Ecuador: La casa sí tiene techo

La Secretaría de Comunicación ha sacado una propaganda con una confusión característica del pensamiento único. La propaganda que nos dice que la dolarización es como una casa sin techo deriva muchas de sus confusiones de esa práctica tan común en el pensamiento único de fundir al Estado con la sociedad. Pero muchas veces resulta que lo que le viene bien al Estado perjudica a los ciudadanos. La libertad moderna solo surgió cuando se entendió que muchas veces esto era así y que por eso se precisaba limitar el poder de los Estados.
Pero analicemos el uso del lenguaje en esa propaganda. La mujer, que expresa los argumentos del Gobierno, empieza diciendo que “Las salvaguardias son un escudo para proteger nuestros bolsillos”, afirmación ante la cual uno queda estupefacto. Pues resulta que aunque las salvaguardias son unos aranceles temporales y los aranceles son impuestos sobre las importaciones, en esta propaganda nos dicen algo que desafía toda percepción derivada del sentido común y de la teoría económica: los impuestos son una forma de proteger nuestro bolsillo. ¡Vaya que innovadora teoría! Habría que preguntarle a la interlocutora a los bolsillos de quiénes se refiere. Seguramente ha de ser a los del Gobierno que espera recaudar más por impuestos a las importaciones porque todo ciudadano de a pie no ve a los impuestos como una protección de su bolsillo, ni tendría por qué verlo así.
Luego nos dice la mujer que “Necesitamos que entren dólares, que se queden aquí, que produzcan aquí y que no salgan”. Resulta paradójico que se diga esto en una propaganda elaborada por el mismo gobierno que lleva más de 8 años espantando la inversión privada y obstaculizando al sector privado con un viacrucis de crecientes impuestos, inseguridad jurídica, incertidumbre acerca del marco regulatorio y legal, etcétera.
Pero si pensábamos que la culpa es del Gobierno, hemos estado equivocados, nos dicen, porque la culpa ha sido de la dolarización. No ve que “Dejamos de tener el control de emisión de nuestro propio dinero”. Habría que preguntarle a quién se refieren con el “dejamos” porque que yo recuerde ni yo ni el resto de los ecuatorianos fuera del poder tuvimos alguna vez el control de emisión de nuestro propio dinero. Quienes sí lo tenían y abusaron de ese poder fueron nuestros políticos, que podían financiar déficits públicos mediante una llamada al Banco Central del Ecuador. Claro, eso resultaba en devaluaciones e inflación que padecía toda la población y sobre todo los más pobres, pero para cualquier político con amor al poder y al control, resulta maravilloso.
En la propaganda nos dicen que “La dolarización es como una linda casa sin techo”, pero sí tiene un valioso techo que nos permite guarecernos del poder de devaluar y causar inflación de nuestros políticos. Encima, tiene un candado muy difícil de romper. Tan difícil como irse en contra del 85% de los ecuatorianos que respaldan a la dolarización, según una encuesta de Cedatos realizada en diciembre del 2014. La cuestión de fondo es esa, que los políticos añoran tener un poder que la mayoría de los ecuatorianos no quieren que lo tengan. Los demás puntos tratados en la propaganda los he tratado en artículos que he venido escribiendo desde 2007, muchos de ellos reunidos en mi libro Entre el instinto y la razón (2014).
- 23 de julio, 2015
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