Populismo y ‘soberanía monetaria’
La
inflación anual oficial en Argentina es de 10,6% y la de Venezuela es
de 42,6%, mientras que la inflación anual oficial en Ecuador es de 2%.
En los dos primeros países las cifras oficiales de inflación son
sumamente desconfiables. Por ejemplo, la prestigiosa revista The Economist
y el Fondo Monetario Internacional han protestado ante la aparente
manipulación de las cifras por parte del gobierno argentino. De manera
que en Argentina y Venezuela abundan los cálculos independientes de esta
cifra, aun cuando en Argentina es un delito publicarlos. Más
recientemente, el economista Steve Hanke, de Johns Hopkins University,
ha emprendido el Proyecto de las Monedas en Problemas para calcular la
inflación implícita en países cuyos gobiernos publican cifras de dudosa
precisión y ha estimado que la inflación anual implícita en Argentina es
de 59% y la de Venezuela de 320% –casi 6 veces y más de 7 veces la
cifra oficial–.
En el extraño mundo en que habita la mente de Nicolás Maduro y sus
colegas en el gobierno, ni la inflación, ni la escasez de todo tipo de
productos se debe a la muy soberana política monetaria que ellos
conducen y otras de sus descabelladas políticas, sino más bien a la
“guerra económica” iniciada por “la derecha” que “está creando
situaciones difíciles” con “el objetivo de presentar al gobierno como
ineficiente”. Esta semana anunció que iba a reforzar los controles sobre
el dólar con un operativo militar.
Mientras tanto, reportó El Comercio esta semana, un gran
promotor del turismo en nuestro país ha sido nada más y nada menos que
el dólar, sumado a la “política monetaria soberana” del gobierno
venezolano: “Mientras que el año pasado llegaron 24.357 venezolanos,
solo entre enero y agosto de este año arribaron 55.757, según el
Ministerio de Turismo”. Según cálculos de El Comercio, estos
“turistas” obtienen en Ecuador más de $ 2.000 al cambio oficial de 6,3
bolívares fuertes por dólar y al retorno a su país los venden en el
mercado negro por 53 bolívares fuertes –siete veces más que el cambio
oficial–. Los argentinos en cambio se dirigen a Uruguay para realizar un
operativo similar en búsqueda de dólares más baratos a través de los
cajeros automáticos. Al volver al país, tienen que tener cuidado de que
sus dólares no sean detectados por los “perros busca dólares” que la
Administración Federal de Ingresos Públicos utiliza en los puntos de
ingreso desde 2011.
Les cuento todo esto porque aquí muchos políticos, economistas y
empresarios suelen lamentarse de que el Estado ecuatoriano haya perdido
la capacidad de conducir la política monetaria. Y es que no apreciamos
lo bueno que tenemos. La próxima vez que escuche a alguien decir “a
pesar de estar dolarizados” o “a pesar de no tener política monetaria
propia”, explíquele que más bien deberíamos estar agradecidos por esto.
La dolarización ha logrado mantener la estabilidad de precios y eliminar
el riesgo cambiario, permitiendo que los ecuatorianos puedan planificar
con mayor libertad sus decisiones. A un venezolano o argentino
promedio, sometido al control estricto de su gobierno sobre quién
obtiene dólares y a qué precio, escuchar a un ecuatoriano lamentar la
ausencia de una política monetaria soberana podría causarle grandes
carcajadas o molestarlo.
- 23 de julio, 2015
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