Iglesias de EE.UU. ofrecen santuario a los indocumentados en riesgo de ser deportados

Algunas congregaciones religiosas están ofreciendo refugio a inmigrantes indocumentados que enfrentan deportación, tras la decisión del presidente Barack Obama de retrasar una medida ejecutiva que posiblemente habría prevenido su expulsión de Estados Unidos.
Cinco iglesias de la zona de Denver anunciaron el miércoles una coalición para dar asilo a personas que creen que serían protegidas de ser deportadas si el Congreso aprobara una reforma de inmigración, o si Obama toma medidas para ofrecerles indulto.
Iglesias en Chicago y Arizona han recientemente acogido a inmigrantes indocumentados, y congregaciones en otras ciudades también se están preparando para ofrecerles asilo, indican líderes.
"La inacción del gobierno de Obama y del Congreso ha llevado a las comunidades religiosas a tomar este importante paso para proveer asilo a inmigrantes que lo necesitan", expresó Anne Dunlap, pastora de la Iglesia Unida de Cristo de la Comunidad de Chadash en Aurora, Colorado, que ayudó a formar la coalición el Santuario Metro Denver.
Un funcionario de la Casa Blanca señaló: "El presidente está decidido a tomar medidas con respecto a la inmigración antes del fin de año y está comprometido a una implementación sensible y eficaz de (las leyes) de inmigración".
Los agentes de inmigración generalmente no arrestan a personas en ubicaciones delicadas, como iglesias y escuelas. A menos de que un criminal o terrorista esté presente, se requiere la autorización de un alto funcionario del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) para actuar, indicó un vocero del organismo.
Esta campaña ocurre después de que Obama dijera el domingo que planea posponer su orden ejecutiva sobre inmigración hasta después de las elecciones del Congreso de noviembre. Se anticipaba que su decreto protegería de la deportación a millones de indocumentados.
La ley de EE.UU. no prohíbe a las autoridades entrar a lugares de culto, pero los grupos religiosos dicen que están seguros que esto no sucederá. Dicen que ofrecer refugio es una tradición estadounidense. Algunas iglesias protegieron a afroamericanos que huían de la esclavitud y a reclutas que no querían servir en la Guerra de Vietnam.
En la década de los 80, las iglesias albergaron a centroamericanos que huían de las guerras civiles, y en 2007, durante el gobierno de George W. Bush, lanzaron un movimiento de asilo ante un impasse en el Congreso en torno al debate de ofrecer o no una vía hacia un estatus legal para unos 11 millones de inmigrantes indocumentados.
"Estamos viendo un resurgimiento del movimiento a favor del asilo", anotó el reverendo Noel Andersen, coordinador comunitario para el Servicio Mundial de la Iglesia (Church World Service en inglés), que abarca a congregaciones de 37 denominaciones cristianas que participan en la campaña.
Conforme la población de indocumentados se ha acercado hacia los residentes que llevan mucho tiempo en el país, muchas personas que se encuentran en el país de manera ilegal tienen hijos que son ciudadanos estadounidenses. Los críticos señalan que muchos inmigrantes indocumentados tienen hijos con la esperanza de que se les permita permanecer en el país.
En Chicago el martes, la Misión de Nuestra Señora de Guadalupe dio asilo a Beatriz Ramirez y sus dos hijos nacidos en EE.UU. Ramírez recibió refugio allí "debido a que la probabilidad de su deportación se estaba acercando cada vez más", indicó el padre José Landaverde.
En la zona de Phoenix, al menos dos inmigrantes han recibido asilo en iglesias. Un rabino local, John Linder, participó en la ceremonia en la que Luis López Acabal fue recibido por la Iglesia Presbiteriana de Universidad, y rabinos reformistas han estado llamando a ICE, solicitando que el organismo le conceda un aplazamiento.
El inmigrante guatemalteco llegó a EE.UU. de adolescente. Fue colocado en proceso de deportación después de no poder presentar una licencia de conducir estadounidense al ser detenido por la policía en 2007. "Me siento seguro aquí", apuntó López, de 24 años, quien dijo que su petición de indulto ha sido rechazada dos veces.
En Tucson, Rosa Robles Loreto, de 41 años, ha estado viviendo en la Iglesia Presbiteriana de Southside desde que recibió una orden final de deportación. La ama de casa dijo que terminó en proceso de deportación tras cometer una infracción de tráfico hace cuatro años. No tiene antecedentes penales, dice, y espera que las autoridades de inmigración cierren su caso, que está siendo gestionado por un abogado de inmigración.
Otro inmigrante, Daniel Neyoz Ruiz, pasó tres semanas en el primer semestre del año en la misma iglesia hasta que las autoridades estadounidenses le concedieron una prórroga de deportación de un año.
Robles se pasa los horas rezando, buscando algún avance en su caso en Internet y limpiando la iglesia. "Extraño a mis hijos y mi rutina", dijo.
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