Cómo Mao Zedong ayudó a reducir la pobreza
Los periódicos de mi ciudad, The Miami Herald y El Nuevo Herald, destacan historias del trágico incremento del hambre en Venezuela.
Es importante llamar la atención sobre como el régimen socialista de Chávez-Maduro ha empobrecido esa rica nación. Y destacar los desastres económicos provocados por “economías de comando” en Cuba, Corea del Norte y dondequiera que la seducción de la planificación centralizada ha prevalecido.
Sin embargo, hay una historia más amplia de cómo está siendo erradicada la extrema pobreza en el planeta, y como el mundo se está convirtiendo en clase media, como argumenta el profesor de Psicología de Harvard Steven Pinker. El Dr. Pinker es señalado por Time, Foreign Policy y otras revistas como uno de los pensadores más influyentes del mundo.
Él protesta, junto al economista Max Roser, ambos enfocados en cómo están cambiando las condiciones de vida en el mundo, porque los titulares deberían anunciar:
El número de personas en pobreza extrema declinó en 137,000 desde ayer
Aseguran que ese mismo titular podría haber sido repetido en la prensa diariamente los últimos 25 años. Ese es el progreso diario que hacemos reduciendo la pobreza extrema. De 1820 a 2015 el porcentaje de la población mundial viviendo en pobreza extrema declinó del 90 al 10 por ciento. Casi la mitad de esa disminución ocurrió en los últimos 25 años.
Esto resalta la pregunta obvia de por qué la pobreza extrema ha declinado tan dramáticamente últimamente. A esta pregunta el economista de Desarrollo Internacional Steven Radelet ofrece una ingeniosa explicación: “En 1976 Mao cambió la dirección de la pobreza global sencilla y dramáticamente con un simple acto: muriéndose”.
Lo que están destacando esos cientistas sociales es que la muerte de Mao Zedong desató causas mayores para el declinar mundial de la pobreza extrema. En China su muerte posibilitó la introducción de sustanciales reformas de mercado por su sucesor Deng Xiaoping.
El éxito de la reducción de la pobreza en China con reformas de mercado ha sido dramático. Desde la muerte de Mao el consumo diario de calorías por persona en China se incrementó de 1,500 a 3,100: esta cifra es la que recomiendan las directivas en EEUU para un joven altamente activo.
No es exageración afirmar que la muerte de Mao y el efecto demostrativo del éxito del capitalismo de libre mercado en China tuvieron un impacto ideológico en el resto del mundo comunista-socialista. En quince años el bloque soviético colapsó, la mayoría del mundo socialista estaba desordenado, y los defensores del comunismo consternados.
Al comienzo de los 1980 las economías mundiales comenzaron emulando a China en el cambio de la colectivización y planificación centralizada a economías más abiertas, no solo en Rusia y Europa Oriental sino países como India, Brasil, Vietnam, y algunas naciones africanas.
Actualmente, las calorías consumidas por persona en África aumentaron a 2,600, y para la población de India, más de mil millones, son 2,400. Como problema agudo, las hambrunas catastróficas parecen haber sido erradicadas de la mayoría de los continentes, aunque lamentablemente todavía ocurren en algunas regiones.
Y hay más noticias buenas. Incrementos de riquezas, medidos como PIB per cápita, se correlacionan naturalmente con mejor nutrición y salud, y correspondientemente con vidas más largas. Pero también entra en juego una correlación menos obvia. Incrementos en la riqueza de un país también correlacionan positivamente con valores éticos más elevados, derechos humanos, tolerancia, libertad, y paz (Steven Pinker).
Demostrablemente, la pobreza extrema está declinando mundialmente. Los académicos pueden atribuirlo a una miríada de factores: fin de la guerra fría, avances tecnológicos en industria y agricultura, globalización, incremento del comercio facilitado por barcos portacontenedores y aviones de carga, menores tarifas, menos barreras a inversiones extranjeras, y muchos más.
Pero, como señala el Dr. Pinker, cuando muchas cosas buenas suceden a la vez y se refuerzan unas a otras, es analíticamente difícil identificar la primera ficha que cayó cuando todo el dominó se está cayendo.
Yo repito a Radelet: “…Mao cambió la dirección de la pobreza global sencilla y dramáticamente con un simple acto: muriéndose”. Esa fue la primera ficha que cayó de este dominó.
El último libro del Dr. Azel es “Libertad para novatos”.
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