La burocracia griega, un monstruo casi imposible de domar
ATENAS. – Los asombrosos relatos de derroche y de abuso de poder de los burócratas griegos son legión, incluyendo funcionarios que contratan a sus esposas o que entregan facturas de 38.000 dólares por las cortinas de su oficina.
La fuerza laboral del Parlamento griego es tan numerosa, según una investigación local, que algunos empleados ni siquiera se molestan en ir a trabajar porque no hay suficiente lugar para sentarse.
Pero mientras Europa busca cualquier signo esperanzador que revele que Grecia está en camino de reformarse, cunden las preocupaciones por su estabilidad y su voluntad de recortar su nómina de pagos, un elemento crucial para controlar los gastos y conseguir financiamiento internacional.
Esta semana, la resolución del gobierno está siendo puesta a prueba una vez más. Los dos sindicatos más importantes de Grecia, que aglutinan a diversos gremios, convocaron a una masiva huelga general por 48 horas y varias medidas fundamentales de austeridad están siendo sometidas a votación en el Parlamento, incluyendo una que recortaría 30.000 empleos del sector público.
Algunos expertos creen que Grecia podría lograr un considerable ahorro por medio de la reducción de su burocracia, que emplea a uno de cada cinco trabajadores del país, y que, según algunas estimaciones, podría ser recortada hasta un tercio de su actual volumen sin afectar materialmente los servicios que presta. Pero aunque los salarios se han reducido, el gobierno aún no ha implementado ningún despido.
La razón fundamental es una de las mismas por las que Grecia se metió en problemas desde el principio: el gobierno es, en muchos aspectos, un ejército de designaciones clientelistas que se construyó durante décadas. Cuando se aproximan las elecciones, los trabajadores estatales se convierten en trabajadores de las campañas, y su alcance e influencia son enormes. Son tantos que en casi todas las familias hay uno.
Todo esto deja en una situación complicada al primer ministro socialista, Giorgios Papandreu, y a cualquier otro líder griego: hay pocas ventajas en recortar los empleos precisamente cuando el gobierno más necesita apoyo para las impopulares medidas destinadas a recortar el presupuesto. "Estas reformas tienen un costo político -dijo el economista griego Nickolaos G. Travlos-. Estos trabajadores son líderes de opinión en sus comunidades. Y están muy ocupados acusando al gobierno, especialmente a un gobierno socialista que supuestamente debe protegerlos."
También están bien organizados. El mes pasado, cuando los auditores de la Troika -el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea- llegaron al Ministerio de Finanzas, los trabajadores les bloquearon la entrada.
En cuatro días de tensas negociaciones, los auditores se esforzaron intensamente por recortar la burocracia. Sin embargo, el plan de recortar 30.000 empleos es más que modesto. Esos empleos representan apenas alrededor del 4% de la fuerza laboral y afectarían mayormente a personas próximas a la jubilación.
El gobierno tiene alrededor de 700.000 empleados y 80.000 más que trabajan para empresas en manos del gobierno, como la empresa de energía. Según dicen los expertos, hace 30 años el sector público era un tercio de la dimensión actual.
Aun cuando el nuevo plan sea aprobado, seguramente enfrentará cuestionamientos legales. La Constitución griega concede a sus empleados públicos un puesto vitalicio, una situación que posiblemente explique la actitud indiferente de los burócratas con respecto a cumplir con sus obligaciones o de poner en práctica métodos más eficientes.
Algunos ministerios todavía tienen empleados cuya única función es anotar a mano en un registro la llegada de documentos. "Es increíble. Es lo único que hacen, a pesar de que estamos en la era del correo electrónico."
Pero implementar medidas contra los empleados del sector público puede ser costoso, señalan los expertos. Por ejemplo, muchos sospechan que los recaudadores de impuestos, vitales para respaldar los esfuerzos gubernamentales destinados a recaudar más dinero, han estado trabajando a reglamento. Los recaudadores, que como todos los servidores públicos fueron golpeados por el recorte de salario, hicieron menos auditorías este año que el año pasado.
El líder del sindicato de recaudadores de impuestos, Yiannis Grivas, dijo que los problemas se debían a la incorporación de un nuevo sistema informático. Pero Grivas no vaciló en advertir que habría trabajo a reglamento y más huelgas si se producían despidos: "Si lo hacen, habrá repercusiones. Siempre hay que tener en cuenta el elemento humano".
Traducción de Mirta Rosenberg
- 16 de junio, 2012
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