El “ciberespacio fiscal”
El País, Montevideo
(Puede verse también Uruguay: “Excedente” fiscal por Hana Fischer)
Esta semana el Ministerio de Economía anunció que el déficit fiscal del año 2011 fue de 0,8% del Producto Interno Bruto, menor al previsto originalmente en el presupuesto de 1,1% del PIB. El resultado se explica fundamentalmente por una recaudación mayor a la prevista y un menor gasto en generación de energía y aspectos coyunturales en Ancap. La diferencia entre el déficit de 1,1% del PIB previsto y el 0,8% real son unos 140 millones de dólares.
Este "sobrante" sobre el que ya se han abalanzado varios ministros, sin embargo, no existe. De la misma forma que antes hablaban de "espacio fiscal" para referirse a los recursos que esperaban tener en el futuro si se cumplían ciertas proyecciones, o sea, gastaban a cuenta de lo que pensaban iban a ser los ingresos del Estado, ahora este "sobrante" es en realidad un déficit fiscal menor al previsto. Como los egresos del Estado superaron a sus ingresos por menos de lo previsto, esa diferencia la podemos gastar. Es como si una familia que no llegó a fin de mes por $ 3.000 pero esperaba no llegar por $ 4.000, el mes siguiente pensara que tiene $ 1.000 pesos más para gastar, un verdadero disparate.
Pero más preocupante aún es la forma en que se vienen manejando las finanzas públicas en los últimos años. En el período de mayor crecimiento económico del país desde la década del cuarenta del siglo pasado no hemos logrado un solo año de superávit y desde 2005 al presente hemos duplicado la deuda bruta del sector público. Es muy difícil entender cómo puede llamarse prudente esta política.
Luego de nueve años de crecimiento ininterrumpido del producto a una tasa promedio de 6%, muy por encima de la tendencia histórica del Uruguay (e incluso por encima de la tendencia de largo plazo prevista hoy por el gobierno de 4% sin ninguna justificación), las cifras de déficit y deuda pública son francamente descorazonadoras. La política fiscal del gobierno funciona como si los ciclos económicos se hubieran abolido y el riesgo de sufrir una recesión fuera cero. Las cifras fiscales son las de un país que atravesó una crisis, no las de un país que vive uno de los mejores momentos económicos de su historia.
El sentido común indica que en momentos como el actual es necesario ahorrar para que cuando la economía se desacelere o directamente entre en recesión no sea necesario aplicar un ajuste fiscal. Si se ahorra en los momentos de bonanza para gastar en los momentos de recesión se estabilizan las finanzas públicas, se logra una senda de crecimiento sostenido que al Uruguay le ha sido históricamente esquiva y se evitan las crisis profundas que golpean particularmente a los sectores vulnerables. La existencia de una regla fiscal que ponga un freno institucional a los gobiernos manirrotos es una necesidad ineludible que nuestro país tendrá que adoptar más temprano que tarde. La actual fase expansiva del ciclo, que arrancó en 2003, hubiera permitido crear un buen fondo de estabilización que hoy nos colocaría en una situación privilegiada, lamentablemente eso no ocurrió.
Al ya disparatado "espacio fiscal" al que nos acostumbramos en el gobierno pasado, ahora le sumamos gracias a la inagotable creatividad criolla llamar "sobrante" a un déficit fiscal menor al previsto. Creo que bien merece llamarse "ciberespacio fiscal" porque sólo existe en una realidad virtual.
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