Grecia: El apoyo externo, diferencia clave con el caso argentino
La comparación entre la Argentina y Grecia, ya convertida en un clásico de las finanzas internacionales, indica que el país europeo arranca su canje con la ventaja clave del apoyo externo, pero en un contexto económico mucho más desfavorable que la nación sudamericana en 2005.
A priori, la tentación de establecer analogías es grande, sobre todo porque la quita del 53,5% sobre el valor de sus bonos que deberán aceptar los acreedores privados de Grecia no está muy lejos del 66% que debieron tolerar en el caso argentino. Sin embargo, el recorte era mucho mayor (75%) en 2003, cuando el gobierno de Néstor Kirchner lanzó el canje, pero luego se redujo, al concretarse, por las condiciones del mercado.
Pero más allá de este trago amargo para los bancos y bonistas, existe una diferencia fundamental al comparar ambos casos: la Argentina no tuvo apoyo externo después del estallido de la convertibilidad y Grecia ya logró rescates conjuntos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de la Unión Europea (UE).
En realidad, la Argentina había recibido fondos del FMI y de otros organismos multilaterales para el denominado "blindaje", que el gobierno de la Alianza no utilizó para eludir el trágico final de 2001 con una salida ordenada del uno a uno y una renegociación de sus pasivos. Antes del estallido, éstos llegaban al 52% del PBI, pero en 2002 pasaron al 160%, un nivel parecido al que asfixia a Grecia actualmente.
Pero cuando la crisis estaba instalada en 2002, la decisión del FMI y de los principales países acreedores fue abandonar a su suerte a la Argentina para aplicarle un "castigo ejemplificador", mientras se rescataba a otros países de la región.
Una década después -y luego del temblor que sacudió al mundo desde 2008- la estrategia cambió en forma categórica, tal como lo demuestra la aprobación hace pocas horas del rescate de 130.000 millones de euros para el gobierno de Lucas Papademos.
Ya nadie piensa en los carpinteros norteamericanos que el entonces secretario del Tesoro Paul O'Neill quería salvar del problema argentino, sino en los bancos europeos que podrían caer si Grecia llega efectivamente a un default.
El apoyo internacional, entre otros factores, le permitirá a Grecia ofrecer un pago inicial que la Argentina no pudo poner en la oferta a sus acreedores, por lo que optó por incluir el cupón ligado al PBI, que terminó resultando muy atractivo para quienes ingresaron al canje.
En términos macroeconómicos, varias condiciones marcan un abismo entre ambos países: la Argentina ya había declarado el default en 2001, devaluó el peso frente al dólar a principios de 2002 y cuando lanzó el canje ya estaba en un franco proceso de recuperación económica, con un sólido superávit fiscal y buenos términos de intercambio comercial. Grecia tiene déficit, sufre una recesión y lucha por quedarse en la zona del euro, porque funcionarios, banqueros y expertos consideran que el costo de abandonarla sería demasiado alto y podría provocar un contagio en otros países en problemas.
Este tabique, afirman los analistas consultados por LA NACION, limita las posibilidades de éxito de mediano plazo de la reestructuración, aunque el canje tenga una aceptación alta.
Diego Ferro, socio del fondo de inversión Greylock, de Estados Unidos (involucrado en la negociación griega), agregó dos factores que no existían en el caso argentino y que ayudarán a Grecia: los bonos que serán reestructurados están bajo legislación local y los nuevos títulos tendrán una cláusula de acción colectiva. Ambos ejes limitarán el poder judicial de quienes no acepten este canje.
"Los dos casos implicaron quitas grandes. La gran diferencia es que en el caso de Grecia fue negociado y se reestructuró para que fuera voluntario. En el caso argentino fue unilateral; en parte fue por el apoyo externo", dijo Ferro en diálogo telefónico desde Nueva York.
De hecho, el Instituto de Finanzas Internacionales -que forma parte del comité que acordó el canje con Grecia- siempre reclamó una negociación que la Argentina nunca aceptó, al considerar que el diálogo previo sería contraproducente.
Al respecto, el ex secretario de Finanzas Guillermo Nielsen, a cargo de la renegociación en 2005, dijo que "la Argentina tuvo una visión muy nacional para negociar, algo que en el caso griego no estuvo".
En cuanto al papel del FMI, Nielsen sostuvo que con la Argentina el organismo no cesó de imponer condiciones, mientras que con Grecia es "un animal herbívoro".
El analista Daniel Marx coincidió: "El FMI se ausentó con la Argentina, pero en Grecia están poniendo mucha plata". En ambas situaciones, sin embargo, el FMI pidió lo mismo: un severo ajuste fiscal.
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