¿No creatividad?
Dos libros recientemente publicados, "El Precio de la desigualdad" de Joseph Stiglitz y "Consecuencias involuntarias" de Edward Conard, se refieren a la desigualdad económica en Estados Unidos. El primero, usando data económica y social, concluye que los ricos son cada vez más ricos y los pobres, más pobres. Afirma que el país dejó de ser la tierra de oportunidades.
Conard, con otra data, llega a conclusiones diametralmente opuestas. Argumenta que en las últimas dos décadas, el país ha creado veinte millones de puestos de trabajo para inmigrantes, legales e ilegales. Agrega que el avance tecnológico estadounidense hace que tenga la más alta productividad mundial en dólares por persona.
Numerosos estudios de la academia y otras instituciones privadas concluyen que una de las más importantes fuentes de desigualdad es la creatividad, la genialidad de personas que hacen realidad ideas que terminan siendo extraordinarios bienes o servicios y cuyas ventas las convierten en verdaderos reyes Midas. Es el emprendimiento el "culpable" del incremento de la desigualdad. Los más recientes ejemplos son jóvenes menores de treinta años de edad que crearon Facebook. La prensa ha mencionado a Zuckerberg, pero son cuatro. Uno de ellos es el brasilero Eduardo Saverin, que en menos de una década hizo una fortuna de 4.000 millones de dólares. Ese es el sueño americano que Stiglitz sostiene que es mito. Este Nobel no tiene ninguna experiencia en el mundo real, su vida ha sido la academia y burocracia dorada.
Quien conoce la historia del desarrollo económico estadounidense sabe que los Zuckerberg y Saverin han existido desde hace dos siglos. La diferencia es la edad en que se hacen ultrarricos; en las últimas décadas, la mayoría de estos son jóvenes.
Pero contrario a lo que se piensa, las fortunas más grandes a valor real actual de ese país no superan la acumulada por Rockefeller en la cima de su poder económico en 1910, ni de otros ultrarricos del pasado. Siguiendo la filosofía de la revolución ciudadana, el Gobierno estadounidense tendría que prohibir la genialidad para disminuir la desigualdad.
' Joseph Stiglitz, usando data económica y social, concluye que los ricos son cada vez más ricos y los pobres, más pobres. Afirma que el país dejó de ser la tierra de oportunidades'.
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