Explicando a Chávez
Pese a sus limitaciones y gracias a su sentido del espectáculo, en poco más de una década Chávez se ha convertido en una figura internacional cuyo nombre es tan conocido como el de un cantante famoso. El único político hispanoamericano vivo que le supera en notoriedad es Fidel Castro, personaje a quien trata de imitar a diario y a quien obedece ciegamente. Ambos comparten muchas cosas, en particular la yanqui-fobia a nivel enfermizo y un histrionismo que con frecuencia llega a ser bufonada.
Chávez no se puede explicar sin Fidel. De no existir el barbudo no hubiera florecido nuestro “Supremo”. Son personajes simbióticos que se retroalimentan continuamente, aun en medio de sus enfermedades. No es fácil un análisis de personalidades tan desconcertantes. Sobre el tema se han escrito muchos libros sin que se haya producido una explicación satisfactoria para todos.
Tuve la oportunidad de trabajar con Chávez cuando él era oficial subalterno. Al recibir yo la dirección de la Academia Militar en 1984, uno de los oficiales que sentaba plaza allí era el capitán Hugo Chávez Frías. El larguirucho oficial no era particularmente destacado, salvo algunos destellos en el campo de beisbol y su actuación como cantante y bailarín en ingenuos actos culturales. Pronto empecé a recibir información de sus actividades conspirativas. Dado que se trataba de un delito que debía ser sancionado por medio del Código de Justicia Militar y no una falta punible a través del Reglamento de Castigos Disciplinarios, decidí solicitar que se le abriera una investigación sumarial. Solicité su retiro de la Academia pasándolo a la orden del Ejército. Este contacto me llevó desde entonces a mantener un interés especial en sus correrías. En este transcurso he recopilado abundante material y he entrevistado a muchas personas que lo conocen bien.
Dado que con frecuencia me preguntan sobre ese tema que he venido estudiando, decidí escribir un libro. En la medida que fui conociendo mejor al personaje y viendo lo que era capaz de hacer y las alturas que ha alcanzado en términos políticos, me convencí que el sujeto de mi libro no era Chávez el individuo, sino la dupla Fidel-Chávez, donde Hugo juega el papel de Don Sancho, el escudero del Quijote. Para dejar clara esta relación imbricada y compleja establecí un hilo conductor que conecta estas vidas procelosas que no son paralelas sino complementarias. No pretendo escribir una biografía, ni hacer una análisis político o sicológico. Mi libro conecta una serie de hechos usando técnicas de Inteligencia Militar para armar el rompecabezas de la relación Fidel-Chávez. Aun sigo revisando información e investigando.
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