Energía, materiales e información en la producción de valor
El Periódico, Guatemala
En el siglo XX se desarrollaron diversas metodologías diseñadas para entender mejor y manipular de mejor manera la realidad. En esta tarea colaboraron multitud de individuos en muchos países, lo que en conjunto permitió lograr grandes avances en el bienestar de todos los seres humanos.
Ludwig von Bertalanffy, nacido en Viena, Austria-Hungría, en 1901 y muerto en Buffalo, Estado de Nueva York en 1972, desarrolló la llamada Teoría General de Sistemas (TGS), disciplina que permite unificar la labor científica mediante un enfoque interdisciplinario que integra la energía, los materiales y la información en procesos de desarrollo y cambios en los sistemas complejos.
La Teoría General de Sistemas (TGS) es un paradigma metodológico que es usado lo mismo en la biología que en la psicología, la sociología, la economía, la cibernética o la ecología, ya que los objetos formales de estas disciplinas siempre son conjuntos de partes interactuantes que están en constante interacción entre ellos y con el medio ambiente en el que se encuentran.
En realidad, todo lo observable no es sino un enorme conjunto de sistemas más o menos complejos que interactúan constantemente entre sí. Sistemas son los átomos que conforman moléculas, las que a su vez pueden construir células y organismos multicelulares, los que a su vez interactúan entre sí en complejísimas ecologías de colaboración y/o competencia, vg.: presas y predadores, o bien para formar estructuras emergentes organizativas autoreferenciales, llámense estas mentes, culturas, economías o sociedades e instituciones, con capacidades teleológicas intencionales.
Podemos citar entre los que han avanzado nuestro conocimiento de la compleja realidad en que existimos a Norbert Wiener, el llamado padre de la cibernética, Talcott Parsons, estadounidense fundador de la Teoría de la Acción, o Niklas Luhman, pensador alemán, interesado en investigar los sistemas sociales y su evolución, creador del concepto de autopoiesis que posteriormente desarrollan los chilenos Humberto Maturana y Francisco Varela. Otro austriaco que intuyó algunas de las capacidades de los sistemas complejos fue Friedrich Hayek con su enfoque acerca de la aparición de los órdenes espontáneos, especialmente en su obra El orden sensorial en el que intentaba entender la emergencia de la mente, o recientemente Terrence Deacon, filósofo estadounidense, quien nos proporciona un modelo para entender el surgimiento de la mente en el universo.
En una de las tantas aplicaciones prácticas de estas metodologías podemos calcular, por ejemplo, la constitución del valor que los individuos o las sociedades producen en relación a sus insumos de energía, materiales e información. Así se puede determinar fácilmente qué se puede hacer para mejorar el bie-nestar individual y societal. Por ejemplo, Guatemala produce muy poco valor por cada unidad de energía que se utiliza como insumo, mientras que los países ricos producen una mayor cantidad de valor por esa misma cantidad de energía utilizada. Sería importante contabilizar detalladamente nuestro uso de energía/valor y pensar cómo podríamos sustituir ese insumo energético por una mayor intensidad informática. Solo sustituyendo la energía y los materiales por información podremos crear mayor riqueza y bienestar.
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