La vida de Capriles y el poder de Maduro penden de un hilo
En Venezuela, Iris Varela, Ministra de Asuntos
Penitenciarios, una joven y rolliza abogada de mirada fiera y verbo
incendiario, ha advertido que ya tiene preparada la celda para encerrar a
Henrique Capriles. Se lo creo a pie juntillas.
No contenta con
maltratar a la cabeza de la oposición venezolana, a quien acusó sin
pruebas de consumir alucinógenos y ser el autor intelectual de los nueve
asesinatos y 78 heridos, entre ellos el diputado antimaduro William
Dávila, severamente lesionado dentro del propio parlamento por los
chavistas, de paso maltrató el idioma alegando que el líder de los
demócratas tiene ojos “puyúos”.
No tengo la menor idea de lo que
es un ojo “puyúo”, pero supongo que debe ser algo tan terrorífico como
la propia mirada de la señora Varela mientras hace sus acusaciones.
Invito a los lectores a que busquen su intervención en YouTube. Es como
la niña del exorcista, pero notablemente crecidita en todas las
direcciones.
De acuerdo con la amenaza de la Ministra, el primer
paso es meter en la cárcel a Henrique Capriles por pedir el recuento
electoral. ¿A quién se le ocurre sospechar de ese gobierno respetuoso de
la ley? Imperdonable.
Me imagino que el segundo paso será que
otro preso lo asesine en medio de una de las frecuentes reyertas que
suceden en los predios de la señora Varela. Ya se sabe que en las calles
de Caracas la vida vale muy poco, pero dentro de las cárceles
venezolanas no vale absolutamente nada.
¿Por qué el acoso a
Capriles y, en general, a los dirigentes de la Mesa de Unidad
Democrática (MUD)? Es muy sencillo: en Venezuela todos, gobierno y
oposición, saben que Henrique Capriles ganó las elecciones por un
clarísimo margen, luego vulnerado descaradamente por las manipulaciones
electrónicas, como suponen algunos, o por el simple “arrebatón” clásico
de la peor tradición latinoamericana, como alegan otros.
En todo
caso, lo que está claro, es que Nicolás Maduro perdió. Y perdió, entre
otras razones, porque es muy difícil que la mayoría de cualquier
sociedad respalde a un grandullón medio bobo que habla con los pajaritos
y hace campaña con un nido en la cabeza. Es verdad que la Venezuela
parida por Chávez es como un gran circo, pero no tanto.
La
reacción de la señora Varela, de Diosdado Cabello, del Almirante Diego
Molero y del resto de la banda, es la del ladrón sorprendido robando
dentro de la casa: tiene que matar para poder escapar. No era ése su
propósito inicial, pero debe cometer un crimen mayor para borrar las
huellas de otro delito de menor entidad.
Por eso Henrique
Capriles y su estado mayor cancelaron la marcha del 17 de abril. No
querían darle la oportunidad al gobierno de salir a asesinar, acusar de
ello a la oposición, y decretar un estado de conmoción social que le
serviría de coartada para eliminar las ya raquíticas protecciones
constitucionales que subsisten en el magullado ordenamiento jurídico del
país.
Capriles y su entorno temían lo que se conoce como “la
estrategia Reichstag”. El 27 de febrero de 1933 ardió el parlamento
alemán y Hitler, tras acusar sin pruebas a los comunistas y lanzar
infundios sobre los judíos, pidió suspender las garantías
constitucionales y exigió un decreto que le permitiera gobernar a su
antojo. A partir de ese punto el nazismo se puso en marcha de manera
imparable.
“El Flaco” ha hecho bien en renunciar a la falsa
auditoría que deseaban imponerle. El camino de la impugnación total de
las elecciones tiene pocas probabilidades de llegar a buen puerto, pero
puede mantener la vigencia de la protesta por más tiempo. Ya hay unos
análisis estadísticos que demuestran el fraude fehacientemente. Hay que
divulgar lo que realmente ocurrió.
Es posible, claro, que los
ladrones, atrapados con las manos en la masa, si no pueden matar, traten
de pactar una salida que les garantice la bolsa y la vida. Dice el
periodista Rafael Poleo, siempre muy bien informado, que el hombre para
gestar ese arreglo es José Vicente Rangel. No lo sé, pero el ilegítimo
gobierno de Nicolás Maduro pende de un hilo. Como la vida de Henrique
Capriles.
El autor es escritor y periodista. Su último libro es la novela Otra vez adiós.
© Firmas Press
- 23 de julio, 2015
- 6 de mayo, 2025
- 5 de mayo, 2025
- 24 de septiembre, 2013
Artículo de blog relacionados
El Nuevo Herald El anuncio del presidente Barack Obama de que visitará Brasil,...
28 de enero, 2011América Economía Los empresarios colombianos están emigrando del país ante la fuerte revaluación...
20 de junio, 2008- 3 de mayo, 2022
Por Carlos Sánchez Berzain República, Guatemala El “terrorismo de Estado” como método de...
11 de diciembre, 2023