Ecuador, el gran perdedor
A estas alturas del 2011, bien vale hacer un balance de lo bueno y lo malo que ha ocurrido. De cómo terminamos el año.
Y el saldo del Ecuador en el 2011 es negativo, gracias a las erráticas, prepotentes e ilegales ejecutorias del Gobierno de la revolución ciudadana.
La cereza del pastel, para cerrar con “broche de oro” este año de atropellos contra la libertad de expresión, es la confirmación de la condena a Emilio Palacio Urrutia dentro de la causa penal que le sigue el presidente Rafael Correa por un artículo de opinión.
3 años de cárcel y 30 millones de dólares por opinar, así de sencillo; ¿será que alguien aún piensa que vivimos en democracia?
Y como para que pase desapercibido, el fallo se produce a pocas horas de que termine el año, mientras todos corremos y muchos ecuatorianos prácticamente estamos desconectándonos del mundo, para celebrar en familia el fin de año.
Cerramos el año, entonces, por un lado, con el primer periodista desterrado al exilio por la revolución, separado de su familia y sin trabajo; y por el otro, con un presidente que se convierte en millonario gracias a una sentencia seriamente cuestionada, ratificada en todas las instancias por un sistema judicial que él mismo está reestructurando.
Digo que se convierte en millonario porque quien obtiene por sentencia judicial de última instancia una cuenta por cobrar de 30 millones de dólares, engrosa su activo en esa cantidad y en consecuencia, su patrimonio.
¿Qué haga con ese dinero?, ¿si lo cobra o no? Eso es harina de otro costal. Lo cierto es que, por ahora, es un nuevo millonario y por mandato judicial.
¿Y en el caso de los hermanos Pérez y Diario EL UNIVERSO, cuya audiencia final ha sido fijada para el 13 de enero de 2012?
Pues pienso que la suerte está echada. Difícilmente una Corte nombrada al apuro por la revolución ciudadana y para colmo, con un aspirante a ser reelecto por el triunvirato presidencial, se atreverá a incomodar al principio y fin de la verdad, a quien enciende y apaga la luz, parafraseando a Charly.
Si a los ataques graves contra la libertad de expresión, le sumamos la falta de independencia de la justicia, la corrupción rampante que reina en el país, la inseguridad jurídica que permanentemente agrede al buen empresario y la inseguridad y violencia que sacude a nuestra sociedad a todos los niveles, a pesar de que quienes deben responder por ello creen que es pura “percepción” de la prensa, concluiremos que el 2011 es un año para olvidar; que el 2011 es un año en el que el Ecuador ha perdido mucho; que en el 2011 los ecuatorianos hemos perdido más libertad de expresar nuestras ideas, de transitar por las calles, de ejercer acciones judiciales sin tener que perder frente al poder político o la corrupción.
Nunca he visto al Ecuador, como ahora, tan lejos del rumbo hacia una sociedad ideal.
Ojalá el nuevo año traiga equilibrio político y con ello, democracia, libertades, paz y seguridad ciudadana.
A mis lectores, bendiciones en el 2012.
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