Fenomenología educativa
Cuando James Tooley concluyó sus investigaciones en las comunidades rurales de países como la India, Kenia, Ghana y Nigeria, retratadas en su célebre obra titulada El Bello Árbol, jamás podría haber anticipado el grado de comprensión y responsabilidad proveniente de aquellas personas de escasos recursos respecto a su interés por obtener una formación educativa que favoreciera en sus descendientes algo más que la simple adquisición de conocimientos. Mientras instituciones como el Banco Mundial permanecían anquilosados en torno a ciertas ideas atávicas o preconcebidas del llamado tercer mundo, los resultados derivados de una más que seria revisión etnográfica por parte de Tooley y su equipo de la universidad de Newcastle, demostraron con evidencia cómo los padres, representantes y apoderados de miles de niños en esos países no sólo se preocupaban por el hecho de que sus niños obtuvieran la mejor educación posible, sino que incluso podían ser conscientes de los ejes centrales sobre los cuales debía constituirse este proceso formativo, trascendente del mero espectro instruccional.
Por mencionar, El Bello Árbol incluye dos indicadores relevantes en la valoración de los padres, en el caso de la experiencia nigeriana: en primer lugar, la cantidad de horas de contacto entre maestros-alumnos y, en segundo, el menor número de estudiantes por clase, lo que permitía a la solución privada erigirse como una preferencia para muchos de ellos frente a la alternativa de la enseñanza pública, en franco deterioro por su enfoque más estadístico y homogeneizador, desconociendo así principios como la libre elección, la variedad de oferta y, sobre todo, la diversidad de capacidades, talentos y destrezas existentes en cada estudiante.
Tales registros nos permiten recordar, desde el mundo real, el valor que tiene la libertad de enseñanza, como espacio de búsqueda y encuentro para muchas familias respecto a la asunción de responsabilidad acerca de su porvenir, en tanto conocedores del potencial, quizá aún no desarrollado, de sus miembros. Ahora bien, esta libertad de enseñanza que destacan textos como el citado, frente al usual hermetismo en los pensum de estudios de las propuestas públicas en no pocos países, se nutriría eficazmente si pudiera articularse con un enfoque orientado hacia la fenomenología educativa, es decir, hacia la profundización de la experiencia personal y facilitación de narrativas que posibiliten un auténtico proceso de descubrimiento individual. A medida que cada niño se exponga a estímulos externos basados más en esquemas flexibles de revisión continua, organizados en base a sistemas con una racionalidad interna, la función pedagógica se alcanzaría de una forma más espontánea y menos planificada. Una estructura donde los padres puedan involucrarse y participar más activamente en la toma de decisiones, frente a la alternativa de ser delineados por una “instancia superior administrativa” que basa sus contenidos en programas por años replicados, sin auditorías u actualizaciones, con escaso conocimiento de tiempo y lugar, desconocedora finalmente de lo que es mejor para el futuro de los niños y las personas en general.
La corriente fundada por Edmund Husserl a inicios del siglo XX ha ganado espacios dentro de las llamadas ciencias de la educación, colaborando en la generación de nuevos datos densos -o Thick Data- para la modernización de propuestas pedagógicas, frente a aquellas sólo fundadas en los meros valores cuantitativos -Big Data-. No se trata, desde luego, de una discusión donde lo cualitativo sobrepase a lo estadístico ni viceversa, sino donde los creadores de políticas, programas y metodologías de enseñanza puedan hacer uso por igual de ambos recursos en pro de la innovación formativa. De igual forma, las aportaciones desde la ciencia antropológica tanto de lo Etic –la perspectiva del investigador, experto o técnico- como de lo Emic –la visión de las personas objeto de estudio, sin subestimar sus capacidades-, resultan esenciales tanto como la fenomenología para el estudio y comprensión de la esencia educativa. Las consideraciones de los beneficiarios, a todo nivel decisorio respecto al diseño de procesos instructivos, deben ser valor central del ideal pedagógico, aquél que coloca en manos del propio beneficiario la responsabilidad de elegir su futuro, no sólo a través de mecanismos concretos como los vouchers en diferentes países para la selección de un proveedor o planteamiento de estudios, por citar, sino también integrando sus emociones y visiones en torno a la identificación de potencialidades y talentos.
No debemos olvidar que los paradigmas de la realidad académica, laboral y profesional, en general, están en proceso de transformación en la sociedad actual. En un mundo donde la tecnología se abre paso, reemplazando antiguos espacios de actividad humana, no sólo la hiper especialización del conocimiento comienza a perder terreno frente a la visión más generalista del quehacer en los distintos saberes -por su mayor capacidad de adaptación para los individuos que la practiquen ante las cambiantes condiciones del medio-, sino que un abordaje desde teorías o enfoques más dialógicos -que persigan el contraste de ideas, reflexiones y dudas desde la experiencia personal- representan una oportunidad para generar un salto de calidad en el fenómeno educativo, permitiendo cultivar personas no sólo competentes en escenarios productivos de la sociedad, sino también en aquellos relativos a la gestión personal, el autoconocimiento y el encuentro de su propósito o habilidad para entregar al entorno, creando así un círculo virtuoso de aprendizaje individual, social y cultural.
El autor es antropólogo e investigador.
- 31 de octubre, 2006
- 23 de enero, 2009
- 1 de octubre, 2024
- 14 de enero, 2013
Artículo de blog relacionados
Diario Las Americas Nómbreme un solo estado árabe o islámico que después de...
31 de agosto, 2011- 16 de noviembre, 2018
Por Jorge G. Castañeda Diario Las Americas El audaz rescate por parte del...
31 de julio, 2008The Commercial Appeal El Instituto Independiente Usted es un inversionista, así que imaginase...
28 de marzo, 2006