Chavismo sin Chávez
El Nacional, Caracas
Desde ayer Nicolás Maduro asume la responsabilidad de
conducir “el chavismo sin Chávez”. Si bien la decisión de la AN,
ratificada por el TSJ, establece que el mandatario en La Habana ejercerá
la jefatura del Estado para un nuevo período, persiste una enorme duda:
¿estará Chávez en capacidad de regresar para juramentarse , e incluso de
hacerlo contará con un cuadro de salud que le permita ejercer
plenamente el poder? Todo parece indicar que de retornar éste optaría
por solicitar la vacante absoluta, y, en consecuencia, la activación de
las disposiciones constitucionales y la convocatoria a nuevas elecciones
presidenciales.
¿Sin Chávez en el poder sobrevivirá el chavismo?
La idea (muy arraigada en sectores de la oposición) de que “el chavismo
sin Chávez” no tiene mayor futuro o que la desaparición del
líder-caudillo provocará la dispersión de la alianza que le ha servido
de soporte durante 14 años, no es consistente. Es cierto que Chávez
encarna un liderazgo unipersonal, autoritario y carismático que resulta
muy difícil que pueda reproducirse en el caso de un sucesor. Pero
también es cierto que a lo largo de tres períodos constitucionales ha
cobrado protagonismo una élite de relevo en el plano político, social y
económico a escala nacional que no desaparecerá por obra y gracia de su
ausencia. Al mismo tiempo, el planteamiento ideológico chavista ha
logrado penetración en importantes sectores populares y de la clase
media.
Si bien es verdad que las victorias electorales del
chavismo (especialmente la más reciente de gobernadores) han sido
favorecidas por el uso de ingentes recursos económicos en formas de
dádivas entre los grupos sociales menos favorecidos, también es cierto
que este planteamiento político-ideológico ha logrado comprometer a
segmentos decisivos del electorado que seguirán actuando en eventos
venideros. En cambio, sí resulta previsible que sin la férrea jefatura
militar de Chávez, el PSUV y sus aliados afronten también una suerte de
transición. La radicalización del proyecto tal como se ha planteado no
parece posible bajo una nueva dirigencia oficialista. La lucha de
tendencias internas, que seguramente se estimularía en ese contexto, y
la necesidad de enfrentar un escenario económico y social que luce
demasiado complicado obligarán a sus dirigentes a un manejo más flexible
y realista de la situación.
Ello seguramente sin abandonar la
“retórica revolucionaria” y la exaltación ideológica que han
caracterizado a la postre el ya largo mandato del “chavismo con Chávez”.
Por supuesto, de convocarse a elecciones se abriría un nuevo espacio
para la alternativa democrática y su candidato, lo cual comprobará si
efectivamente la revolución chavista sobrevive con la misma fuerza a la
desaparición de su jefe indiscutido.
- 23 de julio, 2015
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