Guatemala: ¿Cuáles víctimas?

Está de moda victimizarse. Dice la nota de prensa
que “más de 150 activistas” se fueron a quejar con el procurador de
los Derechos Humanos (PDH) porque los están “criminalizando”. Qué
hipocresía y qué fácil es ver la paja en el ojo ajeno sin ver la viga
en el propio. Lo malo es que el mismo procurador se ha convertido en la
punta de lanza de este ataque contra la libertad de expresión.
Pareciera como que los ahora “activistas” quejosos estuvieron de “retiro
espiritual” en la década de los setenta y ochenta.
Hoy dicen ser defensores de derechos humanos o
dirigentes de fundaciones y otras ONG, pero pareciera que les molesta
que se sepa lo que en realidad andaban haciendo. Les incomoda que se
revele su “militancia”. Como que avergüenza haber mutado de la
insurgencia de los grupos de la URNG a los derechos humanos, desde donde
continúan su guerra por otros medios.
Se quejan de que se “ha
iniciado una campaña de desinformación, estigmatización y
criminalización de defensores de derechos humanos…” ¡Qué gran
hipocresía! Basta con leer sus propios comunicados, columnas de prensa o
ver a lo que verdaderamente se dedican para entender que ellos son los
maestros de la desinformación y estigmatización. Son ellos quienes
calumnian y difaman a mansalva con absoluta impunidad, y ahora
complicidad del PDH. Son ellos quienes inventaron la “criminalización”
para deslegitimar y descalificar a sus adversarios ideológicos. Son
ellos quienes se dedican a la incitación, al odio y la confrontación. Y
son ellos quienes pretenden callar a los que les han sacado sus trapitos
al sol, violando el derecho a la libertad de expresión y el derecho de
la ciudadanía a estar informada.
Acudir con el PDH es una
manera de eludir la responsabilidad y zafar bulto sobre la materia de
fondo: ¿quiénes son y de dónde vienen estos “activistas”? ¿Con qué
calidad moral pretenden ser ahora “defensores de los derechos humanos”?
¿Cuáles son sus fines ulteriores y sus fuentes de financiamiento? La
realidad es que ellos pueden dedicarse a lo que quieran y, a la vez,
gozar del derecho a la libertad de expresión que pretenden conculcar. Lo
que no se vale es refugiarse bajo las enaguas de un “tibio” PDH para
silenciar a otros ciudadanos. Pero no se puede esperar otra cosa de los
“expertos en victimización”. En el fondo, se les da la excusa perfecta
para solicitar más de sus donantes extranjeros.
Dice el
“magistrado de conciencia”, convertido hoy en censor de oficio, que
envió seis expedientes al Ministerio Público para que inicie la
investigación correspondiente y “deduzca responsabilidades”. Imaginen
eso, el PDH avalando una campaña de persecución. Cómo se nota para quién
trabaja… Pero si se trataba de “deducir responsabilidades”, hace rato
debió haber leído lo que escriben y lo que hacen sus ahora “víctimas”.
¡¿Cuáles víctimas!? Lobos con piel de oveja que viven de mantener el
conflicto vivo y el desarrollo muerto. Son una clara muestra de cómo se
puede prosperar utilizando la pobreza como medio de vida. Eso son y la
ciudadanía lo debe conocer.
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