Chávez es como la suegra
La relación con nuestra familia política en algunos momentos ha tenido altibajos. En la mayoría de los casos, el personaje principal del conflicto es la suegra. Algunos han corrido con suerte y se han ganado además de una esposa, una suegra maravillosa y excepcional. Otros, han encontrado solo problemas, incluso antes de casarse, y luego va en aumento cuando la suegra quiere seguir interviniendo en la vida de la nueva familia. Unos han corrido con la suerte de verla a ratos. Otros la ven con más frecuencia incluso que a la propia esposa. Con Chávez resulta igual.
Quiere lo mejor para su hija. Chávez se jacta de vivir en función del pueblo. Sus desvelos, anhelos, sacrificios, diseño de programas sociales, millares de convenios bilaterales inservibles, viajes y lujos, tienen un solo fin: su pueblo, no nuestro pueblo. Tal vez sean buenas ideas sin aterrizar, pero en la práctica son engorrosas de ejecutar, funcionar y generar rentabilidad. Además, el conglomerado chavista hace disfuncional cualquier proyecto. Lo curioso, es que él vela por su pueblo chavista, no por todo el país. No por todos los venezolanos. Incluso así no ha hecho nada.
Se Inmiscuye en problemas ajenos. El Presidente no ha perdido el tiempo para meterse en problemas que nadie lo ha invitado a participar. Desde las supuestas negociaciones de secuestrados con las FARC en tiempo de Uribe; pasando por apoyo a Ecuador ante un posible ataque a Colombia; de la intención de luchar para que no fuera derrocado Muamar Gadafi como líder de Libia frente a la OTAN, hasta el más reciente espectacular acto circense con la visita de Mahmud Ahmadineyad presidente de Irán solo para tentar al "Imperio". Si con su eficacia hubiera demostrado al menos la disminución de la pobreza y de la delincuencia, de alguna forma no tomaríamos en cuenta sus desvaríos ensayados de considerar que actualmente somos una gran potencia, y por ende poder decidir el destino de cualquier país y ser prestamistas sin garantías. Pero no es así.
Se basa en experiencias personales. Chávez es un resentido social. La gran mayoría de los venezolanos no tenemos culpa de sus experiencias personales previas a tomar el mando. Todos recordamos la anulación del cobro de peajes por un hecho que le ocurrió siendo cadete. Al igual que esa decisión personalísima, la difusión de un mensaje de odio, promoviendo la división, solo fortalece aquellos venezolanos que tienen resentimientos y son como Chávez, pero también da fortaleza y aumenta la capacidad de perdonar a quienes promueven la paz. Luego de 13 años, el Presidente sí es el responsable directo de lo que ha pasado y nos ha afectado a todos los venezolanos. Cada muerte violenta, cada niño que no puede estudiar, cada familia luchando sin tener capacidad para ahorrar porque lo devora la inflación, son responsabilidad directa de Chávez. Él pudo hacer algo bien y no quiso. El bien estaba a su alcance -como al de todos-, sin embargo, ha decidido actuar para causar mal, y se ha esmerado en dañar a Venezuela.
Nunca cambia su posición. El Presidente nunca ha dado ejemplo al hacer una genuflexión y pedir perdón. En casi un periodo de adolescente que tiene su gobierno, solo ha demostrado que prevalece en él y en su partido un orgullo producto de inmadurez y endiosamiento al creerse -y no serlo- supremo e infalible.
Independientemente de la suegra que tengamos, prefiero a ella, en lugar de los 13 años que hemos pasado como una pesadilla de alguien que quiso ser y nunca fue ejemplo de bien, sino promotor y sembrador de odio. Perdonemos, pero también salgamos a votar.
El autor es licenciado en Comunicación Social – MBA IE Business School.
- 3 de julio, 2025
- 29 de junio, 2025
- 5 de noviembre, 2010
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