Bob Woodward y la libertad de prensa

El tema presupuestario en Estados
Unidos se está convirtiendo en un embrollo en el contexto de 16 trillones de
deuda pública federal de la cual 6 son el resultado de la presente
administración, lo cual significa un 105% del producto con un déficit fiscal
que ahora representa el 7% de ese mismo guarismo en el contexto de aumentos
siderales en el gasto y monetización de aquella abultada deuda.
Michael Tanner, uno de los
distinguidos directores de proyectos de Cato Institute en Washington DC, publicó
en CNN.com un artículo titulado
“Mitos acerca de los recortes presupuestarios” en donde muestra muy
documentadamente que lo que se dice son recortes, en verdad aluden a
disminuciones en incrementos proyectados lo cual es sustancialmente distinto a
lo que aparece a primera vista, monto que se traduce en un 2,3% del gasto total
del gobierno federal y el 0,03% del producto.
Los miembros del Partido Republicano
favorecen los gastos militares mientras que los integrantes del Partido
Demócrata patrocinan elevar los ya abultados gastos en lo que ha dado en
llamarse seguridad y medicina social. La actual administración ha disminuido
efectivos bélicos en distintos lugares del planeta pero no ha logrado achatar
las erogaciones en la materia puesto que se ha embarcado en aventuras militares
en otros lugares como Egipto, Libia, Siria y algunos países de África. En otros
términos, ambas fuerzas políticas, por razones distintas, están hoy en las
antípodas de los consejos de los Padres Fundadores a los que tanto he citado en
estas columnas sobre lo que pensaban es el rol de un gobierno compatible con un
sistema republicano.
El conocido y celebrado periodista
Robert U. Woodeard (Bob) trabaja desde 1971 en The Washington Post donde ahora es editor asociado. Fue junto con
Carl Bernstein quien levantó el escándalo de Watergate y es autor de numerosos
libros entre los cuales se cuenta la formidable obra titulada Las guerras secretas de la CIA (traducida y publicada
por Grijalbo de México) donde pone al descubierto las patrañas monumentales de
esa agencia de inteligencia (como escribe Woodward en el prólogo, un ferviente
partidario de la CIA
-el senador John C. Stennis- declaró en el Senado estadounidense que a esa repartición
“la vamos a proteger como tal y cerrar un poco los ojos y prepararse para lo
que venga”).
En todo caso, en este mes de marzo
saltó el hecho de que como consecuencia de una columna del mencionado periodista
publicada en el diario para el que trabaja, el asesor económico de la
Casa Blanca, Gene Sperting, le gritó
malamente al autor en una agitada conversación telefónica y le envió un correo
electrónico donde se lee que el funcionario público le advierte que “se
arrepentirá” (“you will regret”) de lo que escribió.
El artículo en cuestión sostiene la
tesis que todo el galimatías presupuestario y la correspondiente discusión ácida
sobre la materia es debido a las propias actitudes vacilantes, contradictorias,
inconducentes e inapropiadas de Obama y del ex asesor presupuestario Jack Lew,
actualmente Secretario de Tesoro.
Woodward en general simpatiza con
las políticas de tendencia estatista de los demócratas que ha dominado el
escenario en Estados Unidos durante los últimos tiempos y que paradójicamente
han recrudecido a partir de G. W. Bush, pero lo ocurrido en la capital
estadounidense como consecuencia del referido artículo enciende una potente luz
colorada y es totalmente independiente a las ideas que sustente el periodista
en cuestión. Es inadmisible que esto suceda en Estados Unidos, el baluarte de
la libertad de expresión que básicamente ha acompañado la sentencia de
Jefferson en cuanto a que “frente a la alternativa de contar con un gobierno
sin prensa libre, o prensa libre sin gobierno, decididamente me inclino por
esto último”.
Estos sucesos son lamentablemente
muy comunes en los regímenes autoritarios de ciertas naciones latinoamericanas,
asiáticas y africanas pero no en Estados Unidos, por lo que debe celebrarse el
escándalo que ha producido lo relatado en muy diversos ámbitos. Hay un problema
colateral en este espinoso asunto y es que aparentemente las autoridades que
representan a The Washington Post no acompañarían los dichos consignados ni se solidarizarían
con el altercado sufrido por su periodista estrella. Es de esperar que esta
conjetura que exponen acaloradamente entendidos en los medios de difusión norteamericanos
no resulte correcta para bien de la independencia y el futuro de ese diario y
para la salud de la libertad de prensa en el país que por el momento y a pesar
de todos los problemas por los que atraviesa sigue siendo el bastión del mundo
libre.
Cierro con un pensamiento más
general de Jefferson, pero para tomar nota y estar atento debido a la actitud
prepotente del asesor de la Casa Blanca
frente a un periodista por publicar una nota que no le agradó al gobierno de
Obama: “Cuando el pueblo teme al gobierno hay tiranía, cuando el gobierno teme
al pueblo hay libertad”. Lo ocurrido es un primer síntoma peligroso que
esperamos no se repetirá debido a la reacción adversa que afortunadamente
suscitó.
- 25 de noviembre, 2013
- 5 de mayo, 2025
- 25 de marzo, 2015
Artículo de blog relacionados
El Independiente, México Las últimas elecciones han sido una estafa. Uno de cada...
8 de abril, 2023Por Ricardo Mejía Cano El Colombiano – Medellín En el Índice de competitividad...
25 de agosto, 2008- 22 de abril, 2008
América Economía El aspirante presidencial demócrata Barack Obama enfrenta el desafío esta semana...
25 de agosto, 2008