¡S.O.S.! Cerebros en fuga en el Caribe
Aunque no son los únicos en presentar el mismo fenómeno, los países del Caribe son los “ganadores” cuando se trata de “fuga de cerebros”. América Latina y el Caribe han mostrado las tasas anuales más altas de crecimiento de la migración de personas altamente calificadas: once de cada 100 trabajadores con educación terciaria viven fuera de la región y la migración desde ésta zona representa cerca del 25% del total de inmigrantes en los países de la OCDE. Para el caso específico del Caribe, los datos más recientes muestran que para el 2000, aproximadamente el 40% de los trabajadores calificados, es decir, aquellos con 11 o más años de estudios, emigraron a los países de la OCDE.
La paradoja en los países del Caribe es que este fenómeno se presenta cuando hay un debate sobre cómo incrementar la matrícula escolar. En el contexto del Caribe, tal vez el problema no se define como la falta de acceso a la educación, sino que, en cambio, podría haber un exceso de oferta de trabajadores altamente calificados en una estructura económica altamente dependiente del turismo. ¿Cómo puede ser explicado el fenómeno de “fuga de cerebros” en el contexto del Caribe y qué se puede hacer para resolverlo?
El Caribe ha experimentado un incremento en el número de personas con educación terciaria (para los países con datos disponibles, la educación superior muestra una tendencia al alza). En países como Jamaica, la matrícula educativa en este nivel ha aumentado de 19% en el 2003 a 29% en el 2010. En Guyana, la cifra correspondiente al mismo período de tiempo se ha incrementado de 7% a 12%. A pesar del aumento en la educación superior y a la disminución del desempleo juvenil, en Jamaica, por ejemplo, el desempleo en los jóvenes fue de 25,9% en el 2008. En Trinidad y Tobago, la cifra correspondiente en ese mismo año fue de 10,5%, mientras que la última información disponible para Bahamas ubica esta cifra en 18,9% en el 2007. Para estos países, el porcentaje de desempleo de personas con educación terciaria en los años correspondientes representa 3,9% (Jamaica), 5,19% (Trinidad y Tobago), y 9,39% (Bahamas) del total de desempleados. Este número es inferior si se compara con otros países de la región, como República Dominicana y Perú, donde el desempleo de personas con educación superior en el 2008 era de 18% y 37%, respectivamente.
Por otra parte, pero no menos importante, el Caribe sigue siendo la región más dependiente del turismo en el mundo, y la industria del turismo y de viajes, que ha crecido exponencialmente desde la década de los 50, es la mayor fuente de divisas y de empleo. Los ingresos por turismo representan aproximadamente el 25% del PIB en el Caribe, aunque el número varía en algunas islas. Además, cinco países del Caribe se clasifican dentro de los primeros 20 a nivel mundial en cuanto al porcentaje del total del empleo que se relaciona directa o indirectamente a la industria. Como muestra la Figura 1, las contribuciones totales de viajes y turismo al empleo en los distintos países, como Jamaica y Santa Lucía, fueron respectivamente de 24% y 42,1% en el 2011. Y, sí miramos más de cerca el caso de Jamaica, las cifras indican que en el 2011 el país recibió un total de 1,9 millones de turistas, la cifra más alta del Caribe.
Figura 1. Muestra la contribución total de turismo al PIB y al empleo para la región y por países.
Fuente: Elaboración de la autora con base en el informe World Travel and Tourism Council (WTTC), 2011.
Una de las consecuencias de una economía tan dependiente del turismo es que crea una baja demanda de trabajadores altamente calificados porque la mayoría de los puestos de trabajo creados en este sector son informales. En el contexto del Caribe, esto significa que la baja demanda por personas calificadas ha tenido como consecuencia su aislamiento del mercado laboral y la emigración, misma que constituye un problema asociado al desempleo juvenil y tal vez uno de sus efectos más notorios.
Este factor podría estar asociado al alto nivel de fuga de cerebros de la región que supera el 40%, lo que significa que casi la mitad de las personas con educación superior emigran (ver figura 2). De hecho, una de las particularidades del caso del Caribe es la importancia de la emigración calificada, que representa el 6% del total de personas calificadas en los países de la OCDE y constituye el 9,2% de los residentes en América del Norte. En consecuencia, 13 países del Caribe se encuentran entre los veinte países con las más altas tasas de migración de personas calificadas y siete ocupan los primeros lugares, con Guyana, Granada, Jamaica, San Vicente y Haití presentando tasas mayores a 80%.
Figura 2. Muestra el porcentaje de migración de trabajadores calificados para países del Caribe y América Latina.
Fuente: elaboración de la autora con base en Frédéric Docquier y Maurice Schiff; y Michel Beine y otros.
Bajo este escenario, hay dos problemas que deben abordarse: poner fin al fenómeno conocido popularmente como “fuga de cerebros” y traer de regreso a personas capacitadas, ya que los trabajadores calificados son siempre importantes para el desarrollo de los países. Al proponer soluciones, ¿se debe empezar a pensar en introducir cambios en la estructura de la economía, dejando un espacio para la población cada vez más educada; o, en cambio, las personas deberían contar con oportunidades de educación en base a la disponibilidad de trabajo ?Bueno, tal vez sea hora de innovar. Tradicionalmente, las políticas llevadas a cabo para abordar los problemas de desempleo se han centrado en la oferta, otorgandopasantías y capacitación, pero ninguna de las medidas han sido dirigidas a personas con mayor nivel de educación, a pesar de que el problema a menudo se origina en el lado de la demanda (por ejemplo, no hay suficientes puestos de trabajo para determinadas profesiones).
En este contexto, ser original es un requisito. Una posible solución sería crear incentivos para el retorno de personas calificadas, proporcionando puestos de trabajo en el sector público, o para orientar la creación de trabajo en el nicho natural del Caribe: el turismo. Los debates de Río+20, en el que se reconoció la importante contribución del turismo al desarrollo sostenible, abrió la puerta a algunas ideas. Los participantes alentaron la inversión en ecoturismo y turismo cultural, facilitando el acceso al financiamiento para empresas medianas y pequeñas. Además, se podrían generar incentivos para las grandes industrias establecidas en el Caribe relacionadas con el turismo. Por ejemplo, sí una parte significativa de las cadenas hoteleras son de propiedad extranjera, ¿por qué no proporcionarles incentivos adicionales para contratar a gerentes calificados provenientes del Caribe?
Esta columna fue publicada originalmente en revista Humanum del PNUD.
Cirenia Chávez es estudiante del Máster en Relaciones Internacionales de la Universidad de Nueva York, Estados Unidos. Actualmente se encuentra realizando su práctica profesional en la Dirección Regional para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
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