A 404 años del Mayflower, el barco en el que “nació” Estados Unidos
El Mayflower partió el 6 de septiembre de 1620. Llegó a América 66 días más tarde.
El siglo XVII comenzó con un endurecimiento de la persecución religiosa en Inglaterra. La ruptura con la Iglesia Católica era muy reciente y el rey Jacobo I quería que toda la población se sometiera a los preceptos anglicanos. La profundización de la reforma protestante, que desafiaba a todas las autoridades e impulsaba una mirada mucho más horizontal de la religión y del mundo, era demasiado peligrosa para los intereses de la corona.
Una pequeña comunidad en el pueblo de Scrooby, en el condado de Nottinghamshire, se resistía a plegarse a los ritos de la Iglesia de Inglaterra, que consideraba demasiado parecidos a los católicos. Seguidores de Lutero y, especialmente, de Calvino, creían que no debían existir las jerarquías ni los intermediarios entre Dios y los fieles. Liderados por William Bradford, decidieron mantener su culto reformado en secreto. Empezaron a ser llamados separatistas, aunque luego serían conocidos como peregrinos.
Pero la presión iba en aumento. Ante la amenaza cierta de perder su libertad, parte de la congregación decidió emigrar en 1608. El destino fue Holanda, que gozaba en ese momento de una libertad religiosa única en el mundo. Tras un paso por Ámsterdam, se asentaron en la ciudad de Leiden.
“Los pasajeros del Mayflower eran una pequeña comunidad religiosa que estaba desilusionada con lo que veían como una inadecuada reforma protestante en la Iglesia de Inglaterra. Le dieron la espalda por considerarla anticristiana, y adquirieron el apodo de ‘separatistas’. En ese momento, todos en Inglaterra estaban obligados por ley a asistir a su iglesia parroquial, pero en 1606 este grupo comenzó a reunirse ilegalmente en una iglesia separatista en Scrooby. Después de un corto tiempo decidieron que era imposible continuar practicando su fe clandestinamente y se mudaron a Holanda para encontrar mayor libertad”, dijo a Infobae Susan Hardman Moore, profesora de Religión Moderna Temprana en la Universidad de Edimburgo.
Sin embargo, tampoco allí se sintieron cómodos. Aunque podían practicar su fe sin reservas, estaban demasiado acostumbrados a una tranquila vida rural, que contrastaba con la impronta urbana y moderna de Leiden. Además, los más chicos se estaban haciendo holandeses y para los padres era esencial conservar la cultura inglesa.
Así surgió el proyecto de construir una comunidad desde sus cimientos en el “Nuevo Mundo”. Inglaterra ya había enviado muchas expediciones al norte del continente americano, pero solo había un asentamiento permanente, no demasiado exitoso: Jamestown, en la colonia de Virginia. Fundado en 1607, había sido brevemente abandonado en 1610 y enfrentaba serias dificultades para subsistir.
Pero la ilusión de empezar una nueva vida en una suerte de tierra prometida se convirtió en un proyecto que tendría un profundo impacto en la historia de Inglaterra, de lo que serían los Estados Unidos y de todo el mundo. Los peregrinos contrataron dos barcos para la travesía: el Speedwell, que los llevó desde Leiden hasta el puerto de Plymouth, y el Mayflower. Por sus constantes filtraciones y desperfectos, el primero fue abandonado al comienzo de la aventura transatlántica.
“El Mayflower transportó 102 pasajeros al Nuevo Mundo, además de 30 tripulantes. Entre ellos había 44 que William Bradford, el más famoso del grupo, llamó peregrinos: 18 hombres, 11 mujeres y 15 niños. Los peregrinos eran calvinistas estrictos que huyeron de Inglaterra como separatistas: negaban la validez de la Iglesia de Inglaterra y deseaban practicar su religión a su manera”, contó Scott Douglas Gerber, experto en historia legal estadounidense y profesor de derecho de la Ohio Northern University, en diálogo con Infobae.
El Mayflower partió el 6 de septiembre de 1620. Llegó a América 66 días más tarde. Sus ocupantes fundaron la colonia Plymouth en lo que hoy es Massachusetts. No fue un asentamiento particularmente fructífero, pero se transformó en el mito fundacional de los Estados Unidos.
Colonia Plymouth
Los peregrinos habían obtenido un permiso para instalar una plantación en la desembocadura del Río Hudson, en Nueva York. Para financiar el viaje, consiguieron un crédito de la compañía de Aventureros Mercantiles, que estaba interesada en la creación de una colonia para importar algodón. Después iban a tener que repagar la deuda con lo que produjeran en los años siguientes.
Pero el plan no salió como estaba previsto. El Mayflower llegó el 9 de noviembre a la zona de Cabo Cod, en Massachusetts, un poco más al norte de donde termina el Hudson. Cuando trataron de ir hacia el sur se encontraron con un mar demasiado agitado, que les dificultaba avanzar. Pasaron casi dos días tratando de llegar al destino original, pero al constatar que era demasiado peligroso y que se estaban quedando sin provisiones, decidieron anclar en el cabo, en Provincetown.
El mayor problema es que no tenían permiso para instalarse en esa zona. Eso llevó a algunos de los pasajeros que no integraban la congregación a decir que ellos no iban a someterse a ninguna autoridad ni bien desembarcaran. Entonces, para evitar una convivencia caótica, 41 hombres firmaron el Pacto del Mayflower, en el que sentaron las bases de un autogobierno leal a la corona de Inglaterra. El impulsor fue John Carver, que luego sería elegido como primer gobernador de la flamante colonia.
Las semanas siguientes las destinaron a elegir un lugar para asentarse. En una de las primeras expediciones, encontraron maíz en una tumba de una comunidad aborigen. En la siguiente, tuvieron un encuentro poco amigable en el que intercambiaron proyectiles con miembros de otra tribu. Finalmente, el 25 de diciembre decidieron montar la colonia en una zona que estaba identificada en un mapa de la época como “Nuevo Plymouth”. Así se llamó la colonia, aunque sin el “nuevo”. Carver no duró mucho como gobernador: cinco meses después murió y asumió en su lugar Bradford, que ejerció el cargo de manera casi ininterrumpida hasta 1657.
El primer invierno fue brutal. Los colonos tuvieron enormes dificultades para construir refugios y conseguir comida. Murieron 45 de los 102 que habían llegado. Pero con la primavera lograron estabilizarse.
Difícilmente lo habrían logrado con los pueblos nativos en su apogeo, que podrían haberlos expulsado fácilmente. Pero pocos años antes de la llegada de los colonos, gran parte de los Wampanoag, que habitaban la zona, habían sido exterminados por una de las tantas epidemias traídas por los europeos. Entonces, los que quedaban preferían tener un vínculo pacífico con los invasores.
Samoset, un referente de la etnia Abenaki, se presentó ante los peregrinos el 16 de marzo de 1621 para iniciar un diálogo pacífico. Después se encontrarían con Massasoit, un importante jefe Wampanoag, con el que sellaron una alianza de cooperación. Los indígenas ayudaron mucho a los colonos a sobrevivir en ese entorno que desconocían.
En noviembre de 1621, en el primer aniversario de su arribo a América, los 53 sobrevivientes del Mayflower celebraron la primera cosecha. Ese festejo fue considerado tiempo después como el primer Día de Acción de Gracias, que en el siglo XIX se convirtió en una de las principales fiestas nacionales en Estados Unidos.
El legado
La colonia fue creciendo con la llegada de nuevos barcos. Los primeros trajeron a familiares del primer grupo, ya que muchos hombres habían viajado solos. En otros vinieron personas sin vinculación con la expedición original, pero interesadas en sumarse a esa experiencia. De una población base de 99 individuos, Plymouth llegó a unos 7.000 en 1691. Un logro nada desdeñable para la pequeña congregación que 83 años antes había escapado de Inglaterra.
“Los peregrinos del Mayflower fueron muy importantes en la formación de las colonias americanas británicas —dijo Gerber—. Plymouth fue la primera de las colonias de base religiosa. La segunda, la Bahía de Massachusetts, no se fundó hasta diez años después. A diferencia de los peregrinos de Plymouth, los puritanos de la Bahía no querían abandonar la Iglesia de Inglaterra, sino reformarla. Maryland, la llamada colonia católica de la América Británica, no fue fundada hasta 1632, y las dos colonias puritanas en Connecticut fueron fundadas en 1636 y 1638, respectivamente. La de Rhode Island, tolerante a la religión, se estableció en 1636, y la cuáquera de Pensilvania se creó en 1681. El resto de las colonias se fundaron por razones no religiosas, principalmente para ganar dinero”.
Pero Plymouth no llegó a ser demasiado próspera y el contraste con las demás se fue haciendo cada vez más notorio. La colonia de la Bahía de Massachusetts atrajo a unas 20.000 personas solamente entre 1630 y 1640. Hacia fin de siglo, en Plymouth vivían menos del 10% de los habitantes de toda Nueva Inglaterra.
“En la década de 1630, Plymouth fue rápidamente superada por la migración masiva al Nuevo Mundo desde toda Inglaterra, a veces llamada la ‘Gran Migración’. Esto llevó a la fundación de dos nuevas y más grandes colonias: Massachusetts y Connecticut. Es difícil calcular exactamente cuántas personas cruzaron el Atlántico en este período, pero los historiadores estiman que entre 13.000 y 20.000. Este movimiento coincidió con la represión en Inglaterra de los puritanos, protestantes entusiastas que no eran tan radicales como los separatistas del Mayflower. Así, aunque los peregrinos del Mayflower tuvieron una enorme importancia simbólica en la historia de la formación de las colonias británicas en América, fueron un grupo principalmente autónomo que solo quería libertad para practicar su religión en paz”, dijo Hardman Moore.
En 1691, Plymouth fue anexada a la Bahía de Massachusetts, que pasó a llamarse Provincia de Massachusetts, una de las 13 colonias que declararon la independencia de Inglaterra en 1776. Los peregrinos trataron de resistirse a la anexión, pero no tenían recursos suficientes. Por otro lado, su estatus legal era muy precario, ya que nunca consiguieron el permiso para instalarse allí.
“La colonia de Plymouth era pequeña, pobre y se vio eclipsada por Massachusetts, con la que tenía mucho en común. Pero los peregrinos han llamado tanto la atención en la historia estadounidense posterior porque eran simbólicamente potentes. El interés por ellos se incrementó durante la Guerra de Independencia, cuando su huida de un rey perseguidor se vinculó a la lucha revolucionaria. En la nueva nación, proporcionaron un mito fundador para la democracia y la tolerancia religiosa. Después de que el Día de Acción de Gracias se convirtiera en una fiesta nacional en 1863, la celebración de la cosecha de 1621 entre los peregrinos y sus vecinos nativos americanos fue un candidato perfecto para ser considerado como ‘el primer Día de Acción de Gracias de América’ y, como tal, fue catapultado a la fama nacional”, explicó Michael P. Winship, profesor del Departamento de Historia de la Universidad de Georgia, consultado por Infobae.
El legado de los peregrinos del Mayflower tuvo un profundo impacto en la historia estadounidense. Esa experiencia de un grupo de personas que escapó de la persecución religiosa del poder central y decidió crear una comunidad de iguales, deliberativa, sin apoyo de ninguna corte —aunque, lógicamente, juraron lealtad al rey—, sirvió como modelo para la democracia estadounidense.
Francis J. Bremer es profesor emérito de historia de la Universidad de Millersville en Pensilvania y autor del libro One Small Candle: The Plymouth Puritans and the Beginnings of English New England (“Una pequeña vela: Los puritanos de Plymouth y los comienzos de la Nueva Inglaterra inglesa”, Oxford University Press, 2020). “Plymouth jugó un papel crítico en la formación de la cultura de Nueva Inglaterra”, dijo Bremer a Infobae.
“Los puritanos que se establecieron en Massachusetts en la década de 1630 imitaron sus formas de organización eclesiástica —continuó—. Sus prácticas congregacionales, en las que los creyentes comunes tenían voz y voto en el gobierno, proporcionaron un modelo de democracia participativa en la sociedad civil. Su énfasis en la importancia de acceder a la palabra de Dios a través de la Biblia los llevó a exigir la alfabetización. Su creencia en la obligación para con los miembros de la comunidad los llevó a rechazar el nuevo individualismo de la época y a desarrollar una forma de evangelio social. Estos tres elementos, la democracia participativa en la iglesia y en el estado, la importancia de la alfabetización y un evangelio social que inspiró la reforma, desempeñaron un papel importante no sólo en la formación de la cultura de la región, sino también de los Estados Unidos”.
La preeminencia de la política local por sobre la nacional tiene un anclaje claro ahí. Ese rechazo tan estadounidense por el gobierno federal y la postulación de la libertad individual como principio supremo —que tiene su versión más extrema en la proclama irrestricta de la portación de armas en nombre de la autodefensa— encuentran su origen en la experiencia de Plymouth.
No obstante, John Turner, profesor de estudios religiosos e historia colonial en la Universidad George Mason, cree que muchos de los valores de los peregrinos fueron abandonados con el tiempo. Sobre todo, su cosmovisión comunitaria y solidaria, que fue desplazada por un individualismo creciente.
“Los peregrinos esperaban tanto practicar su religión como prosperar a través del comercio —dijo a Infobae—. Eso parece bastante estadounidense, supongo. Ha habido muchos otros grupos religiosos que se han comprometido en una búsqueda similar de la ‘verdadera’ iglesia, o de la más ‘pura’. Pero en realidad me llama la atención cómo la cultura estadounidense va en direcciones muy diferentes. Para los peregrinos, todo giraba en torno a la comunidad, pero los ciudadanos de hoy en día están obsesionados con el individuo. Claro, los peregrinos querían obtener beneficios en el comercio de pieles. Pero también se preocupaban por la equidad, no sólo por las ganancias. Y eran como otros puritanos: favorecían una cierta libertad de conciencia, pero no reconocían la libertad religiosa para todos que existe en los Estados Unidos contemporáneos”.
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