Mundial de Brasil: obras retrasadas desatan un festival de sobreprecios
Las necesarias obras de infraestructura y remodelación de cara al Mundial de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016 son un caldo de cultivo para la corrupción en muchas de las esferas institucionales de Brasil. A menos de tres años la primera de las citas, las inversiones millonarias atraen negocios sucios y ello entorpece el correcto desarrollo de la ambiciosa promesa del gigante sudamericano.
Por caso, son alrededor de 2.000 los empleados destinados a la reconstrucción del estadio Maracaná, en Río de Janeiro, pero apenas un puñado de ellos se dedica a las labores. Lo que debería ser un ir y venir de vigas, maquinarias y camiones, hoy es un campo desolado, cubierto de escombros, producto de la demolición en septiembre del año pasado. Este panorama se repite en las otras once sedes de la copa. El estadio de San Pablo, que aspira a inaugurar el torneo, comenzó a edificarse recién en julio, por lo que se descuenta que no estará listo para la Copa Confederaciones, con fecha en 2013.
Ante los importantes retrasos, la revista Veja ensayó una respuesta. Muchos de los contratados saben que como la Copa será prioridad en 2014, “en las vísperas del evento el Gobierno invertirá más dinero para los proyectos que estén inconclusos”, afirmó el medio. La revista evaluó que “también saben que las inversiones de emergencia salen más caras para las arcas públicas”. Su presagio ya se cumple: el costo del estadio paulista subió de u$s 313 millones a u$s 500, mientras que el de Río pasó de u$s 597 millones a u$s 625.
El oportunismo de las empresas no es el único inconveniente que ha sacudido al Gobierno de Dilma Rousseff. Varios de los miembros de su gabinete, y hasta el propio Ejército, están siendo investigados por corrupción. “Los preparativos para el Mundial recién comienzan y los casos de funcionarios implicados se multiplican. A no ser que haya un control excesivo de los gastos y el desarrollo de las remodelaciones, el Gobierno vivirá los próximos tres años como una pesadilla”, afirmó a Ámbito Financiero el politólogo Paulo Carvalho, profesor de la carrera de Ciencias Políticas de la Universidad de San Pablo.
La última de las denuncias cayó contra el Ministerio de Turismo. Federico Silva, número dos de la cartera y miembro del Partido de Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), fue detenido junto con otros 37 funcionarios por el desvío de más de u$s 3.000 millones. De acuerdo con la Justicia, el Ministerio le pagó al Ibrasi, un instituto público de infraestructura, para dictar cursos de capacitación a profesionales de turismo que nunca se realizaron.
“Queda claro que las acciones son reiteradas, estamos seguros de que la proximidad del Mundial de Fútbol y de las Olimpiadas, con una fuerte repercusión en el área de turismo, podría resultar en la potenciación de estas estafas”, escribió el juez federal Anselmo Gonçalves da Silva al ordenar la prisión preventiva de los inculpados. En total, el Ministerio analiza invertir alrededor de u$s 130 millones y capacitar a 230 mil personas para recibir a los turistas en 2014 y 2016.
Al igual que los estadios, los aeropuertos también son foco de alarma, ya que la mayoría de las terminales están al borde del colapso y sus instalaciones son precarias para el movimiento que suponen las citas deportivas. Pero a pesar de los u$s 3.000 millones destinados a tal fin, las obras están prácticamente estancadas.
Ante la pregunta del porqué de las demoras, otra investigación periodística desnudó parte del entramado. Según adelantó el diario Folha de San Pablo, la construcción del Aeropuerto Internacional de Natal, capital de Río Grande del Norte, está bajo sospecha de desvíos de dinero público. De acuerdo con el periódico, la Policía Federal inició tres procesos administrativos para investigar si el Ejército, encargado por la estructura básica de la obra, le pagó a una empresa privada por trabajos que fueron realizados por los uniformados.
Esta nueva terminal aérea está catalogada por el Gobierno como un aeropuerto modelo que tendrá un rol clave para evitar un colapso aéreo durante el torneo mundial. El polémico caso llegó a tocar las puertas del jefe del Ejército, Enzo Martins Peri.
La FIFA, que hasta el momento se había mantenido al margen, comenzó a manifestar su preocupación. El presidente de la organización, Joseph Blatter, afirmó que “si se hace una comparación entre Sudáfrica y Brasil tres años antes del Mundial, Brasil está detrás de Sudáfrica. No debería decirse pero es un hecho”, indicó. “Si siguen trabajando así, cuando tengamos la Copa de las Confederaciones, un año antes del Mundial, no habrá partidos en Río y Sao Paulo,” añadió. “Brasil debe acelerar los preparativos para el Mundial. Me gustaría decirles a mis compañeros brasileños sobre el campeonato de 2014 que es mañana, no pasado mañana. Confiamos en la buena fe de ellos, pero las cosas no avanzan de manera muy rápida”, advirtió Blatter.
Inmediatamente Rousseff salió al cruce de estas declaraciones y afirmó “nosotros, juntamente con los gobernadores y alcaldes de las ciudades, estamos tomando todas las medidas. Los estadios tienen que estar listos hasta diciembre de 2013. Hay algunos que están algo más demorados pero, según la última evaluación, todos estarán listos”, destacó. Pero el pronóstico más acertado parece tenerlo Romario, actual diputado y miembro del equipo que ganó el campeonato de 1994: “Sólo Jesús puede hacer que Brasil haga la mejor Copa del Mundo. Si él baja en los próximos tres años, ahí será posible”.
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