Pensad, pensad malditos
Podría
empezar este artículo con un alegato del papel del intelectual público en
nuestro tiempo, pero iré directamente al grano. FP en español acaba
de publicar la lista de los 50 pensadores iberoamericanos más influyentes.
A nadie sorprenderá encontrar en ella los nombres de Mario Vargas Llosa, de
Fernando Savater o de Julio María Sanguinetti, y a muchos sí sorprenderá la
ausencia de alguien como Gabriel García Márquez. Pero los cuatro únicos
criterios utilizados para confeccionarla han sido que los autores estén vivos,
activos -lamentablemente Gabo
lleva ya algún tiempo retirado -, que hayan desarrollado toda o parte de su
carrera en español y/o portugués y que tengan peso en el debate público. Por
supuesto, hay también nombres discutibles, como en todos estos ejercicios, pero
también se trata de eso: de generar un poco de polémica y de dedicarle unos
instantes a pensar qué es y qué papel desempeña, realmente, un intelectual.
¿Será,
tal vez, una especie en vías de extinción? Porque este agitado ritmo de vida,
la celeridad con la que nos imponen tomar decisiones, la multiplicidad y
dispersión de fuentes de opinión y de conocimiento, y el reinado
absoluto del corto plazo dejan hoy poco espacio para la reflexión profunda
y pausada.
Hubo
un tiempo, además, en que el intelectual era un personaje conocido, y
reconocido, valorado por lo que aportaba a la sociedad. Desde hace ya un buen
número de años, los modelos son otros completamente diferentes, dominados por
el éxito rápido y el dinero. Hubo un tiempo, incluso, en el que muchos
políticos habían sido primero intelectuales. De hecho, en la lista de FP
figuran varios, como Fernando Henrique Cardoso, Ricardo Lagos o Jorge
Castañeda. Poco hay que añadir a la percepción que tienen los ciudadanos, al menos los
españoles, de su clase política actual; cuando, con sus ideas y sus propuestas deberían ser parte de las
soluciones, se los ve como parte inherente del problema.
También
hay una destacada representación de economistas en este listado. Es lógico: han
pasado a ocupar el primer escalafón entre los especialistas con influencia.
Nadie discute que su capacidad de convencer a los políticos de ir en un sentido
o en otro determina nuestra existencia. La crisis ha convertido en habituales
términos que hace no mucho pertenecían casi al dominio exclusivo de los
herederos de Keynes y sus contrarios.
FP en español
comenzó este ejercicio hace cuatro años, a
rebufo de la iniciativa lanzada por la edición americana de la
publicación, que anualmente selecciona a los 100
intelectuales con más influencia global. En aquel momento, sólo cinco, de
un centenar, eran españoles o latinoamericanos. ¿Realmente era tan escaso el
peso del pensamiento en español y portugués? Más de 500 millones de personas,
¿y no tenían a casi nadie que hablara por ellos? Claro que los hay; pero
determinados ámbitos están tan dominados por el impulso anglosajón -el de las
relaciones internacionales es indiscutiblemente uno de ellos- que casi
cualquier otra alternativa queda sepultada. Y no es sólo una cuestión de
idioma, sino de modos de ver, entender y traducir el mundo.
Así
que el conjunto será discutible en esta lista. Muchos nombres podrían no estar
y otros que lo merecen han quedado fuera; pero el que la selección haya sido
difícil es una fantástica noticia, porque indica que el abanico es amplio.
Ahora toca a los lectores elegir a sus 10 favoritos. Están todos, por supuesto,
cordialmente invitados a participar.
La autora es Directora, FP en español.
- 23 de julio, 2015
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- 24 de septiembre, 2013
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