Honduras: Del Shalom al Salam con Lobo
El Heraldo, Tegucigalpa
La noticia que llegó desde Perú, a través de las agencias internacionales, en el sentido que Honduras apoyaba la creación de un Estado palestino en la ONU, se transformó rápidamente en el reconocimiento de un Estado, "libre soberano e independiente", como reza la leyenda del escudo de Honduras.
Honduras ha mantenido una relación histórica y cercana con el pueblo y gobierno de Israel, nación que la ha asistido en los momentos más difíciles. Pero quizá para el presidente Lobo, el acompañamiento de Israel durante la crisis política o su deseo de complacencia a los países de la Alba son los criterios determinantes en su decisión.
La reacción de la inmensa mayoría de la población en apoyo a Israel obligó a Lobo a asegurar que la decisión final se tomaría en el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), cuya presidencia pro témpore ostenta El Salvador, desde donde se aclaró que la temática no estaba en la agenda, exhibiendo el artificio.
Nicaragua y Costa Rica han manifestado el reconocimiento de un Estado palestino hace mucho tiempo, a pesar de lo cual Lobo aseguraba que la decisión sería regional. Al estar en libertad cada país de tomar una decisión soberana, El Salvador se sumó al reconocimiento y al día siguiente, en una clara estrategia mediática, Honduras.
Las declaraciones de Lobo y el comunicado de la Cancillería evidencian la manipulación de los argumentos. Proclama "su adhesión al diálogo" entre el Estado de Israel y la Autoridad Palestina, mientras se reconoce un Estado que busca su definición en la próxima asamblea general de la ONU.
La Autoridad Palestina ha desarrollado una agresiva carrera diplomática para lograr el reconocimiento internacional. Estados Unidos, que posee poder de veto la ONU, y la Unión Europea, apoyan el proceso de negociación, cuyo éxito está estrechamente ligado con la definición de las fronteras.
El presidente Lobo ha convertido en ley el hecho de dar a conocer decisiones trascendentales para Honduras cuando se encuentra en el exterior. Aunque la Constitución le otorga la potestad de dirigir las relaciones internacionales, se sobreentiende que debe estar enmarcada en el interés nacional, no en el particular y antojadizo.
Carente de un proceso de toma de decisiones, la política exterior se convierte en ilegítima cuando no cuenta con el apoyo de la población. Diferentes sectores creyeron en la reconsideración de Lobo y que la buena fe habría prevalecido en la reunión con el embajador de Israel, pero se trataba de percepción equivocada. La decisión estaba tomada.
La política exterior debe basarse en valores permanentes, no en canjeables, debe ser estructurada, no incongruente y errática. En el acontecer internacional, El Salvador y Costa Rica se han pronunciado sobre la actualidad Libia. Las autoridades de Honduras han guardado silencio, en esta ocasión, no asumen una posición ante esa situación inequívoca.
El pueblo y gobierno de Israel han apoyado a través de más de 60 años a Honduras, el presidente Lobo en lugar de fortalecer las relaciones, las cuestiona. En un escenario en el cual la negociación es sinónimo de estabilidad, y la imposición lo es de conflicto, Honduras pasó del Shalom al Salam con Lobo.
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