Correa, príncipe del populismo
El populista Rafael Correa, de 49 años, ha demostrado con Don Felipe y
Doña Letizia que él también puede ser un príncipe, pero del populismo.
Al llegar al palacio presidencial en Quito, los Príncipes de Asturias se
han encontrado con una pequeña manifestación contra los trabajos de
Repsol en el parque nacional del Yasuní, una reserva de la biosfera en
la selva amazónica del país andino en la que la empresa española lleva
operando desde hace 20 años.
"Repsol no respeta los derechos en el Yasuní", rezaba la pancarta
extendida por los manifestantes ante el palacio de Carondelet, conocido
en tiempos de la colonia como Palacio Real. "¡Repsol mata!", gritaban
los miembros de la etnia quichua al tiempo en sonaba el himno nacional
de Ecuador.
El economista Correa, que lidera Ecuador desde hace cinco años ha recibido a los Príncipes extrema cordialidad, le ha estampado dos besos a la Princesa de Asturias y los ha llevado, con la misma naturalidad, al balcón de la discordia.
Bajo los soportales del palacio, en la Plaza de la Independencia,
centro neurálgico del caso antiguo, la aparición de Correa con los
Príncipes ha tenido un efecto balsámico. Los gritos contra Repsol han dado paso a un espontáneo "¡Viva la Revolución!".
Fuera de Ecuador, Correa levanta muchas quejas por el caso 'El Universo'
-una multa de 40 millones de dólares y tres años de cárcel contra el
columnista Emilio Palacio por escribir contra él- y su decisión de
ofrecer asilo en la embajada de su país en Londres al filtrador de los
cables diplomáticos Julian Assange. Dentro de Ecuador,
la comunidad indígena (el 12% de este país) es de las más entusiastas
con él. También las clases populares, la inmensa mayoría de este país
mestizo.
Correa ha traído estabilidad política a un país que ha conocido siete
presidentes en diez años. Está invirtiendo el 14% del PIB en obras
públicas, la cifra más alta de la región. Quiere aumentar la inversión española en Ecuador, y esta semana ha inaugurado el encuentro de empresarios que ha clausurado el Príncipe de Asturias.
Un populismo controlado que, para la diplomacia española se reduce a dos palabras: "Personalidad exuberante".
- 17 de enero, 2025
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