El racismo del anti-racismo en Guatemala
La explicación es sencilla: el anti-racista en su lucha contra el racismo se convierte en el peor racista. Pasa igual con el terrorismo del anti-terrorismo, el anti-terrorista se convierte en el más macabro terrorista en su lucha contra el terrorismo. Sucedió también entre anti-herejes, quienes resultaron siendo peores y más malignos que los “herejes” combatidos.
Una reciente denuncia, o lo que pretende ser una denuncia, que más que denuncia es una especie de petición de “censura” solapada de “derechos indígenas,” contra los periodistas Sylvia Gereda, Pedro Trujillo y Humberto Preti, a raíz de un programa de televisión de los primeros –Informe Especial— transmitido por Canal Antigua, y un artículo de opinión del tercero, me regresó de sopapo a esas clases introductorias de Antropología Cultural. Y de regreso también a la ´recordación florida´ de la formación del “Yo” y “El Otro,” ejercicio que todo anti-racista deberá hacer para combatir a los racistas que él definió como tales, y a quienes termina dando de “su propia medicina”, pero que en realidad, ni “El Otro” es racista, y ni el anti-racista está vacunado contra ese mal que él se inventó en “El Otro” —que en realidad es “etnocentrismo”— y consecuentemente el paladín termina siendo envenenado con su propio veneno.
Leyendo el documento, pésimamente escrito, y peor fundado, y el cual fue presentado ante la Comisión Presidencial Contra la Discriminación y el Racismo, Codirsa, existen ahí razonamientos que harían elevar las cejas de cualquier simple antropólogo, sociólogo, filósofo, sociolingüista, retórico, o abogado, tanto por el texto mismo, como sobre todo, por el metalenguaje racista que sustenta, y no se ría, siendo una queja por “racismo”.
¡”Derrida ayúdame”! exclamé después de la primera lectura a tal queja, denuncia, juicio, o lo que sea que ese documento pretenda ser. “Ni Foucault pudo haber sido más exquisito en intersubjetividades”, me repliqué, mientras viajaba a esas lecciones de posmodernismo.
La periodista Sylvia Gereda parece el objetivo estratégico de los confusos quejosos. Ya no es secreto que los suecos, noruegos, holandeses y toda la euro-fauna diplomática financia a ciertos grupos de dudosas acciones, y pese a que las acciones de esos grupos son tan visibles en la ingobernabilidad que provocan, los “euros”, en millonadas, siguen llegando a esas “organizaciones” creadoras de industrias multimillonarias como el indigenismo, el ecologismo y el indianismo, el feminismo, y cuanto “ismo” se les ocurra y les financien.
Para eso, para obtener más dinero de la diplomacia europea es que necesitan esos vividores crearse enemigos como los periodistas Sylvia Gereda, Pedro Trujillo, o HumberPreti. De hecho, estos grupos que se están quedando sin “financiamiento”, y sus madrinas y padrinos.
La más “folclórica” de todas es la mujer que reparte el dinero, una adicta a la cooperación internacional. Ella empuja a todas y todos al vacío, pero ella no se tira.
Y ¡oh sorpresa! los únicos que sí tienen un verdadero caso de racismo y de censura aquí son Gereda, Trujillo y Preti.
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