Nuevas trabas a las importaciones en la Argentina

El Imparcial, Madrid  

El gobierno argentino inventó recientemente una nueva manera de trabar las compras al exterior (y consecuentemente la salida de divisas) so pretexto de ejercer una mayor control sobre el lavado de dinero y la evasión impositiva.

Se trata de una resolución mediante la cual se prevé que todo importador, antes de emitir su orden de compra, deberá presentar en la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), una Declaración Jurada Anticipada de Importación (DJAI), modificándose de este modo el régimen vigente en el Código Aduanero. Asimismo, la norma establece que la información suministrada en dicha declaración estará a disposición de los organismos estatales que “adhieran” al nuevo régimen, lo cual permitirá cruzar datos y eventualmente verificar su consistencia. Como señaló el especialista Enrique Barreira, estamos “ante un pedido de autorización a varios organismos no aduaneros, para que se nos permita luego pedir autorización a la aduana para importar. Este doble recaudo (triple si hay licencias) es irrazonable y no contempla que el funcionario debe buscar siempre el camino menos gravoso para el administrado”.

Al leer las noticias relacionadas con esta resolución, recordé un trabajo de Bill Emmott, ex director de The Economist, titulado Twentieth-Century Lessons for The Twenty-First Century (New York: Farrer, Strauss and Giroux, 2003). En un párrafo particularmente revelador, Emmot se refiere al modo como todos los elementos de la democracia liberal capitalista resultaron dañados a raíz del sonado colapso de Enron a fines de 2001, entre los cuales mencionaba la “la fe en la aplicación del rule of law y en el gobierno como árbitro desinteresado de todo el sistema”.

Me pregunto si en la Argentina contemporánea queda aún resquicio para estos elementos. Medidas como las anunciadas, que nos aíslan además del mundo condenándonos a “vivir con lo nuestro”, nos orientan bastante sobre la respuesta.