Zapatero se alinea con el régimen y pide a la oposición que suscriba las elecciones de Maduro

El País, Madrid
Las negociaciones entre el régimen de Nicolás Maduro y la oposición venezolana quedaron enterradas sin acuerdo la noche del miércoles. Las fuerzas críticas con el chavismo consideran inaceptable que la convocatoria de elecciones presidenciales, que llevan años reclamando, se haga ahora con unos tiempos y unas reglas del juego que favorecen al oficialismo. A pesar de ello, el expresidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, mediador entre las partes, les pidió por carta que aceptaran las condiciones del Gobierno, que fijó los comicios para el 22 de abril.
“De manera inesperada para mí, el documento no fue suscrito por la representación de la oposición”, escribe el exmandatario socialista, que empezó a viajar a Caracas hace dos años para explorar las posibilidades de entendimiento y acompañó la mesa de diálogo instalada el pasado otoño en República Dominicana. “No valoro las circunstancias y los motivos, pero mi deber es defender la verdad y mi compromiso es no dar por perdido el lograr un compromiso histórico entre venezolanos”, continúa.
Con esta premisa, Zapatero, se dirige a los partidos opositores exhortándoles a asumir las exigencias del régimen. “Le pido, pensando en la paz y la democracia, que su organización suscriba formalmente el acuerdo que le remito, una vez que el Gobierno se ha comprometido a respetar escrupulosamente lo acordado. Esta petición la formula desde mi convicción profunda en la necesidad de este acuerdo y desde mi compromiso por el cumplimiento del mismo”, insta en una misiva enviada a los dirigentes de esas formaciones.
Las conversaciones para tratar de revertir la gravísima crisis que golpea a Venezuela, que apenas registraron avances, han estado marcadas por posiciones radicalmente encontradas. De un lado, la intransigencia del régimen, que en abril de 2017 emprendió una huida hacia adelante para laminar a la oposición. Del lado opuesto, las reivindicaciones históricas de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Esta alianza, integrada por fuerzas dispares, de amplio espectro ideológico, y ahora profundamente dividida, además de la celebración de elecciones con garantías demanda la liberación de los presos políticos y un corredor humanitario para que pueda llegar ayuda internacional.
Con respecto a los comicios presidenciales, estos partidos pedían que se celebraran a partir de junio, pedían que quedara sin efecto la inhabilitación de algunos de sus líderes, como Henrique Capriles, de Primero Justicia, o Leopoldo López, de Voluntad Popular, que se encuentra bajo arresto domiciliario desde el verano pasado. La familia de uno de los símbolos de la oposición agradeció entonces a Zapatero las gestiones para que pudiera abandonar la cárcel de Ramo Verde después de más de tres años.
Sin embargo, desde ese momento la situación precipitó. El chavismo eligió una Asamblea Nacional Constituyente que opera como mero brazo ejecutor del Gobierno y endureció el control de todos los resortes institucionales. Hubo elecciones regionales en octubre. La MUD optó por participar y perdió representación, en medio de acusaciones de fraude. El oficialismo convocó entonces comicios municipales en diciembre. Esta decisión acabó por fracturar a la alianza opositora, cuyos principales partidos decidieron no concurrir.
Ese fue el argumento que utilizó el régimen, primero para ponerles trabas y después para ilegalizarlos de facto, decidiendo no validar su candidatura a las presidenciales. “No aceptaremos ningún acuerdo que claudique la democracia en Venezuela”, quiso dejar claro ayer Julio Borges, expresidente del Parlamento y coordinador de Primero Justicia. Este dirigente explicó las razones por las que se niega a suscribir el documento elaborado en República Dominicana. “Aquí hemos visto a un Gobierno queriendo quitar derechos a los venezolanos”, señaló a través de su cuenta de Twitter. “Nosotros pelamos por resguardarlos, estamos y estaremos aquí buscando una solución de paz para Venezuela. El Gobierno debe quitarse el miedo a perder y permitir unas elecciones libres”.
También el Gobierno español manifestó sus reservas sobre las reglas del juego que regirán las presidenciales del 22 de abril. “Habríamos preferido que la fecha y las condiciones en las que se van a celebrar esas elecciones hubieran sido fruto del acuerdo entre el Gobierno y la oposición", consideró Alfonso Dastis, en declaraciones a France Presse. Para el titular de Exteriores, la fecha, la exclusión de algunas formaciones y de líderes políticos “no es una buena señal”.
El Gobierno consultará a la Unión Europea, que adoptó en enero sanciones contra exponentes del chavismo, y decidirá cómo actuar junto a sus socios. Mientras tanto, en América Latina, Colombia lidera a los países que ya han dejado claro que no aceptar el resultado. “Maduro no aceptaría jamás ir a unas elecciones libres y trasparentes, porque sabe que las pierde”, dijo el presidente Juan Manuel Santos tras reunirse el martes con el secretario de Estado de EE UU, Rex Tillerson. “Y en esas condiciones será imposible para Colombia, y pienso que para muchos países democráticos como los de Grupo de Lima, reconocer cualquier resultado”.
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