España: Tres preguntas (para este verano)
Ya casi a las puertas de agosto, había pensado escribir este mes un Comentario menos histórico o académico (como tiendo a hacer en esta columna) y plantearles tres cuestiones sobre las que vengo pensado en estos últimos días por si las quieren llevar a sus reflexiones playeras o montañosas…
La primera tiene que ver con la grave (y omnipresente) crisis económica que padecemos; y relacionado con ello me llamó la atención el eco que ha recibido la labor asistencial que presta Caritas. Como han puesto de manifiesto sus gestores, durante el último año se ha multiplicado el número de personas que buscan (y encuentran) su alimento diario en los diversos comedores que llevan adelante otras tantas instituciones religiosas. Hay un famoso vídeo en youtube que rodó un publicista conocido al encontrarse a un amigo en ese trance de necesitar ayuda. Pero no quería referirme a este aspecto, sino a otra labor asistencial que presta Caritas: en su Memoria 2011 del Programa de Empleo explica que por medio de este servicio fueron atendidas en toda España más de 80.000 personas; de las que consiguieron trabajo un 16% (casi 14.000).
Pues bien, me pregunto: ¿cómo es posible que sea necesaria (y da la sensación que más eficiente) la presencia de organizaciones particulares en el ámbito de la formación para el empleo, cuando existe un organismo público, el INEM, que supuestamente debería ofrecer esa tarea como principal objetivo? Parece confirmarse, una vez más, la postura de quienes defendemos la iniciativa privada en cualquier ámbito de la actividad humana; también en este campo de la labor asistencial, donde machaconamente se nos habían vendido las bondades de un supuesto estado del bienestar, que no lo es tal (y además está en completa bancarrota).
La segunda pregunta gira en torno a una cuestión más complicada, si cabe, y sobre la que ya habrán podido leer alguna otra opinión en estos comentarios. Me refiero al aborto; y en concreto me han inquietado varias estadísticas que también se publicaban recientemente: ¿por qué la drástica reducción de los niños nacidos con Síndrome de Down en los últimos años? Aunque se trata de un tema generalmente desatendido, sobre el que todo el mundo pasa de puntillas, parece que ya empiezan a conocerse algunos datos reales. Así, la Fundación Down España editaba en su último boletín los resultados de una revisión sistemática de la literatura sobre tasas de interrupción del embarazo en mujeres que se habían sometido a un diagnóstico prenatal (amniocentesis) en los Estados Unidos: los índices variaban desde un 61% en California al 93% en Maine. Para el caso español parece que nadie se atreve a estudiar a fondo tales estadísticas, pero se habla de en torno a un 80% menos de nacimientos de niños con esta deficiencia.
No resulta extraño, por lo tanto, leer las conclusiones de su Presidente, José Fabián Cámara Pérez, a propósito del debate sobre la modificación de la actual regulación existente de la Ley Orgánica de Salud Sexual y Reproductiva: "es necesario modificar el actual supuesto discriminatorio que permite el aborto hasta la 22ª semana en el caso de graves anomalías en el feto" ya que, según explica, "este aspecto supone de facto una discriminación por motivo de discapacidad". Por esta razón, opinaba que la regulación legislativa del aborto deberá ser debatida y sometida a decisión, pero considerando que "los límites o condicionantes que se establezcan tendrán que ser iguales para todos los seres humanos en esta situación, sin distinción por el hecho de que el feto sea o no una persona con discapacidad".
El presidente de Down España apuntaba finalmente que no hay una respuesta clara para un tratamiento "adecuado" de la discapacidad en la futura Ley del Aborto. En este sentido, hacía referencia a la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que defiende y ampara la consideración de este grupo como "sujetos de derechos, dignos de pleno reconocimiento y respeto, en igualdad al resto de seres humanos".
Mi tercera pregunta: ¿quién es John Galt? Encontrarán la respuesta (con mayor facilidad que las anteriores) si se animan a leer este verano La rebelión de Atlas (el título original en inglés es Atlas shrugged): una de las novelas de culto de Ayn Rand. Tal vez un poco extensa (necesitarán de unos cuantos días por delante), pero que tiene pasajes memorables como la hipócrita acusación de "antisocial" que hacen unos políticos mediocres e interesados contra los empresarios exitosos; su rotunda defensa de la propiedad privada o la también vehemente justificación del dinero como motor de progreso humano (y, por cierto, basado en un riguroso patrón-oro). Mucho ánimo y felices vacaciones.
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