El mito de la superpoblación
Recientemente hemos asistido a una potente
campaña de los medios de comunicación sobre el nacimiento del habitante
número siete mil millones, que resultó ser una niña filipina llamada
Danica Camacho, nacida el 30 de octubre de 2011. Esta información la
gestionó y la propagó la ONU a través de su agencia del Fondo de
Población (UNFPA), pero su fiabilidad no es muy segura, porque no hay
modo de contar los habitantes de la Tierra uno por uno en todos los
países, ni controlar las defunciones o muertos por guerras o por
abortos.
Pero el objetivo de la ONU era lanzar una campaña
propagandista de tipo emocional sobre el mito de la superpoblación para
justificar el control del aumento de la población considerado como
intolerable e inhumano.
El mito de superpoblación fue forjado por
Malthus con teorías que afirmaban que el crecimiento demográfico
amenazaba el bienestar de la humanidad. Pero este mito está cayendo ante
los hechos reales. Los datos que se presentaron han resultado inexactos
o falsos y las previsiones de crecimiento están bajando. Además no
sirve una estadística global sin tener en cuenta que en algunos países
de África la tasa de crecimiento es de 2.70% mientras que en Occidente
es de 0.40%. En Europa y en otros países desarrollados el descenso de la
fertilidad es dramático, la pirámide poblacional está invertida y la
tasa de natalidad está por debajo del nivel de reemplazo generacional.
La
solución a esta problemática que da la ONU es desarrollar programas de
salud reproductiva para implantar leyes anticonceptivas, abortivas y de
esterilizaciones masivas. Parece que para que haya menos pobres en la
Tierra la solución propuesta es eliminar o matar a miles o millones de
niños antes de nacer, facilitando negocios millonarios a las clínicas
abortistas, a empresas de preservativos y a laboratorios farmacéuticos
de píldoras anticonceptivas.
El problema del hambre y las
carencias básicas para llevar una vida digna no reside en la
superpoblación mundial sino en otras causas como los sistemas políticos
despóticos, las guerras prolongadas, la concentración de la población en
las grandes ciudades, en las costas y los grandes ríos y las
dificultades de comunicación para la distribución de bienes y servicios.
Pero
la ONU y sus agencias prefieren combatir la pobreza impidiendo que
nazcan seres inocentes y esto es un ataque directo a la dignidad de la
persona humana, que es el único cimiento sólido de la convivencia entre
personas libres.
El autor es Licenciado en Pedagogía. Foro Independiente de Opinión.
- 23 de julio, 2015
- 29 de mayo, 2025
- 29 de mayo, 2025
- 28 de septiembre, 2008
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