El Salvador: Lo peor de dos mundos
En quince años, El Salvador pasóde ser
considerado como “el próximo Hong Kong de América” a un país cuyo
desorden fiscal le ha merecido constantes degradaciones en su calidad
crediticia. La semana pasada fue la última de esas degradaciones. Ojalá
ello nos pueda servir de ejemplo de lo que no debemos hacer. A
mediados de 1997, El Salvador obtuvo una calificación de riesgo país
que, en ese momento, fue la envidia de la región. En julio de ese año
la agencia calificadora Moody´s le otorgó una nota “grado de inversión”.
La deuda salvadoreña había dejado de ser considerada
“especulativa”. Ahora ingresaba a un exclusivo club de
naciones con credibilidad financiera. En ese momento, Moody´s resaltaba
sus bajos déficits fiscales, la baja deuda pública, las reformas
económicas en proceso y una inversión privada creciente que daba como
resultado buenas tasas de crecimiento económico.
Pero las buenas
cosas deben cuidarse, y los salvadoreños “se durmieron en sus laureles”.
La misma agencia calificadora posteriormente degradó a El Salvador en
tres ocasiones distintas por el mal manejo financiero del país. La
primera en noviembre de 2009, la segunda en marzo de 2012 y la última,
la semana pasada. Ahora Guatemala está mejor calificada que su hermana
salvadoreña, y lejos de ver a El Salvador como el “Hong Kong”, nuestros
hermanos se encaminan a ser “la Grecia de Centroamérica”, con bajo
crecimiento y alto endeudamiento.
En 1997 la deuda pública
salvadoreña era aproximadamente 25% del tamaño de su economía; hoy en
día está en cerca del 60%. En 1997 los ciudadanos debían cerca de 3,000
mil millones de dólares en deuda pública; hoy están rascando los 13 mil
millones de dólares. La deuda se cuadruplicó y el crecimiento se encogió
de 5% a 1.4%. Los gobiernos salvadoreños cometieron el error de creer
que el endeudamiento es fuente de crecimiento. Y ahora, bajo el gobierno
del FMLN, la exguerrilla cree que saldrá del atolladero aumentando los
impuestos, el gasto público y, por supuesto, la deuda… ¡Cuánta necedad y
cuánta irresponsabilidad!
De Washington a Atenas, de Madrid a San
Salvador; los ejemplos abundan. La deuda pública nunca ha sacado a
nación alguna de la pobreza. Pero nuestros tecnócratas “keynesianos”
dentro y fuera del Gobierno de Guatemala le siguen “apostando” al gasto
público financiado con déficit fiscal y endeudamiento. Hoy se habla de
pagar Q3,500 millones de cuentas pendientes, por supuestas obras de
infraestructura, con más bonos del tesoro. Habrá que sumarlo al déficit
fiscal proyectado para el 2013 de Q13,000 millones de quetzales.
Estamos
como estaba El Salvador hace 15 años, con la diferencia de que nadie
apuesta a que seremos el “próximo Hong Kong de América”. Si algo ha
quedado demostrado es que la deuda pública, lejos de ser un atajo para
el desarrollo económico, termina siendo un irresponsable lastre que
lleva al pueblo a más pobreza. Aprendamos, pues, y no permitamos que
este presidente y su ministro de Finanzas nos lleven a tener niveles de
deuda de país “desarrollado” con condiciones de vida de país
tercermundista.
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