República Checa: La Libertad Económica rinde frutos

Por Víctor H. Becerra y Miguel A. Cervantes
La historia de la República Checa (o Chequia) es larga y abundante, desde su formación como Estado en el siglo IX. Y es también una historia accidentada: Por ejemplo, su integración artificial como Checoslovaquia, en 1918, a consecuencia de la disolución del Imperio Austrohúngaro. O el ser precoz protagonista de un antecedente que hemos visto repetirse en muchos países latinoamericanos contemporáneos: Un pueblo que por su propia voluntad, democráticamente, entrega el poder a un gobierno totalitario, mediante el triunfo en las urnas del Partido Comunista, en 1946.
Bajo la dominación de la Unión Soviética, como parte integrante del bloque socialista, la situación de Checoslovaquia no fue fácil, tal como evidenció la invasión en 1968 de los países integrantes del ex Pacto de Varsovia, el brazo militar de la órbita soviética, a fin de aplacar la insatisfacción social contra el comunismo y la exigencia de reformas al régimen. Tal ocupación militar duró hasta la llamada Revolución de Terciopelo de 1989, cuando colapsó el régimen comunista. Siguieron años de una convivencia incómoda, que culminaron el 1 de enero de 1993, cuando el país se dividió pacífica y democráticamente en sus dos Estados constituyentes, la República Checa y la República Eslovaca.
Tras la disolución del comunismo y ya como país independiente, la República Checa hizo importantes reformas económicas, de manera muy rápida: no se esperaron a realizar reformas graduales, de modo que en una fecha tan temprana como 2006 (es decir, apenas 17 años después de la disolución del comunismo), se convirtió en el primer ex miembro del bloque soviético en alcanzar el estatus pleno de país desarrollado según el Banco Mundial. Después de 30 años de reformas ininterrumpidas, hoy la República Checa está cosechando los frutos, a diferencia de otros países miembros del bloque soviético como Ucrania, Bielorrusia, y otros que hicieron reformas muy graduales, tardías y con resultados insatisfactorios. En contraste, la República Checa hoy tiene el mayor Índice de Desarrollo Humano de toda Europa Central y del Este, considerándolo como un país con un “desarrollo humano muy alto”.
Cuando en el país se hacían las reformas económicas, en los 90s, había consejeros que decían que primero era necesario cambiar las instituciones, el estado de derecho y luego hacer las reformas. Václav Klaus indica que ese tipo de análisis está equivocado, ya que las instituciones y las legislaciones son endógenas y no exógenas, por lo tanto, evolucionarán gradualmente. Bajo este pensamiento de Václav Klaus, las instituciones evolucionarán entre más rápido se hagan las reformas económicas, ya que el estado de derecho no se puede crear en las oficinas de los reformadores. Esta enseñanza de Václav Klaus es una lección para Latinoamérica, ya que muchas veces los gobernantes no quieren hacer reformas, como abrirse al libre comercio, hasta que se haya perfeccionado el estado de derecho.
En relación a su ubicación en el reconocido ranking del Índice de Libertad Económica del Instituto Fraser, la República Checa tiene un puntaje de 7.8/10 (donde 10 es el puntaje máximo de libertad económica) y se encuentra el lugar 22 de 162 países clasificados.
En el rubro 1, Tamaño del gobierno, la nota es de 6.7/10. Los puntos débiles son el alto consumo del gobierno como porcentaje del consumo total, y el alto nivel de subsidios como porcentaje del PIB. Los puntos positivos son que las empresas públicas ocupan un lugar muy pequeño en la economía, lo cual indica que la inversión en su mayoría la hace el sector privado, y que las empresas paraestatales no tienen peso significativo en la economía. El impuesto sobre la renta personal es relativamente bajo. La tasa máxima del ISR personal puede llegar al 22 por ciento. Si bien todavía hay gran espacio para mejorar, no hay que olvidar que a la caída del régimen comunista casi todas las empresas del país eran de gobierno.
En el rubro 2, Sistema Legal la nota es de 6.4/10. Esta nota no ha cambiado mucho desde 1995, cuando hubo ya información confiable. Aunque no es una nota excelente, si es más alta que la mayoría de los países ex comunistas de la Europa del Este. En independencia judicial recibe una nota mediocre. En ejecución de contratos, la República Checa recibe una mala nota, ya que resolver una disputa de un contrato toma más días para que el promedio de países de la OCDE. Por otro lado, destaca la integridad del sistema legal, y donde el ejército no tiene injerencia en el sistema legal, y existe facilidad en la compraventa de bienes raíces. El crimen contra los negocios es relativamente bajo.
En el rubro 3, Moneda Sana la nota es un alto 9.3/10. Destaca su baja inflación y la baja variabilidad de la inflación, como resultado de un buen manejo de las variables macroeconómicas. En la República Checa hay facilidad de tener cuentas en divisas extranjeras.
En el rubro 4, Libertad de Comercio Internacional, la República Checa recibe una nota de 8.2/10. Destaca que el país pertenece a la Unión Europea (UE), por lo tanto, tiene libre comercio con los 27 países de la UE. El arancel externo promedio para los países fuera de la UE es relativamente bajo, del 5.1 por ciento. Los procesos de importación y exportación son bastante ágiles. La República Checa tiene gran apertura a la inversión extranjera. Desde que cayó el comunismo, la República Checa ha hecho un gran esfuerzo de aumentar el libre comercio y la inversión extranjera, a fin de rápidamente adoptar las mejores prácticas de los países más competitivos, y contrarrestar la herencia de la mediocridad comunista. Este componente ha mejorado considerablemente, ya que a la caída del régimen comunista el país estaba cerrado al libre comercio y a la inversión extranjera. Existían entonces todos los controles de capital.
En el rubro 5, Regulación del Crédito, Trabajo y Empresas, la nota es de 8.2. En regulaciones bancarias destaca una gran competencia bancaria, el crédito va al sector privado y el gobierno no absorbe el crédito disponible.
En cuestiones laborales destaca que los contratos laborales temporales se pueden renovar hasta 36 meses. No hay restricciones para trabajar los fines de semana, el trabajo de noche u horas extras. El despido justificado cuando la empresa se achica no es muy costoso. Los contratos colectivos de trabajo se hacen a nivel empresa. No existe el servicio militar obligatorio. Por estas razones es que las decisiones de contratar y trabajar en las empresas están liberalizadas, y permiten la fluidez en la creación de empleos.
En cuestiones de regulaciones empresariales, destaca que no es costoso abrir empresas y no requiere muchos trámites, ni existe un fardo regulatorio. Aunque por otro lado el cumplimiento administrativo es bastante pesado.
Este último componente ha mejorado sustancialmente. A la caída del comunismo todos los bancos eran de gobierno y no existía la competencia bancaria. Los mercados laborales eran muy rígidos y existía el servicio militar obligatorio. El fardo regulatorio era muy pesado, era difícil abrir empresas, pagar impuestos era complicado y requería muchas horas.
La República Checa ha hecho un gran esfuerzo para estar en el lugar 22 antes mencionado, de Libertad Económica. Se requieren algunas reformas adicionales como reducir el gasto del gobierno y el nivel de subsidios. También es menester fortalecer el estado de derecho mediante una mayor independencia judicial, y garantizando la imparcialidad de tribunales. Se requiere además mejorar la ejecución de contratos. Es importante una mejora en la administración pública, para facilitar los requerimientos administrativos. Haciendo estos cambios, la República Checa terminaría la Revolución de Terciopelo que inició, y quedaría entre lo más selecto del libre mercado.
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