Ecuador: ¿Somos un país emprendedor?
SANTIAGO, Chile. – Sabemos que los emprendimientos generan e incentivan una cultura de innovación, además, aportan directamente al crecimiento y a la competitividad nacional, sin embargo, el tipo de emprendimientos que queremos promover, las soluciones que queremos que nazcan ameritan un impulso y focalización al momento de diseñar políticas. No solo queremos que la señora Rosita ponga una tienda para vender sus tortas, sino que además pueda llevar un buen sistema informático de control de cuentas, así como un equipo de trabajo motivado y capacitado para industrializar sus producciones, basada en un plan de negocios rentable, que le permita en el futuro realizar ventas por internet.
Ahí la diferencia radica no solo en el acceso al financiamiento (factor clave por lo demás) sino también en su capacitación, el acceso a tecnología y conocimiento de los avances en sus ámbitos de acción. La particularidad de los emprendedores en Ecuador dista mucho de esta realidad y debemos reenfocar los esfuerzos para impulsar de mejor forma este ámbito clave para nuestra economía.
Ecuador va avanzando de manera sostenida (para mi gusto con potencial de acelerarlo aún más) como lo indica el reporte GEM publicado en el 2011 que nos ubica con un índice de 21,3% (comparado con el 15% que teníamos en el 2009). Esto básicamente quiere decir que uno de cada cinco adultos estaba plantando un nuevo negocio. Algunos datos nos dicen que el 75% de los emprendedores tiene menos de 45 años y más de la mitad es autoempleado. Otro índice, es que la mayoría tenía una educación secundaria y solo 11% universidad, esto sumado a que el 88% admite utilizar tecnología de hace cinco años o más de antigüedad. Son jóvenes, con educación secundaria, urbanos, con pura energía y necesidad de generar ingresos los que hoy determinan al emprendimiento en Ecuador.
Lo preocupante es que el tipo de emprendimiento en el cual Ecuador se concentra es principalmente para la atención de servicios a personas, tales como servicios de comidas, servicios de ropa y zapatería, tiendas, confección. Es decir que estamos lejísimos de aquellos orientados a la innovación para lograr transformaciones, como lo son las consultorías, turismo, servicios educativos, entre otros.
Además, la innovación en Ecuador no es percibida como atractiva ni tampoco fiable, comparado con países como Chile en donde más de la mitad de los emprendimientos son innovaciones, ya sea en el tipo de productos o servicios, así como de los grupos a los que atiende. Aquí sin duda Ecuador tiene mucho por crecer y el tipo de políticas que se han aplicado como el plan ‘Innova Ecuador’ van en la dirección correcta.
Sin embargo, la interrogante que surge es cómo todos remamos hacia el mismo lado, es decir, contar con fondos y apoyos, pero además, promover la apertura de mercados y la libre competencia, considerando que el 67% de los emprendedores cree que empezar un nuevo negocio hoy es más difícil que hace un par de años y que la sostenibilidad de los mismos sí se ve afectada por los vaivenes políticos.
Esto se suma al factor de la educación de emprendedores, que si bien en las universidades parece estar masificándose, se torna clave el apoyo focalizado para desarrollar competencias que permitan dar el salto que queremos ver en la señora Rosita.
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