Y llegamos al país de las estadísticas
Por Lisbeth J. Prieto G.
 Red Plumas Democráticas
Hace algunos años tuve la oportunidad de ver cómo muchos médicos cubanos de Barrio Adentro falseaban las estadísticas, debido a que la coordinación nacional de la misión cubana se los exige para transmitir la información al Estado Mayor de Cuba. Los médicos y odontólogos venezolanos que trabajan en ese modelo no estaban obligados a generarlas. Con las estadísticas de los médicos cubanos era más que suficiente, aunque, los médicos venezolanos siempre han tenido coordinadores nacionales aparte. De manera que, funcionan dos coordinaciones dentro de un mismo sistema de salud, pero ahora se suma un nuevo elemento: los médicos y odontólogos venezolanos están obligados a presentar estadísticas para justificar el sueldo.
Me describen un par de odontólogos venezolanos integrantes de la Misión, cómo se encuentra el sistema atrapado en las mentiras, para que no les descuenten días laborados, vacaciones, aguinaldos y cualquier otro beneficio. Es injustificable para el Ministerio del Poder Popular para la Salud que ahora asistan menos personas a consulta, por lo cual se han dado a la tarea de inventar cifras y nombres de pacientes que jamás han pasado por la misma, es la forma de hacer las cosas, porque así es que vende la propaganda oficial sus obras. En el fondo no importa a quién se atienda ni porqué, pero si, cuántos, somos sólo números para ellos.
Lo peor de todo, es que, no hay ni medicamentos, ni materiales suficientes para atender a los pocos que asisten, imaginen atender a los que supuestamente atienden. Esta situación evidencia, sin duda, luego de nueve años de creada la Misión, lo decadente del sistema de salud cubano, la falta de confianza que se le transmite a la población, que si bien ahora están en posiciones económicas de mayor necesidad de utilizar el “sistema de gratuidad” impuesto por el castrismo, la población prefiere utilizar las pocas alternativas privadas, de acuerdo al nivel de acceso. Demuestra además, que entre otras cosas, buenas y malas, los cubanos han enseñado a cómo mentir falseando cifras, porque ahora con naturalidad se hace, es un ejercicio antiético. Es un acto casi mecánico para mantener el trabajo y así llegamos al país que tenemos: los venezolanos asimilando las peores mañas que han mantenido supuestos “logros” de la revolución cubana y ahora la venezolana.
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