¿Y después de La Haya, qué?
El martes 18 de
diciembre, el Presidente Sebastián Piñera y el canciller Alfredo Moreno
llegaron hasta el Club de la Unión en la Alameda para el tradicional
saludo de fin de año de los embajadores acreditados en Chile. Como es
costumbre, el nuncio apostólico, monseñor Ivo Scapolo, tomó la palabra a
nombre de los diplomáticos extranjeros presentes para agradecer la
invitación.
En su intervención, el representante del Vaticano dijo esperar que el
resultado del juicio limítrofe entre Chile y Perú en La Haya se
transforme en una “oportunidad” para “fortalecer” la relación entre
Santiago y Lima. Después habló Piñera, quien destacó que ambos países
han ratificado que respetarán la resolución y que si bien tienen
posiciones distintas, están aunando esfuerzos para una agenda
“post-Haya” de paz y colaboración mutua. El tenor conciliador de los
dichos del Presidente fueron informados después a Lima por el embajador
peruano, Carlos Pareja, presente en la cita.
Las palabras del nuncio -pronunciadas cuatro días después del fin de
los alegatos en la Corte Internacional de Justicia- reflejan, según
comentan en círculos diplomáticos, la atención con que se ha seguido el
juicio iniciado en 2008 y las expectativas que levanta el fallo que se
conocerá el primer semestre de 2013.
En Chile ya comenzaron los análisis sobre qué efectos podría tener el
fallo de La Haya el próximo año en el cuadro vecinal. Esto, sobre la
base de que la resolución que adopte el tribunal podría no ajustarse
exactamente ni a la pretensión de Lima ni a la postura de Santiago:
puede conceder argumentos a lado y lado. Incluso, sorprender con algún
matiz distinto.
En caso de un fallo desfavorable -coinciden Alianza y oposición- el
efecto es previsible: la sentencia se conocerá en medio de la campaña
presidencial, por lo que el riesgo de abrir una polémica interna sobre
las responsabilidades es alto. En ambos sectores, en todo caso, dicen
ahora que respetarán el compromiso adoptado en noviembre en La Moneda,
cuando Piñera acordó con los timoneles de todos los partidos no
“politizar” la resolución de La Haya.
Una sentencia favorable para Santiago, en tanto, traslada los efectos
hacia el frente externo. En círculos diplomáticos chilenos sostienen
que los temores son varios, sobre cómo reaccionará Perú y cómo esto
impactará en la relación bilateral.
Por de pronto, desde RR.EE. han monitoreado con inquietud el debate interno abierto en Lima sobre la posibilidad de perder.
La “Carta abierta a Torre Tagle” publicada hace dos semanas en La
Tercera, en que el periodista y escritor peruano Alvaro Vargas Llosa
pide un cambio de “mentalidad” de su Cancillería y plantea que Lima
tiene escasas posibilidades de conseguir un cambio en el límite marítimo
gatilló duras réplicas de ex cancilleres y analistas peruanos. Pero a
él se sumaron otras voces, como el reconocido periodista César
Hildebrandt, quien en la portada de su semanario “Hildebrandt en sus
trece” advirtió que “podemos perder el juicio” y, en privado, en la
diplomacia limeña reconocen que este debate ayudó a bajar las
expectativas. “Ya no está el tono triunfalista que había en medio de los
alegatos”, apunta un personero limeño.
De todas maneras, el temor en Santiago es que un revés de Palacio
Pizarro revitalizaría el debate, con los sectores más nacionalistas al
frente. Esto podría gatillar un complejo cuadro para Ollanta Humala,
congelando los densos vínculos bilaterales marcados por el fluido
intercambio de inmigrantes e inversiones. Pese a que el mandatario
limeño ha intensificado sus llamados a la unidad interna.
Conscientes de estos riesgos, los empresarios han tomado la
iniciativa: el titular de la Confederación Nacional de Instituciones
Empresariales Privadas de Perú, Humberto Speziani, y el presidente del
capítulo peruano del Consejo Empresarial binacional, Juan Francisco
Raffo, visitaron el 24 de diciembre al embajador chileno Favio Vio en su
residencia limeña de San Isidro. Y una de las primeras citas
bilaterales agendadas para 2013 es la del Consejo Empresarial, que se
reunirá en Perú el 5 de marzo.
Ante una reacción adversa en Lima, en Chile se abre una segunda preocupación: ¿Levantará Perú nuevas reclamaciones?
El debate se ha instalado al interior de la Cancillería, donde de
manera informal diplomáticos chilenos han hecho ver la necesidad de
sellar con Perú un acuerdo escrito antes de que se dé a conocer el fallo
de La Haya. La idea es zanjar que no habrá nuevos reclamos
territoriales o limítrofes.
De lo que se habla en el servicio exterior chileno es de “aprender la
lección del 99”, en alusión a lo ocurrido tras la ratificación de las
actas de ejecución del Tratado de 1929 por los gobiernos de Eduardo Frei
y Alberto Fujimori, cuando las autoridades peruanas dieron por superado
todos los problemas pendientes con Chile. Tras la firma del acuerdo, el
13 de noviembre de 1999, Fujimori aseguró que “esta firma que acabamos
de presenciar pone término a todos los asuntos pendientes de un tratado
de 70 años de antigüedad”, dichos refrendados por su entonces canciller,
Fernando de Trazegnies. Pese a esas declaraciones, nueve años después,
Perú demandó a Chile ante La Haya por el límite marítimo.
Según fuentes de cancillería, el tema de un acuerdo escrito con Lima
antes de que la corte se pronuncie se ha discutido de manera informal y
se espera que La Moneda se pronuncie en los próximos meses. Por lo
mismo, Moreno no trataría el asunto en la reunión que sostendrá en enero
con su par peruano, Rafael Roncagliolo, donde se coordinará una agenda
destinada a mitigar los efectos de La Haya en la relación bilateral.
Fue Roncagliolo quien el miércoles pasado anunció esta reunión con el
canciller chileno. La idea es que se concrete antes de la cumbre de la
Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac) junto a la
UE, el 26 y 27 de enero en Santiago.
Los dos cancilleres tienen diálogo directo y permanente. Ambos
impulsaron durante el 2012 una agenda bilateral destinada a evitar que
los alegatos ante la CIJ y la divulgación de los textos escritos del
juicio pudieran dañar la relación. Ahora, esperan reforzar ese trabajo
en los seis meses que quedan para que se conozca el fallo definitivo.
Moreno y Rongagliolo ya han prestablecido algunos puntos sobre los
cuales afinarán la agenda post La Haya. De hecho, ya refrendaron el
compromiso de intervenir de inmediato para desactivar de manera temprana
cualquier problema que surja en la relación bilateral. Las dos
cancillerías seguirán impulsando encuentros entre grupos académicos, de
medios de comunicación y centros de estudios destinados a acercar
posiciones y disminuir las desconfianzas. De igual modo, se potenciará
el proceso de integración en la Alianza del Pacífico.
La agenda post fallo tendrá un fuerte componente destinado a
favorecer la integración entre Arica y Tacna, como un polo de desarrollo
conjunto. Entre las iniciativas que discutirán Moreno y Roncagliolo
están el apresurar la aprobación en el Congreso peruano de la creación
de un paso fronterizo integrado entre Chacalluta y Santa Rosa, para
facilitar el tránsito de personas y el comercio. Otra de las iniciativas
es un acuerdo que permita a los aviones utilizar como aeropuertos
alternativos Tacna o Arica, y se analiza un acuerdo pesquero para
unificar los criterios de vedas y cuotas de captura.
“Lo que preocupa es que al término del litigio, Chile y Perú preparan
un proceso muy complejo de amistad y cooperación post La Haya para
evitar cualquier trauma (…) Tengo temor de que esta cuestión nos
encuentre desubicados, con un relacionamiento tenso con Chile y una
relación ambigua con Perú”, dijo en diciembre el ex canciller boliviano
Armando Loaiza.
Loaiza y el ex embajador Ramiro Prudencio son algunos de los
diplomáticos y políticos bolivianos que han advertido en los últimos
días sobre el riesgo de que tras el juicio en La Haya se produzca el
“tercer candado” a la aspiración marítima boliviana. El primero se
produjo en 1929, cuando Chile y Perú incluyeron en el Tratado de 1929
una cláusula que concede a Lima el derecho a autorizar la entrega por
parte de Chile de un corredor soberano al mar a Bolivia por territorios
ex peruanos. El segundo candado fue en 1976, con la contrapropuesta
peruana que inviabilizó el acuerdo de Charaña, cuando Pinochet ofreció a
Banzer un corredor con canje territorial. Ahora, señalan analistas
políticos y diplomáticos chilenos, la densificación del proceso de
integración entre Tacna y Arica podría hacer surgir un “tercer y
definitivo candado”, que inviabilice un corredor que rompa esa nueva
zona de integración bilateral.
“Con el fallo de La Haya se cerró para siempre la posibilidad de una
negociación bilateral con Bolivia para una salida al mar. A partir
ahora, toda eventual negociación va a tener que ser trinacional, incluir
desde el comienzo a Perú, y eso hará la negociación más compleja y
demorosa”, señala el ex canciller Juan Gabriel Valdés.
La situación para La Paz será aún más difícil si el fallo de la corte
es adverso a Chile. El cambio de la frontera marítima con Perú, del
paralelo a una línea media, dejaría sin litoral a un eventual corredor
boliviano por el norte de Arica. Por lo mismo, el gobierno de Evo
Morales ha seguido con atención el litigio e incluso envió a una
delegación a observar en directo los alegatos en el tribunal
internacional.
Pero Palacio Quemado ha insistido en la vía judicial, en la
posibilidad de demandar a Chile por incumplimiento del Tratado de 1904 y
de los acuerdos de 1950 y 1975, que buscaban dar una salida al mar a
Bolivia. Un camino incierto, con pocas posibilidades de éxito, pero que
al menos dará tiempo a Morales para zafarse del problema que implicará a
Bolivia la obligación que se autoimpuso en la Constitución, de tener
que desahuciar unilateralmente -el 13 de diciembre de 2013- el Tratado
de 1904.
- 23 de julio, 2015
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