Venezuela 2012: Cuando el futuro nos alcanzó…
CARACAS. – 2011 finaliza con un balance mixto para la economía venezolana. Por un lado, tendremos un crecimiento en torno al 4%, acompañado por una fuerte expansión del gasto público y una leve recuperación de la actividad petrolera. Por el otro lado, la inflación no cede, la inversión no acompaña al crecimiento, la restricción de divisas sigue estando presente y cierra con la plena vigencia de la Ley de Costos y Precios Justos.
Para 2012 es claro que el principal elemento dinamizador de la economía será la celebración de las elecciones presidenciales en octubre próximo. El presidente Chávez, con todo y enfermedad, busca su reelección y la fórmula es harto conocida: expandir el gasto para apuntalar la economía y generar una sensación de bienestar y bonanza que le permita ampliar la ventaja frente al candidato de oposición.
2012 no es 2006: la batalla será más intensa y en otras condiciones. Aunque el presidente Chávez puede iniciar con ventaja, la diferencia es mínima y tiene en contra un Gobierno desgastado y con problemas de gestión tras casi 13 años en el poder. La agenda radical no ayuda, así que el Ejecutivo intentará mostrar su mejor cara y ofrecer la idea clave de que un cambio será negativo y que sólo el actual Gobierno ofrece bienestar a la gente.
Por otro lado, la oposición ha avanzado bastante. No sólo contará con un candidato único, sino que además ha venido trabajando en una propuesta programática que contrasta con el modelo económico actual. En los próximos meses debe afianzar la idea de que está preparada para gobernar y que este nuevo modelo es superior al actual. El mensaje es clave.
En materia económica los principales elementos de cara a 2012 son:
• Fuerte expansión del gasto público. Esto no es ninguna novedad, pero dado que la calidad del gasto se ha deteriorado y que las elecciones serán más reñidas, la expansión del gasto puede ser muy superior a la experimentada en 2006.
• Esta mayor expansión será principalmente del gasto corriente, en detrimento del gasto de inversión. La meta es que el efecto llegue a los bolsillos de la mayor cantidad de personas, por lo que tendrá un impacto positivo en el consumo.
• El Ejecutivo incrementará las importaciones públicas, atenderá los sectores prioritarios en Cadivi e intentará darle mayor dinamismo al Sitme; para ello, contará con las emisiones de deuda.
• El mercado no oficial, a diferencia de este año, estará presionado al alza; sin embargo, insistimos que la cobertura es indispensable.
• La inflación se mantendrá en niveles en torno a 28%. La estrategia del Ejecutivo Nacional parece dirigida a contenerla, para ello el instrumento de la Ley de Costos y Precios Justos, pues en medio de una inyección de gasto como la prevista, la presión al alza está presente.
• La escasez es el elemento que exige mayor atención del gobierno en los meses por venir. Esto le da una especie de tregua al sector privado; pues si la escasez se dispara, el triunfo del gobierno puede verse comprometido.
• Los sectores que van a capitalizar este crecimiento siguen asociados a las áreas no transables de la economía, donde destaca la actividad comercial, sistema financiero y seguros, telecomunicaciones y por supuesto, construcción.
Aunque intente vender lo contrario, este Gobierno es esclavo de la opinión pública. Por consiguiente, en la medida en la que favorezca al chavismo en cuanto a popularidad, el Ejecutivo sentirá que tiene carta blanca para avanzar en su modelo. Si por el contrario, el escenario se sigue cerrando, especialmente después de febrero próximo cuando ya se tenga al candidato opositor, el Ejecutivo intentará ser más pragmático.
Para el sector privado 2012 es un año de oportunidad, de buenos negocios, pero también es un año “stand-by”, pues se está a la expectativa de lo que pueda suceder en materia electoral.
Las decisiones estratégicas que ya deben estar preparándose vendrán después de 2012. Si continúa el actual modelo económico, es claro que el papel del sector privado será limitado y se generarán serias distorsiones en la economía. Si, por el contrario, hay un cambio de modelo, el sector privado podría expandirse, a pesar de que en el corto plazo surgirían dificultades por los ajustes que tendrían que realizarse. Así, la confrontación no es presente vs pasado, es presente vs futuro.
Venezuela, que hoy luce alejada del buen momento que vive el resto de América Latina, necesita cambios institucionales donde el Gobierno promueva un marco de reglas no discriminatorias, que sean claras y sostenibles, garantice el respeto a un régimen de propiedad prudentemente regulado y procure la estabilización macroeconómica mediante inversiones complementarias en infraestructura para estimular la inversión privada. Parece mentira que después de tanto tiempo, el año próximo pueda brindarnos la oportunidad de decidir a dónde nos enrumbamos.
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