¡Con razón!: Carlos Salinas de Gortari, el gurú de los indignados
Resulta que el ex Presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari ha decidido –una vez más– reinventarse como luz y guía de las juventudes mexicanas; y si todo sale de acuerdo a lo planeado de aquí a las próximas elecciones podría beatificarse como el Santo Patrono de la Participación Ciudadana.
El martes pasado estuvo en Puebla presentando su nuevo libro "¿Qué hacer? La Alternativa Ciudadana", invitado por la Universidad de las Américas en el marco de su serie de Conferencias "Celebridades Otoño 2011".
En un auditoría abarrotado por estudiantes que durante el sexenio de Salinas aún no tenían edad de comer si escupir la papilla, y un sonriente Luis Ernesto Derbez -sí, el Panista que fungió como Secretario de Economía y Secretario de Relaciones Exteriores, en los tiempos del 'presidente con botas', alías Vicente Fox–, el ex mandatario reveló un gran misterio a la audiencia:
"Urge que la sociedad mexicana esté informada para que adquieran una postura crítica que les permita convertirse en actores de cambio en estos tiempos de transformación y renovación política".
También puso en la mesa los grandes enigmas de la realidad mexicana:
Pobreza y Soberanía: dos grandes agravios que recorren y lastiman profundamente a México.
Existen en México aproximadamente 50 millones de mexicanos en situación de pobreza..
Cualquier persona que haya [sobre]vivido las elecciones de 1988, sin el tradicional coco-wash priísta, pudo haber asumido que el Presidente padece Alzheimer en su etapa terminal o que tras ser secuestrado por alienígenas, fue sometido a una lobotomía y a un tratamiento con altas dosis de testosterona, porque para venir a decirnos a los mexicanos lo que vino a decir y con esa frescura y además ponerlo por escrito, se necesitan muchos…pero muchos…jeringazos de testosterona.
Una de los momentos que más me pasmó, sobre todo por el nivel de cinismo, fue cuando respondiendo a una pregunta de uno de los estudiantes, Salinas aseguró que "La privatización de la Banca era una de las decisiones que más habían perjudicado a nuestro país".
Carlos Salinas pareció olvidar durante este rendevous con los poblanos, que entre 1990 y 1991 privatizó 28 de los bancos que habían sido nacionalizados durante la histeria colectiva de 1982. Por cierto uno de estos bancos fue el encargado de asesorar a su hermano Raúl para esconder casi 200 millones de dólares en bancos suizos, franceses, británicos y canadienses.
Si bien es cierto que cuando Salinas de Gortari tomó la presidencia de México, tras la caída del sistema, quema de boletas y aseguramiento de casillas por parte del ejército mexicano, el país tenía una deuda de 98 mil millones de dólares.
Había que sacar dinero de algún lado, pagar préstamos y echar a andar la economía nacional. Eso era imperativo y urgente, todos estamos de acuerdo. Entonces Salinas, que siempre fue un cuate muy aguzado –por eso fue secretario particular de Miguel de la Madrid, y éste a través del ordenamiento del dedazo lo impulsó hasta la Presidencia–, armó una estrategia de privatización para deshacerse de 300 paraestatales que eran manejadas ineficazmente por una administración corrupta y añeja, y que mes tras mes solo traían pérdidas y dolores de cabeza al erario público.
El problema es que estas paraestatales fueron puestas en manos de un pequeño círculo de empresarios cercanos a la familia Salinas y que desde entonces, año tras año los llevamos hasta las páginas de Forbes con nuestros pesos y pasotismo,––¿ya recuerdan cómo nos subieron salvajemente las tarifas del teléfono tres meses después de que Slim "ganará" la licitación de Telmex?
Es decir que los bienes de la nación pasaron de los capos del PRI a los capos de la iniciativa privada. Y si no me creen, denle una buscada en internet al tema de la comida secreta de los 30 millonarios de a 25 millones de dólares, para encontrar los datos de los favorecidos por las privatizaciones Salinistas.
Más de una revista incluyó en su portada la imagen triunfante de Carlos Salinas, con este encabezado en letras de oro: "El Mejor Presidente en la historia de México". Y los mexicanos nos lo creímos porque lo decían los medios y porque con el Tratado de Libre Comercio "ya no íbamos a necesitar visa para ir al otro lado", a cambio de la invasión de payasos vende hamburguesas que se aproximaba. No obstante el número de pobres en nuestro país superaba los 40 millones y de éstos, 18 millones vivían en pobreza extrema, De eso…nadie hablaba.
Pero de repente algo pasó en el sexenio de Salinas, y la realidad mexicana se internó en una dimensión fantástica donde los personajes de la política interactuaban con figuras sacadas de algún manual de seres inconcebibles, charlatanas de la nigromancia y la adivinación, y fenómenos sobrenaturales diversos como la generación espontánea de cráneos de diputados en la Finca El Encanto.
En enero de 1994 el levantamiento zapatista en Chiapas ponía a raya al gobierno y a sus televisoras, mientras en algún lugar del país se fraguaba un plan para asesinar a Luis Donaldo Colosio. En Marzo el candidato del PRI a la presidencia fue sacrificado en Lomas Taurinas, y entre el caos de pistas, averiguaciones y teorías de conspiración, nos quedamos con uno de los dos grandes enigmas del sexenio Salinista: ¿Quién ordenó matar a Colosio y porqué?; el segundo enigma es el asesinato de Francisco Ruiz Massieu (28 de septiembre de 1994), cuñado del ex Presidente.
Y ¿cómo olvidar el "error de diciembre"? Ese algoritmo incomprensible entre "lo que dijo Salinas haber entregado y lo que entendió Zedillo haber recibido y que le costó al país la peor crisis económica desde la revolución Mexicana. La economía se hundió un 7%, que eso en términos prácticos para los mexicanos significó irse a dormir con 10 pesos en la cartera y despertar con cinco; más millones de desempleados en los meses siguientes al desengaño navideño.
Hay otro gran tema que no se escapa de la memoria a quien aún la conservamos: en su momento al hermano incómodo de Salinas se le acusó no solamente de ser el bróker del Presidente y cobrar un 10% de todos los negocios amarrados al gobierno; sino también de supuestos nexos con el jefe del Cartel del Golfo, Juan García Abrego ––detenido el 14 de enero de 1996 y entregado a Estados Unidos por la administración de Ernesto Zedillo.
El asunto de Raúl Salinas de Gortari, presentó "evidencias físicas" de lo que los mexicanos ––tristemente–– habíamos aceptado como algo irremediable: que todos los Presidentes y sus familias desde la Revolución Mexicana, terminan el sexenio obscenamente ricos. Y que el combustible que hace mover la maquinaria política y económica de este país es la corrupción. El caso de Raúl Salinas expuso cómo se entreteje la alquimia que produce millonarios en este país.
Para quien no recuerde el tema, a Raúl Salinas se le encontraron cuentas en Suiza, Inglaterra, Francia y Canadá que en conjunto acumularon más de 180 millones de dólares. La defensa de Raúl Salinas utilizó testimonios de algunos amigos millonarios que aseguraron haber entregado los millones (unos hasta 50 millones) de buena fe a Raulito, para que iniciará un fondo de inversión.
Cuestión harto increíble porqué además de no haber contrato ni recibos de por medio, cualquiera de esos empresarios podría haber manejado mucho mejor que Salinas un fondo de inversión, ¿porqué poner en manos inexpertas un capital millonario?
El ex Presidente Miguel de La Madrid dio una respuesta muy simple a esto, en la polémica entrevista que concedió en mayo de 2009 a la periodista Carmen Aristegui:
"El dinero de suiza era del narco. Los empresarios reconocieron el dinero por complicidad, para llevarse una tajada".
En esa misma entrevista, el ex mandatario mexicano acusó además a Carlos Salinas de "robar, corromper y permitir a sus hermanos Raúl y Enrique que se involucraran con el narcotráfico". Afirmó que la fortuna de Carlos Salinas de Gortari tiene dos orígenes: la partida secreta [que se robó] y los porcentajes de las licitaciones que gestionó su hermano Raúl.
Comentó a la periodista sentirse muy decepcionado de Salinas, de su inmoralidad y aceptó haberse equivocado al apoyar a su otrora secretario particular como su sucesor.
Me da la impresión de que Carlos Salinas de Gortari asume su pasado como un simple chisme de peluquería y su apuesta es muy simple: hay que conquistar a la generación que en el 2012 votará por primera vez. Jóvenes que no han tenido tiempo de asimilar que el valor absoluto del PRI y su razón de ser ha sido el PODER, no el bienestar de los ciudadanos ni el desarrollo del país, y que en 80 años de historia nos ha demostrado que en el savoir faire Priista, la memoria también es corruptible.
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