La imposibilidad del ciber-comunismo
Puede verse también ¿Puede la inteligencia artificial resolver el problema del cálculo económico socialista? por James E. Hanley
Al margen de consideraciones emotivas, de la política, de socialismo de derechas o de socialismo izquierdas, el socialismo es simplemente un error intelectual, un error científico porqué no es teóricamente posible que el órgano encargado hoy de ejercer la agresión institucional pueda hacerse con la información, pueda allegar el conocimiento de primera mano que necesita para dar un contenido coordinador a sus mandatos.
Pues bien para poder dar un contenido coordinador a sus mandatos sería imprescindible que aquel que manda, pudiera de alguna forma digerir, entender, comprender todos los bits de información que se encuentran en cada uno de nosotros. Imaginemos que pudiera hacerse una enorme máquina, un supercomputador que absorbiera todo el conocimiento y pudiera digerir los datos instantáneamente de los 8.000 millones de habitantes de la Tierra.
El primer argumento sobre la imposibilidad del socialismo es que el volumen agregado de información práctica, de la cuál disponen los seres humanos de a pie, es tan inmenso que es imposible concebir que pueda llegar a conocerse centralizadamente por ningún órgano director. Bien es cierto que alguien podría decir que el desarrollo de los ordenadores ha sido tremendo, que cada dos años se duplica la capacidad de almacenamiento, de modo que quién sabe si de aquí a un siglo sí sería posible poder absorber toda la información contenida en cada uno de nosotros en tiempo real. Por lo tanto, podríamos asumir que en la actualidad hay una dificultad práctica, pero que no existe una imposibilidad lógica identificada.
Por ello es mucho más importante el segundo argumento, que hace referencia al tipo, la clase de información que generan los seres humanos cuando actuamos empresarialmente, cuando ejercemos cualquier proceso de acción en la vida social. Es esa una información que tiene unas características específicas[1], básicamente subjetiva, práctica, dispersa y no articulable. Es una información que no se puede articular formalmente. Es un know how, un saber hacer, que no somos capaces de explicitar de manera formalizada en que consiste.
El tipo de información que generan los empresarios cuando actúan es una información de segundos, de hábito, como la que tiene el ciclista que desarrolla el hábito de mantener el equilibrio en su bicicleta sin saber, ni poder explicar de manera formalizada, las leyes de la física matemática que le permiten mantener el equilibrio. Se trata de un conocimiento tácito, no formalizable.
Es el mismo tipo de conocimiento que se desarrolla en los empresarios que tienen la responsabilidad de firmas u organizaciones comerciales o industriales. No sé puede aprender a ser empresario en la la universidad. Del mismo modo, un agricultor que lleva muchos años en el campo sabe por intuición según como se levante el día, de cómo es el tiempo, si debe o no cosechar, plantar, fumigar o abonar.
Lo que no puede hacer, sin embargo, es transmitir ese conocimiento por e-mail, mandarlo al ministerio de agricultura, que hipotéticamente recibiría emails de todo el mundo y en función de eso lo introduciría en un ordenador, decidiría el resultado óptimo y lo impondría por la fuerza a cada uno de los agricultores. Es absurdo plantear dicho escenario porque ni siquiera la información es transmisible, no se puede articular en términos formales.
El conocimiento e información que necesita el que está en el ministerio, el que nos manda o nos gobierna, no es el conocimiento o la información de ayer. Para poder dar un contenido coordinador a sus mandatos, lo que necesitaría es la información que generarán los empresarios mañana. En este sentido, siempre la información que llegue al gobernante está obsoleta, se incorpora en una ley o mandato, y cuando llega al cuerpo social genera daño y descoordinación, porque el cuerpo social en el terreno ya ha avanzado y ha generado nueva información
El ejercicio de la coacción sistemática, por lo tanto, bloquea la creación empresarial de información. Impide la creación de información, la transmisión, la coordinación y el ajuste. Precisamente, que se me violente en cualquier parcela, impidiéndome intercambiar información con cualquier ser humano bloquea que yo pueda descubrir la información relevante.
Es el caso de los monopolios, sean de telefonía, de aviación, postales, donde no uno no puede crear lo que haría si pudiera empresarialmente competir y, ya no digamos en el caso de un socialismo real, como el caso de la extinta Unión Soviética, antiguos países del Este, o países como Corea del Norte, Cuba, gran parte de China o Vietnam. Se impide que exista cualquier propiedad privada de los factores de producción, no hay bolsa de valores, nadie puede ser propietario de una empresa, etc. En esos entornos, no podemos actuar libremente y, por lo tanto, no descubrimos la información relevante. La propia coacción del Estado, que es lo que caracteriza al socialismo, socialismo es siempre coacción, bloquea la creación de información que precisamente es la que necesitaría como agua de mayo el órgano planificador para dar un contenido coordinador a sus mandatos.
Es conocido el caso de Chile, donde se describía que se habían desarrollado unos programas informáticos con ordenadores superpotentes, que iban a dar contenido ordenador a los mandatos, que hubieran permitido la implementación exitosa del socialismo si el golpe de estado no hubiese existido. Sin embargo, si hay algo que caracteriza a los ordenadores es que en vez de hacer más fácil el problema de organizar la sociedad, lo hacen enormemente más difícil.
De lo que estamos hablando es de seres humanos que descubren información nueva mucho más potente y creativa gracias a ordenadores, no porque la información está en el ordenador, si no porqué da pie a ella. Cuando yo puedo navegar en internet, ver diferentes páginas web, se me ocurren nuevas ideas que antes habían pasado desapercibidas. El que está creando, empresarialmente, soy yo, no la máquina. Si pretendemos que la máquina solucione el problema introduciéndole información, que siempre será parcial, no actualizada respecto al ahora, entonces solo se generará caos social.
El autor es Catedrático de Economía Política en la Universidad Rey Juan Carlos y el presente artículo es una transcripción de una de sus clases.
[1] Ver en el capítulo 2 del libro Socialismo, cálculo económico y función empresarial.
- 31 de octubre, 2006
- 23 de enero, 2009
- 27 de mayo, 2015
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