Argentina y los efectos del freno a la importación: Gobierno festeja, la economía sufre
El “corralito” para las importaciones le dio resultado al Gobierno el mes pasado. El secretario Guillermo Moreno estará festejando.
En febrero, por primera vez desde noviembre de 2009 –eran épocas de crisis–, bajó un 1% el nivel de importaciones.
Así, con exportaciones creciendo 13%, especialmente por la cebada y el maíz, la balanza comercial tuvo un superávit de US$ 1.341 millones, creciendo 121% respecto del mismo mes del año anterior.
La estadística de febrero muestra el primer saldo palpable de la decisión oficial de cortar las importaciones estableciendo un sistema de autorización previa que desata la ira de los empresarios.
Según los importadores, el Gobierno fue agudizando los controles. Dicen que al principio autorizaba el 80% de los pedidos y ahora bajó al 50% .
El canciller Timerman decía anteayer con tono condenatorio hacia los importadores que no se trata de poner “una oficinita en el microcentro porteño para dedicarse a importar paraguas ”.
Las estadísticas demostrarían que la cuestión no es sólo de paraguas.
El año pasado, casi 30% de lo que ingresó fueron bienes intermedios. Otro 20% fueron máquinas y bienes de capital. También, otro tanto de piezas para bienes de capital. Después hubo un 13% de combustibles y lubricantes y recién llegaron los bienes de consumo con el 11% que se completan con el 8% de vehículos.
Así podría decirse que más del 80% de lo que el país importó el año pasado estuvo más ligado a la producción que al consumo, por lo cual no habría mucho para ponerse contento.
Más allá del crecimiento de los últimos años, la matriz productiva del país no muestra grandes cambios.
Hay un sector agroalimentario que genera los dólares y los sectores industrial y servicios que los consumen. Y, además, con un agregado: el crecimiento de las importaciones de combustible.
Y eso se da a pesar que desde el oficialismo se esfuerzan en resaltar el crecimiento exportador del rubro Manufacturas de Origen Industrial (MOI).
Descatacan que las exportaciones industriales crecieron por encima del resto, lo que podría inducir a pensar que el sector habría pasado a ser un generador neto de dólares.
Lo que no se dice es que el salto de las MOI se debe, en gran medida, a la inclusión del biodiesel como una exportación de la industria en lo que podría considerarse una inclusión de estadística polémica.
Las exportaciones MOI crecieron el año pasado 22,6% con biodiesel y 19,7% sin él.
La diferencia, de unos US$ 2.000 millones, no es menor .
Lo que tampoco se destaca es que que el crecimiento de las exportaciones industriales necesita indispensablemente de un fuerte aumento de las importaciones.
El balance comercial del sector industrial sigue siendo deficitario.
Y así como antes se festejaba que el crecimiento económico tuviese como contracara un aumento al galope de las importaciones, ahora la baja de las compras al exterior habría comenzado a mellar el ritmo de la actividad económica.
En un mar de interrogantes, la intensidad y duración de los controles sobre las importaciones y compra de dólares pasó a ser esencial.
La necesidad oficial de juntar dólares se agudiza, a pesar de que con la modificación de la Carta Orgánica del Banco Central que se aprobaba anoche, ya tendría asegurados, al menos, US$ 10.000 millones de las reservas de divisas del país para pagar la mitad de los compromisos de la deuda de este año .
La reforma de la Carta Orgánica abrió la discusión sobre cuál será el nivel de “reservas óptimo”que fijará el directorio del Banco Central después de la abolición del concepto de “reservas de libre disponibilidad”.
¿Será el equivalente a cuatro o seis meses de importaciones (24.000 a 36.000 millones)? ¿O se buscará que, además, cubra los compromisos de la deuda del año? Son algunas de las preguntas que se irán contestando en los próximos meses.
Entre tanto, con los cambios en el Banco Central, además de los dólares, el Gobierno tendrá a su disposición unos $ 45.000 millones para tapar faltantes del Tesoro.
Plata parece no faltarle pero si la intención oficial es seguir apostando al consumo, habrá que estar atento a la inflación.
El Gobierno mantiene el gasto público y la cantidad de dinero creciendo a un ritmo de 30%.
Las negociaciones salariales apuntan a cerrarse, sin desbordes, más cerca del 25% que del 18% que fue la pauta oficial.
Y sólo el dólar queda como ancla a la hora de frenar la suba de los precios.
Al ritmo de los dos primeros meses, el dólar aumentaría sólo 6% en el año , dejando en claro que los tiempos del dólar alto cada vez son más lejanos.
Aunque pueda resultar paradójica, la estrategia oficial de estos tiempos aparece orientada a restringir importaciones de insumos y máquinas y poner controles cambiarios para juntar dólares y pagar la deuda.
Con una curiosidad adicional: eso pasa mientras en el mundo sobran dólares y la tasa de interés (menor a 2 por ciento) está en uno de los niveles más bajos de la historia.
- 31 de octubre, 2006
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