Los indignantes «indignados»
El eternamente vigente tango "Cambalache" nos dice que "el mundo es y fue una porquería, ya lo sé, en el 506 y en el 2000 también"; y así es, porque eternamente ha habido trapos sucios en la conducción de los destinos del mundo, y siempre habrá abusos y mucho que ande mal.
De allí que exigir a la naturaleza humana un Estado utópico, donde no ocurran irregularidades es una soberana pistolada, o el colmo de la maldad.
Ante los descalabros económicos de hoy aparecen en muchas democracias grupos agitados e histéricos, que protestan vehementemente sin ofrecer alternativas viables a una forma de gobierno que -como dijo Churchill- "es el peor de todos los sistemas, a excepción de todos los demás".
Los llamados "indignados" atacan todo con espíritu puramente destructivo y demoledor.
Pero si se escudriña de cerca a esa abigarrada manada se van conociendo los verdaderos motivos que les impulsan, y también identificando ciertas "manos peludas" detrás de estos "espontáneos" supuestamente virtuosos.
Salió recientemente en New York un grupete a corear en inglés una mala traducción de la manida frase comunista: "el pueblo, unido, jamás será vencido", lanzada hace medio siglo por Fidel Castro.
La resurrección de aquel estribillo, en inglés, repetido por un grupo de gringos entre ingenuos e imbéciles, ofrece luces sobre el hilo común en tanta protesta que desgarra el orden público en la democracia.
Se trata de un patrón que se repite en países con democracias abiertas y permisivas: un abigarrado y variopinto grupo de agitadores, algunos ingenuos y otros profesionales, salen a exigirle al sistema democrático más allá de lo que racionalmente puede ofrecer, sin proponer otra cosa que una sarta de boludeces utópicas.
La democracia tiene en sus prácticas y principios intrínsecos las vías de corregir los problemas que siempre surgen a su paso. Pero lo que se busca con violentas exigencias que superan posibilidades reales es socavar la base política, por lo general con la malsana intención de abonar el terreno para peores alternativas: los "redentores" por venir.
El patrón se repite desde España, donde ante el desmadre de la tramoya socialista se mimetiza la extrema izquierda en manada de atorrantes para promover ingobernabilidad; hasta Estados Unidos, donde ante los pecados económicos se promueven salidas tumultuarias, para confundir y debilitar aquella potencia.
Frente la ola de indignantes "indignados" conviene mantener bien presente la vieja y bíblica advertencia sobre lobos en piel de cordero. Para que no sea peor el remedio que la enfermedad.
- 31 de octubre, 2006
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