son una asociación mutual que provee seguros de vida y de salud. Aunque esto nos parece normal en su momento fueron asociaciones que brindaban mucho apoyo a los migrantes en Estados Unidos que llegaban con una mano adelante y otra atrás y no querían dejar desamparados a sus familiares si algo les pasaba. En el resto de las Américas pasó algo similar, con motivo de la celebración de los 400 años del descubrimiento, se establecieron celebraciones feriados y actos permanentes para conmemorar este suceso, y sirvió también para fortalecer esos lazos rotos con la Madre Patria, España pues habían sufrido un gran debilitamiento con las guerras de la independencia. Fue en cierta forma la reconciliación de la España Europea y la España Americana después de ese periodo independentista.
A Colón lo reclaman los españoles, los valencianos, los catalanes, los portugueses, los judíos, y la verdad es que Cristobal Colón y sus descendientes nunca dejaron en claro de donde mismo es que era Colón. La familia Colón fue sumamente celosa, quien sabe por qué motivos, de dejar en claro de donde mismo eran. Por cierto, en estos días se estrena en España el 12 de octubre un documental de RTVE que pretende aclarar con pruebas genéticas del análisis de sus restos en la Catedral de Sevilla, si los restos son de Cristobal Colón y si a través del ADN de esos restos se puede saber de dónde provenía realmente para zanjar este misterio histórico. Escribo estas líneas precisamente el 12 y aún no lo he visto, pero veremos que nos aporta esta investigación. Este clip del programa dice que era judío, lamentablemente acá en Estados Unidos no se puede ver completo el documental pero quizá usted lo pueda ver en su país. Lo cierto es que poco más de 100 años después de ese aniversario 400 es que vemos este esfuerzo ridículo por borrar su figura, y con las protestas del 2022 en Estados Unidos por Black Lives Matter, ha habido un esfuerzo de los ideólogos de izquierda para borrar su figura y reescribir esta historia. Ya venía ocurriendo desde el quinto centenario de esta epopeya en 1992 donde salió a relucir el indigenismo, y todo un esfuerzo sistemático por cambiar la historia y poner como negativo algo que es si no uno de los “Momentos estelares de la humanidad”, copiando la frase que da título al libro de Stefan Zweig y que curiosamente no incluye esta gesta en sus historias, aunque si incluye otras relacionadas como el descubrimiento del Oceano Pacífico o del Amazonas.
Es que es importante destacar que el descubrimiento de las Américas fue un hecho que cambio nuestras percepciones del mundo y despertó a la civilización Occidental de su largo letargo de la edad Media y la impulsó a tratar de conocer, conquistar y desarrollar el mundo conocido. Se cometieron errores en el camino, muchos de estos errores ni siquiera la humanidad fue consciente de que lo eran, como lo pudo ser la gran mortandad de las poblaciones nativas americanas. Guerra biológica la llaman los ideólogos que odian esta epopeya, como si los conquistadores tuvieran noción de lo que estaba pasando tras bastidores con las poblaciones que descubrían. Mas allá de la leyenda negra, que se le quiere hacer a ese periodo, estas plagas fueron provocadas por el encuentro con una población aislada por miles de años y que no estaba preparada de ninguna manera a enfrentar los patógenos que traían estos navegantes. Es bien sabido que, si bien el resto de la humanidad tenía dificultades para moverse rápidamente de Asia a Europa o África la humanidad de estos tres continentes había estado en amplio contacto, lento pero continuo, mientras que las Américas habían vivido aisladamente por un espacio de 15000 años desde que los primeros pobladores cruzaron en la última glaciación el estrecho de Bering. Es cierto que se habla de contactos previos, pero estos fueron esporádicos y escasos y en las Américas muy probablemente ni se enteraron de la peste negra. Y este problema de las plagas no solo fue en un solo sentido. Se sospecha que enfermedades como la sífilis, enfermedad de transmisión sexual, arrasaba y causaba locura en las poblaciones europeas a poco más de 100 años de la epopeya de Colón. Felizmente la mortandad no fue total, y gracias al mestizaje promovido desde los inicios de la conquista surgió una población que era resistente a los patógenos que llegaron del viejo mundo. De este mestizaje y gracias a este es que vienen muchas poblaciones indígenas. No existen en las Américas poblaciones que puedan decir que son 100% autóctonas y aunque los porcentajes varían de país a país o de región a región, en base a las migraciones posteriores que recibieron, no hubo el racismo abierto y desenfrenado que si caracterizó a la conquista inglesa.
Con esto no quiero decir que no existió racismo en la América hispana, solo quiero decir que la actitud fue predominantemente diferente y que el racismo es un oxímoron en nuestra región donde casarse y mezclarse con gente de cualquier raza es legal y es permitido y fomentado desde 1503 y en el testamento de la reina Isabel la católica se dispuso que los moradores de las Indias sean tratados en igualdad de condiciones como cualquiera de sus súbditos peninsulares. En Estados Unidos, el mestizaje recién fue legal desde 1960 y aunque no quiere decir que no existió, pues sí que lo hubo también. Se veían situaciones donde, por ser ilegal, se discutía absurdamente si se tenía o no antecedentes de otra raza que disminuyeran la calidad legal y moral de sus ciudadanos. Se daban situaciones absolutamente distópicas de hermanos, de padre y madre que podrían ser considerados blancos o negros, y por lo tanto su suerte y capacidad de movilidad social podría ser radicalmente distinta dentro de una misma familia. Solo a raíz de las marchas por los derechos civiles es que se corrigió esto en Estados Unidos y el que no fuera un problema tan serio en Hispanoamérica, es algo por lo cual deberíamos de estar ampliamente orgullosos. Así mismo es importante notar que contrariamente a lo que le encanta lamentarse a la izquierda, los españoles no estaban interesados en borrar del mapa a las poblaciones indígenas, pues esto iba en contra de sus intereses evangelizadores y por supuesto de enriquecimiento también, pero más que nada la conquista española era una misión evangelizadora por parte de los reyes católicos. Contrariamente a lo que pasaba con otras conquistas, como la inglesa que eran movidos más que nada por el afán comercial explotador de mano de obra esclava o de aislamiento y búsqueda de libertad religiosa fruto de las guerras religiosas en Inglaterra, pero nunca de evangelización a la población local. O la portuguesa que estaban más movidos por el establecimiento de colonias extractivas y comerciales y que más allá de que tenían un fuerte componente de influencia de la iglesia no parecían estar muy interesados en la evangelización.
En todo caso este mes de octubre los hispanoamericanos debemos de sentirnos orgullosos de nuestra historia, de nuestra herencia y debemos de estudiarla, pero no a través del lente de historias rebuscadas de racismo, si no ir a las fuentes originales, leer a las crónicas originales del Inca Garcilaso de la Vega, uno de los primeros mestizos que cuentan la historia prehispánica del imperio de los Incas y de la conquista. Las crónicas de Bernal Diaz del Castillo que acompañaba a Hernán Cortés en la conquista de los Mexicas y los horrores que se encontraban y porque se dio lo que se dio y como ésta, que no era una guerra de exterminio sino más bien de la conquista que fue hecha con la ayuda de indígenas oprimidos por esa cultura antropófaga y de sacrificios humanos a la cual estaban sometidas las tribus circundantes. La genialidad de Cortéz fue darse cuenta del problema que enfrentaban las víctimas de los Mexicas y con poco más de 500 hombres europeos y miles de indígenas que se les unieron vencer a ese imperio. Lo mismo pasó con los Incas, hay que estudiar libros como el de Luis Baudín, escritor Frances que hace un excelente y detallado análisis de “El Imperio Socialista de los Incas”. Lamentablemente este libro está fuera de impresión en español, aunque tiene una versión en inglés de muy buena calidad. Otras crónicas para recomendar están las crónicas de Bernardino de Sahagun en Mexico sobre la Historia General de las cosas de la Nueva España. Finalmente hay crónicas más recientes como la del hispanista inglés, Hugh Thomas, El Imperio Español, que es un auténtico tratado sobre esta épica histórica. Bastante material a leer y conocer en vez perder el tiempo leyendo fantasías negro-legendarias rebuscadas y alejadas de la realidad de lo que pasó en nuestros orígenes.
*Subtítulo en alusión a la novela del escritor ecuatoriano Juan Montalvo que hizo una continuación del Quijote de Cervantes en el siglo XIX.
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